Después de una semana de movilizaciones masivas y noches de enfrentamientos con la policía en todo Estados Unidos, con centro en las grandes ciudades como Nueva York, Washington y Los Ángeles, el presidente Trump volvió a amenazar con movilizar al Ejército si los gobernadores no reprimían las protestas: “Si los gobernadores no resuelven el problema, yo lo haré por ellos. Como presidente voy a imponer ley y orden”.
Muchos estados son gobernados por el Partido Demócrata, opositor a Trump, y habían rechazado el envío de tropas. En Washington, capital de EEUU, por orden del presidente se desplegaron 1.600 soldados y un helicóptero de combate hizo vuelo rasante sobre los manifestantes frente a la Casa Blanca. Después de recibir el repudio de la mayoría del arco político por esa “demostración de fuerza” y las acusaciones a Trump de intentar prohibir el derecho constitucional a manifestarse. El ministro de Defensa tuvo que aclarar que el envío de tropas al resto del país era un “último recurso” (invocando una ley anti insurreccional del año 1807) y por el momento no lo estaban considerando, contradiciendo a Trump. Se generaron divisiones y un “estado deliberativo” en las fuerzas armadas (donde el 40% de los miembros efectivos son negros) alertando sobre el peligro de provocar una guerra civil.
La violencia policial contra los negros tiene una larga historia en EEUU y en los estados del Sur la policía como institución surgió para controlar las fugas de los esclavos. Además de los negros y latinos, se volcaron a las calles decenas de miles de jóvenes blancos, en especial en las grandes ciudades, junto con el personal de salud como enfermeras y médicos que están en la primera línea contra el coronavirus y desafiaron el “toque de queda” para unirse a las protestas. En ciudades donde se realizaron manifestaciones pacíficas, hubo policías blancos que se arrodillaron pidiendo disculpas, ofreciendo su mano o un abrazo a los manifestantes negros y también policías negros chocando sus puños con jóvenes negros en señal de apoyo.
Después de más de una semana de protestas la Justicia agravó las acusaciones contra el policía que apretó su rodilla contra la nuca de Floyd mientras escuchaba “No puedo respirar” y procesó a otros 3 policías que aparecían en el video que se hizo viral como partícipes necesarios del asesinato. En muchos estados se presentaron proyectos para endurecer las penas contra policías que cometan delitos de racismo.
Innumerables artistas y figuras públicas se expresaron a favor de las manifestaciones y repudiaron el asesinato de George Floyd, entre ellos muchos jugadores negros estrellas de la NBA, la liga nacional de básquet. Uno de ellos publicó una carta: “Parece que se ha abierto la temporada de caza de negros. Sí, las protestas a menudo se usan como una excusa para que algunos se aprovechen. No quiero ver tiendas saqueadas ni edificios incendiados. Pero los afroamericanos han estado viviendo en un edificio en llamas durante muchos años, ahogándose con el humo a medida que las llamas ardían cada vez más cerca. El racismo en Estados Unidos es como el polvo en el aire. Parece invisible, incluso si te estás asfixiando, hasta que dejas entrar el sol. Entonces ves que está en todas partes. Mientras dejemos entrar la luz, tendremos la posibilidad de limpiarlo. Pero tenemos que estar atentos, porque siempre está en el aire”.
En el funeral de George Floyd, llevado a cabo en Minneapolis, se anunció una marcha nacional en Washington para el 28 de agosto contra la violencia policial. Se tomó esta fecha por el 28 de agosto de 1963, cuando más de 200 mil personas reclamaron “empleo, justicia y paz” encabezados entre otros por Martin Luther King. Al año siguiente se aprobó la Ley de Derechos Civiles”. El anuncio se hizo con la presencia de los nietos de Luther King.
El sábado 6 y el domingo 7 se repitieron masivas movilizaciones en muchas ciudades de Estados Unidos, como en su capital Washington. Además, hubo marchas en protesta contra el racismo en casi todas las capitales europeas.
Hoy N° 1818 10/06/2020