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02 de October de 2010

La crisis económica acrecienta los factores de guerra

Hoy 1208 / El dolar se debilita y la hegemonia yanqui esta cuestionada por otras potencias

El mundo capitalista marcha hacia una nueva gran crisis económica, de la que la crisis financiera internacional gatillada por la crisis hipotecaria norteamericana es su primer síntoma. Esta crisis golpeará con fuerza a los trabajadores y todos los pueblos y naciones oprimidas del mundo, hará que los capitalistas aumenten la explotación de los obreros y que las potencias imperialistas agudicen la expoliación de los países dependientes y, a su vez, hará que aumente la disputa entre los monopolios y las potencias imperialistas por el control de los recursos naturales y de los mercados.
La actual crisis financiera internacional, con el correlato de un mayor debilitamiento del dólar como moneda patrón en el mercado mundial capitalista, augura una crisis económica profunda y prolongada, que acelerará todos los factores de guerra propios del imperialismo, que ya estamos viviendo. El imperialismo lleva la guerra, como la nube la lluvia. Los monopolios y las potencias imperialistas penetran en todos los países del mundo, y se interpenetran, para controlar los recursos naturales y los mercados. El imperialismo es la dominación de unas pocas naciones sobre las demás naciones y pueblos del mundo. Los pueblos y las naciones oprimidas se rebelan, el imperialismo recurre a la guerra para preservar su dominio. Los monopolios capitalistas y sus burguesías imperialistas disputan entre sí para apoderarse de los recursos naturales y de los mercados, llegan a acuerdos para repartírselos entre ellos, pero esos acuerdos se rompen permanentemente, porque el crecimiento de unos choca contra el crecimiento de los otros, y como todo el mundo ya está repartido entre ellos, las peleas por el rereparto llevan continuamente a guerras parciales o limitadas como las que estamos sufriendo hoy en día, pero que en las condiciones de una gran crisis, como fue la de la década de 1930, pueden llevar a una nueva guerra mundial.

Una crisis de hegemonía
Tras la crisis y el debilitamiento del dólar lo que hace crisis es la hegemonía del imperialismo norteamericano en el mercado mundial capitalista, hoy cuestionada por otras potencias económicas, en distinto grado y medida, como Rusia, China, Japón y los países rectores de la Unión Europea, en particular Alemania y Francia. También crece el cuestionamiento a la hegemonía económica estadounidense en muchos de los países dependientes, sea por las fuerzas económicas que aspiran a una mayor independencia, como por la penetración o incidencia de las otras potencias rivales en disputa por controlar sus riquezas y mercados. Todo esto con el trasfondo del empantanamiento y derrota militar que están sufriendo los angloyanquis en su guerra contra Irak, por la heroica guerra de resistencia de los pueblos de esa nación, a lo que se suma la resistencia armada en Afganistán, Palestina y otras naciones de esa extensa región que llega hasta Chechenia, aquí contra el opresor ruso.
Los imperialistas norteamericanos tratan de preservar su dominio sobre las riquezas naturales y los mercados apelando a las guerras abiertas o encubiertas. Lo mismo hacen las otras potencias imperialistas que le disputan esos espacios, de una manera más solapada alentando guerras fratricidas, como se observa particularmente en Africa, pero también en algunos casos de Asia, América Latina e incluso Europa Oriental, o tratando de instrumentar a su favor la creciente resistencia de los pueblos y naciones oprimidas contra la prepotencia del imperialismo norteamericano. También los imperialistas yanquis bordean el riesgo de que las otras potencias imperialistas recurran abiertamente a “la fuerza bruta” en su disputa por las riquezas naturales y los mercados.

Crece la revolución
La crisis económica exacerbará la voracidad de todos los imperialistas, por lo que la perspectiva es una nueva gran guerra por un nuevo reparto del mundo entre las principales potencias imperialistas. Pero también aumentará la resistencia de los trabajadores y los pueblos contra la explotación capitalista y la expoliación imperialista, por lo que se desarrollarán nuevas guerras liberadoras de los pueblos contra los opresores y contra toda dominación imperialista. Los trabajadores y los pueblos y naciones oprimidas pueden aprovechar a favor de su lucha liberadora las disputas entre las potencias imperialistas, siempre que conserven su independencia y estén precavidos en no ser usados por ninguna de ellas.
O la revolución frena la guerra, o la guerra traerá la revolución. El movimiento por la paz mundial debe unirse a la lucha revolucionaria de los pueblos para enfrentar la crisis y eliminar de la faz de la tierra toda explotación y opresión que están en la raíz de todas las guerras.
Mientras exista el capitalismo habrá crisis y mientras exista el imperialismo habrá guerras. Solo la guerra por acabar con toda explotación y opresión podrá terminar con las guerras que promueven los imperialistas en afán de dominar los pueblos y países oprimidos y en su lucha entre ellos por apropiarse de los recursos naturales y rerepartirse los mercados.
La paz universal solo podrá lograrse cuando la guerra revolucionaria de los pueblos termine con el imperialismo, terminando así con las guerras entre las distintas potencias imperialistas y con todas las guerras.