La Cumbre de las Américas comenzó mal para EEUU. Luis Almagro, secretario general de la OEA, fue increpado por un joven al terminar una conferencia junto al secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, sobre libertad de prensa, democracia y derechos humanos en América.
Un joven le gritó por haber promovido el golpe de estado de 2019 en Bolivia contra Evo Morales. También lo señaló como responsable de la masacre de 26 personas en las protestas contra la destitución y por el asesinato de un periodista argentino muerto en La Paz mientras cubría la crisis. También llamó a Almagro “títere de EEUU”. Esto se viralizó inmediatamente.
Esta fue la primera de una serie de dificultades para EEUU en la cumbre.
López Obrador, presidente de México, decidió no asistir y mandar a su canciller por las exclusiones de Cuba, Venezuela y Nicaragua, diciendo que hay que iniciar un nuevo orden geopolítico en la región. Honduras, Guatemala y Bolivia también mandaron a sus cancilleres.
El presidente argentino Alberto Fernández dijo que “se ha utilizado a la OEA como un gendarme que facilitó un golpe de estado en Bolivia”. Criticó fuertemente las exclusiones, así como la política de bloqueos implementada históricamente. También el “endeudamiento insostenible” que otorgó el FMI al gobierno de Macri. Finalmente Fernández se dio vuelta para mostrar que en el mapa de las Américas no estaban las Islas Malvinas, ratificando nuestro reclamo.
En el otro extremo, el presidente de Estados Unidos Joe Biden le dio al presidente de Brasil Bolsonaro la reunión bilateral pedida para garantizar su presencia en la cumbre. Bolsonaro aprovechó el viaje y la foto para fortalecer su imagen en Brasil en medio de la pelea con Lula, favorito para las elecciones presidenciales de este año.
Pero la tensión entre Biden y Bolsonaro no cedió. Sus asesores habían dejado claro que Biden tocaría dos temas espinosos: la protección ambiental, principalmente en el Amazonas y las elecciones. Bolsonaro, siguiendo a Trump, ha cuestionado el sistema electoral brasileño. Biden insistiría en “elecciones democráticas, abiertas, libres, justas y transparentes”. Bolsonaro hizo su discurso público para su audiencia brasileña y efectivamente cuestionó el sistema de votación, como lo hiciera Trump antes de su derrota electoral.
Pero el principal problema para Biden es que no puede ofrecer inversiones millonarias directas como lo hace China, y como lo hizo EEUU durante el gobierno de Clinton. Veintidós países de América Latina y el Caribe ya se han sumado a la “Ruta de la Seda” impulsada por Pekín. Esas inversiones son un modo de intervención y opresión por parte de una gran potencia sobre los países dependientes. Basta como ejemplo la propuesta de la construcción de Atucha 3, llave en mano por los chinos, desplazando el conocimiento y la independencia de nuestro país en Atucha 1 y 2. En cambio, hoy Biden solo puede ofrecer que los monopolios norteamericanos, si les conviene, hagan alguna inversión en la zona.
En el cierre de la Cumbre, durante un almuerzo “reservado” con algunos de los presidentes, Biden advirtió: “Tengo información clasificada que no puedo contar, pero el riesgo de una Tercera Guerra Mundial es muy grande. Las consecuencias son inimaginables. Ninguno de los que está acá se puede imaginar la consecuencia de esta guerra”.
Nuestro continente y nuestro país no están ajenos a este peligro, por lo que tenemos que redoblar nuestra pelea contra la injerencia imperialista, como parte de la lucha contra una guerra mundial interimperialista.
Hoy N° 1917 15/06/2022