Noticias

16 de April de 2014

Conversamos con Carlos, un obrero metalúrgico de una fábrica de la Zona Sur del Gran Buenos Aires, quien nos contaba sobre la situación de los trabajadores del sector bajo las condiciones laborales del actual gobierno.

“La critican hasta los que la votaron”

Charla con un obrero metalúrgico

Carlos trabaja hace varios años en la línea de producción de una metalúrgica multinacional que fabrica cañerías para gas y petróleo.
Explica que normalmente trabaja entre ocho y nueve horas por día pero que “hay semanas que se trabaja muchas más horas, si hay alguna demanda específica”.

Carlos trabaja hace varios años en la línea de producción de una metalúrgica multinacional que fabrica cañerías para gas y petróleo.
Explica que normalmente trabaja entre ocho y nueve horas por día pero que “hay semanas que se trabaja muchas más horas, si hay alguna demanda específica”.
Cuenta que su trabajo en particular es biselar caños y explica: “es el rebaje que se le hace a los caños para que el soldador pueda unirlos”. Carlos agrega que normalmente entra a las seis de la mañana: “trabajamos hasta las dos o las tres de la tarde. Después tenemos media hora de descanso en el medio. Tenemos comedores en las líneas de producción”.
Le preguntamos específicamente cómo son las condiciones en la fábrica a lo que responde que todo el tiempo “hay mucho ruido, por lo tanto tenemos que usar protección. Hay muchos vapores porque las máquinas de corte tienen lubricación y un poco de calor a partir de la soldadura de los caños.” Y al referirse a los accidentes de trabajo comenta que allí se toman muchas medidas de seguridad, aunque “uno de los problemas es la sordera, y dependiendo de qué puestos, aparecen también problemas lumbares, de columna por el esfuerzo que hacen”.
 
Reducen puestos en las líneas de producción
Al consultarle sobre cómo hace un joven para entrar a la fábrica responde: “En estos momentos no está ingresando gente a la fábrica porque hace dos años que viene un plan de suspensión. Van reduciendo el personal con la gente mayor: a medida que se acercan a la edad de jubilación, que le faltan dos o tres años, los van llamando, los van preparando. Van viendo si les conviene retirarse, pero no hay reemplazo. Por lo tanto, no toman gente hace rato. Fueron reduciendo los puestos en algunas líneas. No es que implementaron una gran tecnología con máquinas modernas, todo lo contrario, implementaron algún método casero, fabricándolo en la misma empresa. Los  cambios  tecnológicos han sido reciclar, poner parches y herramientas nuevas, pero se trabaja con máquinas antiguas”.
Avanzando en la conversación, Carlos explica que antes la empresa exportaba cañería pero que ahora sólo trabajan con clientes locales como YPF, obras públicas. Pero al no hacerse gasoductos, está todo parado, no se invierte, no se vende cañería.
 
Las suspensiones y sus consecuencias en la salud
“Preocupación entre los trabajadores hay, lo que pasa es que al ser una empresa multinacional, no hay problemas de salario. Aunque estemos en suspensión, se paga el 85% del sueldo, te afecta en el medio aguinaldo dependiendo de la cantidad de semanas de suspensión. Antes eran más rotativas las suspensiones, ahora no tanto; además, a algunos los castigan bastante, capaz se pasan un mes en la casa o más. Cobrar cobran, una quincena más o menos, pero después en el aguinaldo o las vacaciones, se nota lo que ha estado suspendido. El sindicato facilita las suspensiones, y no ha habido forma de torcerle el brazo. La empresa con el sindicato trabajan asociados.
“A la gente no le gusta mucho estar en la casa. Lo que es la parte médica, la gente toma pastillas, consume antidepresivos. Hemos visto gente no tan grande que toma, que les agarra el bajón, siente que están mucho tiempo en la casa. Antes, las suspensiones eran por tres meses como máximo y se rotaba: una semana o dos en tu casa y volvías a trabajar. Ahora hay gente que se pasa un mes en la casa si no es más y ahí caen en el bajón. Hay gente que no le afecta tanto porque capaz tiene alguna salida, por ejemplo los soldadores, alguna reja que hacer o un taller de la casa, ahí se despejan pero los que no, les hace mal estar parados. Muchos de los que están adentro de la fábrica también están medicados: la fábrica además da la medicación para la presión o los psicofármacos…”
Antes había soldadores… 
hoy flexibilizados
Carlos cuenta que uno de los cambios dentro de la empresa es la desaparición del puesto de soldador, como expresión de la flexibilización reinante: “Antes había soldadores. Por ejemplo en man- tenimiento había un soldador, ahora ya no hay, entonces el mecánico que sabe soldar cobra un plus por hacer ese laburo… O directamente al trabajador le hacen hacer un curso de soldador. Entonces hora sos completo: sos mecánico, soldador… o proveedor externo que le vende como monotributista a la empresa algún trabajo. Porque no es que echaron a los soldadores sino que se fueron haciendo mayores, jubilándose y no tomaron más, eliminaron el sector. Es parte de la flexibilización: el mecánico que es soldador, que es cortador, cañista”.
 
Cómo afecta la inflación y el impuesto a las ganancias
Cuenta Carlos: “La inflación nos castigó a todos. Nosotros no cobramos sólo el básico sino que tenemos premios dentro de la empresa (premio de producción, de la empresa, presentismo, título, la calificación de categoría), entonces nos vemos afectados también por el Impuesto a las Ganancias. Por eso cuando nos dan un aumento es en parte, porque el resto se lo come el Impuesto a las Ganancias.
Al preguntarle cómo se percibe la imagen de la presidenta, Carlos cuenta: “Hay de todo. Es muy variado. La gran mayoría está en contra. Buena parte no la ha votado. Todos la critican, incluso los que la votaron. Le critican principalmente el impuesto a las ganancias. Hay bronca, pero no sé si llega a odio. Porque muchos te plantean que no hay otra salida, no hay otras propuestas. No ven otra propuesta viable”. “Por eso hay que ir con el PTP con todo”, enfatiza.
 
Cómo fue el aguante al paro docente
“Hay mucha aceptación, tengo compañeros que sus compañeras, sus parejas, son docentes. Y el que no, también, porque mandan a sus hijos a la escuela pública, conocen las razones. Son conscientes de lo que es mandar a los chicos a la escuela pública. Hay apoyo. Lo que marca es el cambio de la situación económica”.