A inicios de 1926, en el mes de febrero, se profundiza la división del movimiento obrero argentino, y surge una nueva central sindical, la Confederación Obrera Argentina (COA). En ese momento estaban los sindicatos adheridos a la FORA anarquista (en retroceso), la Unión Sindical Argentina (USA), hegemonizada por un sector que en su origen había sido el sindicalismo revolucionario, también denominados anarco-sindicalistas, y muchos sindicatos “autónomos”, entre ellos los poderosos sindicatos ferroviarios, los municipales porteños, y otros.
Se venía de grandes disputas internas en la USA, cuya dirección tuvo un rol muy controvertido en una gran lucha contra una ley de jubilaciones que quiso imponer el gobierno radical. Además, la USA se desangraba por los tironeos de las distintas corrientes políticas, en particular entre los socialistas y los comunistas, que comenzaban a tener peso en gremios de la Capital Federal. Hemos contado cómo la USA gastaba días enteros de sus congresos discutiendo si admitía o no a dirigentes gremiales que eran a la vez legisladores, particularmente del Partido Socialista.
El congreso constitutivo de la Confederación Obrera Argentina se realizó entre el 27 y el 28 de febrero de 1926. Entre los gremios presentes se encontraba la Confraternidad Ferroviaria (Unión Ferroviaria y La Fraternidad, en cuyo local se hizo el congreso), la Unión Obreros Municipales. Unión Obreros Sastres, Cortadores, Costureras y Anexos, Unión Obreros Curtidores, entre otros.
La nueva central sindical, que pasa a ser la principal gracias a los 80 mil afiliados a los gremios ferroviarios, se da una Declaración de Principios que plantea que “el actual régimen social capitalista, fundado en la propiedad privada de los medios de producción y cambio, es para las clases trabajadoras una permanente causa de explotación, injusticia y miseria…”. Que “la evolución de la sociedad capitalista puede ser acelerada por la clase trabajadora, por medio de su organización”. Que “los antagonismos existentes en la sociedad capitalista obligan al proletariado a organizarse para defender sus intereses de clase y preparar su emancipación, creando un nuevo régimen social fundado en la propiedad colectiva de los medios de producción y cambio”. La COA llamaba “sin excluir ningún medio eficaz de lucha… a la clase trabajadora a organizarse en el terreno sindical para conquistar, desde luego mejores condiciones de trabajo y remuneración, hacerse respetar por la clase patronal. Y bregar por la completa emancipación del pueblo productor”.
Hoy N° 1759 20/03/2019
