El modelo económico que CFK quiere profundizar con un nuevo mandato, se asienta en una estructura tributaria diseñada por Menem y Cavallo, que el kirchnerismo ha defendido a capa y espada junto al repago infame de la deuda externa, el saqueo de los fondos de la Anses y del PAMI, el incumplimiento de los ajustes de las jubilaciones, la negativa del pago del 82% y la conformación de una monumental deuda interna mediante el incremento de los pasivos del Banco Central y del Banco Nación.
El modelo económico que CFK quiere profundizar con un nuevo mandato, se asienta en una estructura tributaria diseñada por Menem y Cavallo, que el kirchnerismo ha defendido a capa y espada junto al repago infame de la deuda externa, el saqueo de los fondos de la Anses y del PAMI, el incumplimiento de los ajustes de las jubilaciones, la negativa del pago del 82% y la conformación de una monumental deuda interna mediante el incremento de los pasivos del Banco Central y del Banco Nación.
Según un estudio del economista Raúl Cuello, en la carga tributaria global que deviene de la política económica implementada por Néstor y Cristina Kirchner, los asalariados aportan entre un 47 y un 51% de su ingreso bruto. Esto surge de la sumatoria de los impuestos al trabajo, al IVA y a los impuestos provinciales y municipales que recaen sobre el ingreso de cada trabajador.
Considerada a nivel nacional consolidado (impuestos, seguridad social y aduaneros), la recaudación tributaria se compone de:
Aportes y Contribuciones
sobre el trabajo | 30,6% |
IVA | 26,4% |
Ganancias | 18,3% |
Retenciones a las Exportaciones |
8,9% |
Cuentas Corrientes Bancarias |
6,0% |
Combustibles | 3,0% |
Internos | 2,2% |
Bienes Personales | 1,0% |
Resto | 3,6 |
La recaudación del impuesto inmobiliario que es un impuesto clave para la distribución del ingreso y el desarrollo de cualquier economía y en especial en economías donde la tierra es el primer y el principal “monopolio” y muestra de injusticia económica, devela la concentración de la tierra, en donde cientos de miles y millones de hectáreas se encuentran en pocas manos de terratenientes locales y extranjeros (la mayoría “amigos y protegidos” del gobierno nacional y sus “aliados” provinciales). Ello, porque el impuesto inmobiliario rinde en la estructura tributaria argentina, sólo el 0,03% del PBI. De una simple comparación estadística surge que, dentro del proceso de concentración y depredación de la tierra, ha crecido particularmente en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, la apropiación y extranjerización de las tierras fiscales.
En este marco, fácil es deducir la injusticia distributiva y la regresividad de la estructura tributaria del “modelo kirchnerista” que derrama con el crecimiento a “tasas chinas”, una concentración económica en manos locales y extranjeras aún mayor que la “heredada” del menemismo por Néstor y Cristina Kirchner.