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22 de March de 2016

El llamado “efecto Brasil” viene provocando eliminación de turnos, suspensiones rotativas y retiros voluntarios en la industria automotriz argentina. Con la crisis del sector, los problemas se agudizan en las autopartistas y las metalúrgicas en general.

La crisis en automotores

Crecen las suspensiones y despidos en las terminales, autopartistas y metalúrgicas

La noticia la semana pasada fue Volkswagen. La imperialista alemana buscará eliminar un turno de 1.200 operarios en su fábrica de Pacheco, provincia de Buenos Aires. Pero no es la única con problemas: Ford, General Motors y Fiat ya impulsaron planes de reducción de personal por la menor demanda desde el país vecino.

La noticia la semana pasada fue Volkswagen. La imperialista alemana buscará eliminar un turno de 1.200 operarios en su fábrica de Pacheco, provincia de Buenos Aires. Pero no es la única con problemas: Ford, General Motors y Fiat ya impulsaron planes de reducción de personal por la menor demanda desde el país vecino.
El mismo viernes, el Ministerio de Producción presentó una nueva lista de más de 80 posiciones que, a partir de ahora, deberán tramitar una licencia no automática para importar. Entre otras, apareció una resolución que hará más lento el ingreso de “autos con capacidad de transporte igual a 10 personas”.
Pese a esa limitada protección, Volkswagen continúa con su decisión de eliminar uno de sus tres turnos de producción en su planta de Pacheco. En cada turno hay unos 1.200 trabajadores. Ha comenzado abriendo retiros voluntarios, a los que espera se sumen unos 1.000 trabajadores, tras meses de suspensiones rotativas en esa planta. En cuanto a su planta cordobesa de autopartes, vienen desde febrero las suspensiones. Se trata de unos 120 operarios que fabrican las cajas de velocidad MDQ200.
En la imperialista norteamericana Ford, que fabrica el Focus y la Ranger también en Pacheco, unas 200 personas tomaron retiros voluntarios el año pasado, y el proceso sigue abierto con suspensiones algunos días en los que algunos turnos no se hacen. Han planteado al Smata que “la producción está bajando mucho y hay más gente de la que hace falta”. Allí trabajan 3.900 empleados en total. En la imperialista norteamericana no sólo golpea la crisis brasileña, sino también la pérdida de competitividad frente a México, donde venden su pickup.
En cuanto a la imperialista norteamericana General Motors, en Rosario, provincia de Santa Fe, a fines del año pasado ajustó su personal con 240 retiros voluntarios. En la empresa afirman que en la actualidad hay sólo “algún retiro puntual”, pero advierten que es muy difícil anticipar qué va a pasar de acá a fin de año.
A su vez, en febrero FCA (Fiat) suspendió a 200 trabajadores en su fábrica de Ferreyra, provincia de Córdoba, por la falta de pedidos del Siena y el Palio desde San Pablo, Brasil. La imperialista italiana exporta el 60% de su producción a ese destino. Hubo además 500 retiros.
 
Autopartistas, las más perjudicadas 
No sólo las once terminales imperialistas radicadas en el país sufren el cimbronazo que significa el derrumbe económico y político en Brasil. Los autopartistas, el corazón de la industria, también vienen sintiendo con fuerza la falta de demanda del exterior y la caída de producción local.
La semana pasada el Gobierno anunció que apoyará un proyecto de Oscar Romero (diputado del Frente Renovador, que proviene del sindicato de los mecánicos) para incentivar la integración en el sector automotor, que apenas llega al 30 por ciento, según los datos que maneja la Secretaría de Industria que conduce Martín Etchegoyen (Techint).
Según la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES), en 2015 la industria de autopartes continuó exhibiendo un marco recesivo, ya que las ventas se contrajeron un 11,1% en valores, acorde con el experimentado por las terminales. Las ventas al exterior se redujeron en 25,5% con respecto a 2014, por lo que alcanzaron a los US$ 1678 millones y “mantienen la tendencia negativa que acarrean desde 2012”. En tanto, las importaciones sufrieron una caída más leve, de 4%, cuyo total alcanzó a US$ 10.047 millones destinados a ingresar autopartes al país.
El diario El Cronista publicó que en lo que va del año, tres autopartistas ya cerraron sus plantas en Santa Fe: las empresas Punch Automotive, Ar Zinc (de la imperialista suiza Glencore) y Paraná Metal (de Cristóbal López). También se señalan las suspensiones y despidos incluso en grandes metalúrgicas, ejemplificado en el anunciado cierre de Acindar para las últimas dos semanas de abril y los más de mil despidos en contratistas de Siderar y Techint (“Roca desoye a Macri”, en politicaonline.com).