Compartimos nota del Movimiento de Mujeres de Santiago del Estero.
Liliana Herrera murió como consecuencia de un aborto clandestino en Santiago del Estero.
Lo sabemos. Su familia nos lo contó.
Nos abrazamos interminablemente con sus padres y hermanos en el paraje Las Lomitas en la ciudad de Loreto. En su casita de adobe y paja, con piso de tierra fueron relatando los últimos momentos de “Isa” la más pequeña de sus 6 hijos. En realidad 5 desde hace unos años, cuando Mirna de 31 años también murió por aborto clandestino.
Liliana ocultó este embarazo, como lo hizo otras veces. Sus motivos nadie los sabe, o se anima a contarlos. Ahora todo es dolor, miedo, vergüenza. Culpa de traer otra boca que alimentar en medio de la pobreza y las muchas necesidades, de una familia que subsiste de sus animalitos, de alguna “changuita”.
El viernes 3 de agosto Liliana estuvo en el cumpleaños de su papá Mariano. Ya no estaba bien. Le dolía la cabeza, la espalda. A las 8 de la noche envió un audio a su sobrina Melina, hija de Mirna, su hermana que murió a los 31 años por un aborto clandestino, dejando 4 hijos. Le dijo a Melina sollozando que se sentía muy mal, que le enviara una ambulancia, que le cuidara sus hijitas y a su mamá Graciela. Melina fue al hospital de Loreto y rogó al médico de guardia que enviara una ambulancia a casa de Liliana. El médico le respondió que no podía porque si en el acto político que el partido gobernante estaba haciendo en Loreto alguien se accidentaba él iba a tener problemas. Melina le dijo que Liliana podía morir y él le respondió “lo lamento mucho”.
Desesperada Melina y su familia pidieron ayuda a un vecino que la acercó a Liliana al hospital de Loreto donde constatando la gravedad del caso la derivaron al Hospital Regional donde entró a las 11 de la noche.
Allí se pudo reconstruir después que Liliana sentada en una silla de ruedas gritaba de dolor mientras de sus entrañas un olor putrefacto invadía la sala del Hospital. Sin embargo, recién el sábado por la mañana le extrajeron el feto muerto.
Las horas que la hicieron esperar tenían por fin aleccionarla. Que el dolor lacerante de la infección que se esparcía por su cuerpo fuera castigo suficiente para pagar el pecado de no querer ser madre.
Para cuando la sometieron a una histerectomía la infección estaba en todos sus órganos.
Sabemos que se fue en medio del dolor, encomendando les cuiden a sus hijitas y a su “mamá”.
También sabemos que su muerte era evitable. Que el Estado es responsable y que no debe encubrir la única verdad, que es que si el Aborto fuera Legal, Liliana estaría viva.
Movimiento de Mujeres Santiago del Estero