Los Blanco Villegas eran una familia de terratenientes ganaderos, tradicional, pero no de gran fortuna. Cuando Franco se divorcia de Alicia en 1978, le tuvo que dar la mitad de la fortuna que ya había acumulado. Las empresas las pasó a manejar el hermano de Alicia, Jorge, quien ya venía participando de los negocios con su cuñado, entre ellos el vaciamiento del BIRP (Banco de Italia y Río de la Plata) y los acuerdos de exportación de ganado a los países árabes durante el tercer gobierno de Perón.
El diario La Nación saca perfiles precisos de estas familias oligárquicas en sus necrológicas: “… fue sepultado en el Cementerio de La Recoleta Jorge Blanco Villegas, ex presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA)… desarrolló una de sus principales actividades como dueño de Philco, fabricante de electrodomésticos con instalaciones en tierra del fuego, presidente del Banco Comercial y de UAM, concesionario de Fiat y un productor agropecuario innovador… Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Auto, lo definió como un hombre importante en todos los sectores… Otros de los que se acercaron fueron Miguel Acevedo, presidente de la UIA y Luciano Miguens, de la Rural, y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, que llevó el féretro por su doble condición de sobrino y amigo…”.
Claro que para un terrateniente argentino, herederos ideológicos de aquellos que viajaban a Europa con su vaca lechera en el transatlántico y se consideraban pares de la realeza europea, un terrateniente de Calabria era visto casi como un pobre diablo. Jorge Blanco Villegas diría en público que ellos son gente de campo, gente de honor, que no estaban acostumbrados a pagar coimas y ese tipo de negociaciones con el Estado, dejando a entender que eso era tema de su cuñado.
Sin embargo en octubre de 2001 Julio Nudler, cuestionando la honorabilidad de su desempeño al frente de UIA y de la relación con su cuñado, socio de Philco, lo vinculó con el derrumbe del Banco Comercial de Tandil y el lavado de dinero. Villegas demandó al periodista. Pero la justicia falló en su contra, señalando en el fallo que: “aparecía en los informes de la Comisión Legislativa de Antilavado conforme los datos aportados por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica…”.
La crianza de Mauricio
Mauricio creció en Tandil por impulso de su madre. Su infancia fue la de un niño bien, en la Argentina de los años sesenta. Aburrido en la estancia, partía en bicicleta al centro de la ciudad, rumbo a la casona de los Blanco Villegas. Su abuelo materno había fallecido, Alicia se casó a los 15 años, su abuela Argentina Cinque, de fuerte carácter, despertó en Mauricio un afecto grande y tuvo gran influencia en su formación.
Luego Mauricio “cayó” en la escuela privada Cardenal Newman, y fue por origen de padre y de madre. No fue a ese colegio sólo por ser hijo de una Blanco Villegas. En el Colegio Massimo de Roma, al que fue su padre Franco, concurrían los hijos de la nobleza italiana como Cristiano Rattazzi. Había contradicciones por el origen de ambas familias, la crianza de Mauricio en Tandil fue bien distinta a la de Franco, pupilo en una escuela semimilitar de Calabria. Pero fue por el origen de ambos padres que fue a esa escuela y como lo cargaban por “tanito”, hizo barra con otros “tanitos” como los Caputo.
