Este juicio es parte de la llamada Megacausa de Campo de Mayo. En esta audiencia presentaron su testimonio, entre otros, la hija de Sofía Cardozo que fuera secuestrada el 3 de noviembre de 1977 con su madre y luego abandonada en casa de un vecino, y el compañero de Sofía.
Este juicio es parte de la llamada Megacausa de Campo de Mayo. En esta audiencia presentaron su testimonio, entre otros, la hija de Sofía Cardozo que fuera secuestrada el 3 de noviembre de 1977 con su madre y luego abandonada en casa de un vecino, y el compañero de Sofía.
Sofía Cardozo, recordamos, era una obrera de Lozadur, que fue parte del contingente que estuvo al frente de una gran lucha en la fábrica a mediados de 1977. En Lozadur trabajaban casi mil personas, en su mayoría mujeres. Sofía era compañera del Partido Comunista Revolucionario. Entre fines de octubre y comienzos de noviembre de 1977 fueron secuestrados 13 obreros y obreras ceramistas, de los cuales 11 continúan desaparecidos. Sofía fue una de ellas.
Esos secuestros fueron parte de la brutal represión fascista desplegada en la zona y en el país, como se pudo escuchar en los conmovedores testimonios de los familiares de los secuestrados.
En este juicio, como los otros que se están realizando, son el resultado de décadas de lucha popular, y que continúa contra la impunidad de ayer y de hoy. Están siendo juzgados el general Omar Riveros, el ex presidente Reynaldo Bignone, Luis Sadi Pepa y Eugenio Guañabens Perello.
El Partido Comunista Revolucionario y la Corriente Clasista y Combativa de la Zona Norte del GBA acompañaron a los familiares en la audiencia, renovando su compromiso para que sean castigados todos los genocidas, por todos los compañeros secuestrados.
Un testimonio valioso
En el testimonio prestado en noviembre de 2013 por la querida compañera Kika, quien no pudo llegar al juicio falleciendo meses antes, queda claro la magnitud de la lucha de Lozadur, cuando 920 obreros “(salimos) al playón de la fábrica para reclamar entre todos nuestro pedido. La respuesta… fue la concurrencia y la intimación de oficiales del ejército con pelotones… Como nosotros persistíamos con el quite de colaboración, y con las salidas al patio en la hora de descanso, y al convertirse esta lucha reivindicativa en una lucha contra la dictadura, y repercutir en la zona norte, el 18 de octubre de 1977, el Ejército –según manifestó la empresa- cerró la puerta de la fábrica”.
En otro de los párrafos de esta valiosa declaración testimonial, tras describir cómo “dos camiones del ejército” fueron a buscarla a la casa, de la que se había ido Kika dos días antes, cuenta cómo fue la lucha por encontrar a los ceramistas secuestrados: “A partir de los secuestros, familiares y compañeros de trabajo, emprendimos una larga lucha por encontrar a nuestros compañeros secuestrados…: denuncia ante la Comisión Intereamericana de Derechos Humanos, entre los días 6 y 13 de septiembre de 1979, ante el cardenal Samoré. Creo que todos tienen presentados habeas corpus también; concurrencia a Asociación Madres de Plaza de Mayo. Al año de los secuestros se organizó una misa en la capilla San Cayetano… El ejército ocupó la capilla un día antes impidiendo la actividad”.
Estos extractos muestran cómo la lucha por justicia por los secuestros y por castigo a los culpables ha sido incansable, y fue protagonizada por familiares y compañeros que con gran valentía enfrentaron primero la represión fascista, luego la pretensión del olvido, y también la impunidad de ayer y de hoy que impulsa el gobierno kirchnerista y el conjunto del bloque dominante al negarse a abrir los archivos de la dictadura, y a los juicios por campo de concentración.
Nuevas audiencias
Este juicio, que se realiza en los Tribunales de San Martín, seguirá con una nueva audiencia testimonial, y los alegatos están previstos para el martes 9 de septiembre.
