1. Las insurrecciones árabes
1. Las insurrecciones árabes
Las insurrecciones de los pueblos árabes están barriendo a regímenes reaccionarios que, por décadas, los oprimieron y sometieron a sus países a la dependencia imperialista. También, han barrido las ilusiones de esas burguesías imperialistas, de descargar su crisis sobre los pueblos árabes, para lo que confiaban en “la estabilidad” de esos gobiernos reaccionarios y sometidos. El terremoto árabe se contagia de uno a otro país, desde Marruecos a Irak, porque son pueblos que están unidos por el mismo sentimiento antiyanqui y antiimperialista, y por la misma lucha contra la opresión de las fuerzas sometidas al imperialismo. Algunas de esas fuerzas nacieron arrodilladas. Khadafy, que expresó en su momento reclamos nacionales, en medio de una brutal corrupción se entregó a los grandes negocios con las petroleras imperialistas occidentales, se abrazó con el socialimperialismo ruso, y le abrió la puerta al imperialismo chino.
En la Argentina se oculta la extraordinaria participación de la clase obrera y sus lazos de unidad con la juventud, en la insurrección egipcia. Tapan la participación del campesinado en Túnez y en Libia. Hablan poco de las fracturas militares en los ejércitos de esos países.
El proceso revolucionario que protagonizan los pueblos árabes provocará cambios profundos en el mundo. En un faro que ilumina el camino de los oprimidos. Sus insurrecciones han destrozado la hipocresía de las potencias imperialistas que durante décadas chuparon la sangre de esas naciones. El heroísmo de los obreros, campesinos, la juventud, las mujeres, y los militares que se han sumado a la rebelión, demuestra que a los imperialistas y las oligarquías que se le someten no le será fácil salir de la crisis cargándola sobre sus trabajadores y los pueblos y naciones oprimidos. Más explotación, más opresión, más guerras, es el camino de los imperialistas; más rebelión, más libertad, más independencia, es el camino de los pueblos.
2. Las pulseadas para la lucha
Cristina Kirchner recorrió los países árabes que hoy combaten por su libertad e independencia: Túnez, Libia, Egipto… Hizo negocios y elogió a los gobiernos que esos pueblos han volteado o luchan por voltear. ¡Qué tiene de “progresista” y de “nacional y popular”, silenciar los genocidios de Ben Alí, Mubarak o Khadafy!
Este gobierno K le ha entregado, casi gratis, la minería a monopolios chinos, ingleses, etc. (por eso Cristina K vetó la ley de glaciares y ahora no reglamenta la nueva que se aprobó). Los Kirchner fueron parte de la entrega del petróleo a los españoles, y ahora a los chinos (asociados con los rusos) que se han adueñado del mayor yacimiento del país, de refinerías y estaciones de servicio. Y cada vez importamos más gasoil y más gas. Un puñado de monopolios imperialistas manejan a su antojo el comercio de granos; otros tantos manejan la industria automotriz con el 80% de autopartes importadas.
La inflación desbocada castiga al pueblo. Un millón de chicos, de 12 a 17 años deben trabajar para que sus familias sobrevivan. En 3 de cada 10 hogares pobres hay menores que deben salir a trabajar para comer, y 2.300.000 jóvenes de 16 a 29 años están sin trabajo. Cientos de miles de familias, corridas por los grandes pooles y grandes terratenientes sojeros de su trabajo, su quinta o su chacra, necesitan terrenos y viviendas, y tierras. Esto ocurre acá, en la Argentina.
Hay, por delante, tres grandes pulseadas.
La del movimiento obrero. En las paritarias, en las jubilaciones y los planes sociales. El gobierno fracasó en su intento de imponer topes por la lucha de los petroleros, los aceiteros y demás trabajadores de los puertos. También, anuló la ley del 82% móvil a los jubilados, pero debió ceder algunas mejoras. Además, trata de usar los planes sociales para su manejo electoral. Pero hay condiciones para pelear y ganar.
La pulseada de los docentes y trabajadores estatales, junto a los estudiantes y el pueblo. Por sus salarios, y por presupuestos en salud y educación. Una vez más, la dirección pro K de Ctera arregló con el gobierno, empujando el aislamiento de las luchas en cinco provincias.
La del movimiento campesino. El Parlamento de originarios ha reunido junto a los qom de La Primavera, a numerosas comunidades denunciando la impunidad de los crímenes de Roberto López y otros aborígenes, y por la tierra que les urge para vivir y trabajar. Y hay luchas de los chacareros contra el robo de sus cosechas por los monopolios cerealeros y el Estado.
3. La táctica electoral K
El gobierno K ajustó su táctica electoral, en la que se juega a la reelección de la presidenta en la primera vuelta, el 23 de octubre. Busca plebiscitar la figura de Cristina Kirchner, con un discurso de centroizquierda, por encima del PJ, ocultando a los aliados impresentables, o tomando distancia de ellos como acaban de hacer con Pedraza, con quién compartían negocios ferroviarios. Si esta táctica tuviera éxito, harían una reforma constitucional que habilite a Cristina K para un tercer mandato.
En los forcejeos entre la presidenta y la gobernación bonaerense, el “cristinismo” trata de acorralar a Scioli, embistiendo contra su ministro de Seguridad, tras lo que se esconde una puja por “la bonaerense” y sus negocios. Por ahora, Scioli resiste, y le daría cierta satisfacción a los intendentes del Gran Buenos Aires, modificando la ley de “internas” para trabar el ingreso de listas minoritarias en las boletas oficiales del PJ.
Para la táctica electoral K, es clave que la presidenta, además de la candidatura de Scioli a gobernador, lleve también la de Sabatella, en Buenos Aires: tratan de copar el centroizquierda. Es curioso. Sabatella, en el 2009, fue candidato contra Néstor Kirchner, sacó el 5% y contribuyó, de hecho, a la derrota del ex presidente. Como fuerza, el partido de Sabatella es uno de los del Banco Credicoop; banco que fue, en la dictadura, un apoyo clave de los genocidas Videla y Viola.
Las fuerzas de la oposición burguesa, tan divididas como los sectores a los que están vinculados, tienden a “fiscalizar” al gobierno desde propuestas de centroderecha sobre la seguridad: mano más dura; y un formalismo democrático que nunca cumplieron cuando fueron gobierno.Clarín y La Nación son sus fogoneros.
4. La campaña política y el frente
Las luchas por salarios y las paritarias van ganando terreno en la escena política. La convocatoria de la CTA, por esos y otros reclamos, para el 3 de marzo, es una gran iniciativa en la que pueden confluir todos los afluentes del movimiento obrero, desde sus propios puntos de lucha.
El parlamente originario, de Formosa, levanta las banderas contra la impunidad y por la tierra. Hay luchas de sectores campesinos, y se vienen las del estudiantado con el inicio de las clases.
Están en marcha los preparativos para el 8 de Marzo, día internacional de la mujer trabajadora, el 24 de marzo en el 35 aniversario del golpe de Estado y la dictadura genocida, y el 2 de abril a 29 años de la histórica recuperación de Malvinas.
El PCR y el PTP avanzan con su campaña política para contribuir al reagrupamiento de las fuerzas populares y recuperar la personería del PTP. Son muy valiosas las salidas a fábricas, barrios, pueblos, facultades y mesas en las calles, en las que se dialoga y debate en el seno de las masas.
El PCR y el PTP siguen avanzado en las conversaciones con Proyecto Sur.
Se ha constituido, en Santa Fe, un frente público, programático y en igualdad de condiciones, el Movimiento Proyecto Sur, para las internas abiertas obligatorias de las elecciones provinciales. Lo integran los partidos Proyecto Sur, Socialista Auténtico, Movimiento Socialista de los Trabajadores y Partido Comunista Revolucionario. “Sostuvimos que lo que existía era el PCR y con él se hacía la alianza, en la medida en que se avanzara en la legalización del PTP, iba a aparecer en todo lo legal” (pág. 6).
La unidad de las fuerzas populares por la que trabajan el PCR y el PTP, golpea el eje de la táctica electoral del kirchnerismo. No hay que subestimar que maniobre para tratar de impedir el surgimiento de una fuerza patriótica, democrática y antiimperialista.
Nos afirmamos en el calor de las luchas, de una gran campaña política en las masas con los 10 puntos programáticos del PCR y el PTP, por la personería del PTP y por la unidad popular. Sin perder de vista la posibilidad de cambios bruscos de situación. Y con el estímulo de los vientos tormentosos que vienen de los pueblos árabes.