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12 de November de 2014

El 9 de noviembre se cumplieron 25 años de la caída del Muro de Berlín, en 1989. Las potencias imperialistas tratan, una vez más, de tergiversar la historia del fin de la división entre las dos Alemanias, la Oriental y la Occidental. 

La caída del Muro de Berlín

9 de noviembre de 1989-2014

La primera mentira es ocultar que el Muro fue construido en 1961 –12 años después de la constitución de la República Democrática Alemana (RDA) en 1949–, es decir, tras la restauración del capitalismo en la URSS y su conversión en una potencia socialimperialista.

La primera mentira es ocultar que el Muro fue construido en 1961 –12 años después de la constitución de la República Democrática Alemana (RDA) en 1949–, es decir, tras la restauración del capitalismo en la URSS y su conversión en una potencia socialimperialista.
Sobre la caída del Muro, reproducimos algunos párrafos del artículo publicado en nuestro semanario, el 29 de noviembre de 1989:
“En este contexto, el factor decisivo ha sido el combate popular. La juventud y el pueblo germanooriental habían comenzado a ganar las calles de las principales ciudades y centenares de miles de berlineses orientales se movilizaron en estas nuevas jornadas históricas de noviembre, forzando la decisión del nuevo gobierno de abrir el muro.
“‘Donde hay opresión, hay rebelión’: esta tesis científica del marxismo-leninismo-maoísmo, que sintetiza la experiencia histórica de las sociedades divididas en clases y, en particular, de la sociedad capitalista, vuelve a verificarse en la caída del muro de Berlín.
“Las clases dominantes, tanto del Oeste como del Este, pretenden presentar ese muro –levantado en agosto de 1961, ya en épocas de Jruschov- como una lacra del comunismo, en especial de lo que denominan ‘stalinismo’. Los hechos ‘omitidos’ por los medios de difusión para contrabandear la desinformación son tan simbólicos como el propio muro: en marzo de 1961, en el 22º Congreso del Partido ‘Comunista’ Soviético, Jruschov había redoblado sus viles ataques contra Stalin y ordenó retirar sus restos del mausoleo de la Plaza Roja.
“Tampoco se recuerda que, luego de dirigir a los comunistas y al pueblo soviéticos a la histórica victoria sobre el nazismo, Stalin dijo en 1945, a los pocos días del triunfo: los Hitler vienen y van, pero el pueblo alemán queda. Alemania no era sólo su bárbara burguesía imperialista, sino también su proletariado y su pueblo. Había sido la cuna de gigantes revolucionarios de la talla de Marx y Engels y de destacados líderes como Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo, Carlos Liebnecht y Ernesto Thaelmann.
“Hasta su muerte en 1953, Stalin planteó la unidad alemana sobre la base de la neutralidad militar. El imperialismo yanqui y sus aliados británicos y franceses, violando los acuerdos de 1945 y en connivencia con la resurgida burguesía monopolista alemana, consumaron entretanto la creación de la República Federal Alemana y su integración a la Organización del Atlántico Norte.
“Los crímenes del nazismo no justificaban ni justifican que se impusiera la división de la nación alemana. Después de la muerte de Stalin, al degenerar en socialimperialista, la URSS cambió de posición (al igual que la dirigencia germanooriental) y pasó a sustentar también la tesis imperialista de la irreversibilidad de los dos estados alemanes.
“La caída del muro de Berlín, por una parte, grafica la crisis del capitalismo restaurado hace ya 32 años en la URSS. Por otra parte, simboliza que –al igual que su rival imperialista yanqui- el socialimperialismo ruso es un gigante de pies de barro. 
“Las masas imponen algunas libertades democráticas y exigen el desmantelamiento del monstruoso apartado represivo socialfascista de tiempos de Brezhnev. Y muchos manifiestan cantando La Internacional, el glorioso himno de los obreros de todos los países.”