No podemos hablar de la cultura y de nuestras disciplinas desvinculadas de nuestro momento, de nuestra actualidad y de nuestra historia más reciente. Actualidad que no entenderemos si no tenemos presente el quiebre y el cambio que se evidenció en la crisis del 2001, tras los modelos socialdemócratas de los ‘80, surgidos después de la dictadura y el neoliberalismo de los años ‘90, tanto en el plano general de lo cultural y de las producciones en particular.
Esta crisis puso de manifiesto las políticas dependientes y extranjerizantes de los ‘90 y se luchó por un cambio en el terreno social y político esencialmente. Crisis que afectó principalmente a las instituciones del Estado.
Se expresó una práctica y una concepción de la cultura de amplios sectores, oponiéndose en lucha y resistencia, a las concepciones de los ‘90 (individualismo, fin de las ideologías, fin de la historia, poder del mercado, etc.), definidas como posmodernismo. Surgieron luego nuevas teorías como las “del socialismo del siglo 21” en el presente.
Emergieron nucleamientos que no se dieron solamente en la crítica política sino también en propuestas culturales, estéticas, y éticas. Esta práctica activa de la renovación, amplitud y profundidad de este proceso, condujo a la confluencia de amplios sectores con los artistas, intelectuales y trabajadores de la cultura encontrándose en sus necesidades: “La crisis y el movimiento cultural” (revista La Marea Núm. 31).
Los espacios comenzaron a surgir y fortalecerse en el ámbito social y cultural creciendo así una corriente de producciones artísticas y de intelectuales que van en paralelo con otras; como las producciones para el mercado, dando lugar a las industrias culturales, vinculando la cultura con el turismo como interés del fenómeno económico. En este momento, con un nuevo relato “la revolución de la alegría”, estamos asistiendo al avance del neoliberalismo con Mauricio Macri. Utilizando ajustes, represión, despidos; período parecido al de fines de los ‘90 con la Alianza del gobierno de De La Rúa.
Macri y la cultura
En su asunción en diciembre de 2016, demostró cuáles iban a ser sus intenciones en el campo cultural. Sus primeras medidas fueron cientos de despidos en los organismos estatales como en la Biblioteca Nacional, generando el vaciamiento en áreas tanto educativas como de comunicación, en la difusión de actividades en los museos y centros culturales.
El 9 de Julio, en el acto oficial del Bicentenario de nuestra independencia, fue invitado especial el rey de España. Luego se presentó el proyecto de una ley de Mecenazgo, para que empresas privadas financien los proyectos artísticos.
Actualmente, con la excusa de la lucha contra la corrupción, embistió contra la industria cinematográfica Incaa. La quita de presupuesto para los programas de coros y orquestas juveniles. El ataque sistemático a la ciencia, con despidos en el INTI y en el Conicet, avanzando contra las organizaciones de pueblos originarios, persiguiéndolas y desconociendo la existencia de su cultura.
Hoy, los espacios culturales que hacíamos referencia anteriormente, que se fortalecieron en el transcurso de más de diez años en el ámbito social y cultural, desde el autosostenimiento o autogestión, (ya que tampoco se le destinaba presupuesto por parte del gobierno K), fueron reafirmándose en una corriente de producciones artísticas y de intelectuales independientes. Hoy, son clausurados y/o asfixiados por los tarifazos, la falta de presupuesto y subsidios.
Sumando a nivel local, que el gobierno de la provincia de Santa Fe niega una política de subsidio y destina un presupuesto de más de 14 millones de pesos a la conformación de industrias culturales. Aspiran a fortalecer el desarrollo de espacios oficiales con actividades gratuitas, ofreciendo contratos de servicios a los trabajadores culturales, para sostener dichos espacios. Asfixiando también a los espacios independientes, autosostenidos o autogestionados por grupos de artistas, trabajadores de la cultura, estudiantes, etnias, etc. Por todo esto, se comenzó a planificar actividades tratando de llevar el problema de la emergencia en la cultura, hacia afuera de los espacios. Tratando, desde la más amplia unidad con diferentes corrientes, organizaciones y grupos, para fortalecernos en la soberanía cultural, la participación popular y dar una batalla contra el ajuste, la dependencia y la represión.
Ya estamos dando pasos con sectores políticos e independientes para realizar el 19 una mesa debate en TV litoral y el 24 un festival en la Plaza 25 de Mayo, hacia una iniciativa nacional el 18 de junio.
Escribe Stella Cipriani, licenciada y artista en artes visuales
Hoy N° 1718 23/07/2018