Se abrió un prolongado período de reflujo en el movimiento de masas. Pero, poco a poco, fueron surgiendo pequeñas luchas que permitieron acumular experiencias en el combate contra un enemigo desconocido y feroz. En octubre-noviembre de 1976 se comenzaron a desarrollar luchas importantes en el movimiento obrero: Luz y Fuerza, General Motors (Barracas), Mercedes Benz, IKA Renault, Ford, Standard, La Cantábrica, Peugeot, entre otras. Luego, la gran huelga ferroviaria de noviembre de 1977 marcaría un nuevo momento en la resistencia a la dictadura fascista.
A su vez, el 30 de abril de 1977 se inició el movimiento de Madres de Plaza de Mayo que jugó un destacadísimo papel en la resistencia antidictatorial, evidenciando el papel que jugaron las mujeres en ella y preanunciando el desarrollo que luego tendría el movimiento de mujeres. Y para fines de 1978, se produjeron las gigantescas manifestaciones por la paz con Chile, en las que participaron grandes masas de jóvenes y mujeres, logrando impedir que la dictadura nos llevase a una guerra fratricida. Con la derrota de la política belicista, se inició la cuenta regresiva del ciclo dictatorial y se abrió un nuevo momento, de avance, en la resistencia de las masas.
Con el paro, histórico, del 27 de abril de 1979, el movimiento obrero realizó su primera huelga general antidictatorial encabezada por el agrupamiento gremial de las 25 Organizaciones. Durante 1979 y 1980, la resistencia antidictatorial se amplió y generalizó; crecieron las luchas. Un hito importante en esto fue la huelga de las obreras y obreros del Frigorífico Swift de Berisso (la primera huelga larga contra la dictadura de Videla).
También fueron importantes la huelga ferroviaria de 1977, el paro de julio de 1981 y la movilización del 7 de noviembre de ese año a San Cayetano. El 12 de diciembre de 1981 se constituyó la CGT opositora con sede en la calle Brasil, encabezada por Saúl Ubaldini.
La dictadura, pese a recibir cada vez golpes más duros, se mantuvo a la ofensiva. La crisis financiera, a inicios de 1981, la conmovió. Como un monstruo herido en sus entrañas, si bien siguió aplicando su política, ya no pudo recomponer sus fuerzas.
La resistencia obrera a la política de superexplotación y hambre de la dictadura, y luego las luchas del movimiento campesino con sus históricas concentraciones de Valle de Uco (Mendoza), Cañada de Gómez (Santa Fe) y Villa María (Córdoba), contra los impuestos y los créditos confiscatorios, fueron los principales arietes que golpearon hasta agrietar el plan económico de la dictadura. A su vez, la ampliación del movimiento democrático, con su avanzada en las Madres de Plaza de Mayo, fue haciendo conocer ante el mundo los horrendos crímenes de una dictadura que fue apañada en los foros internacionales, desde el inicio, por la URSS y sus satélites. Todo esto, y la agudización de las disputas interimperialistas e interoligárquicas, llevarían al debilitamiento del tándem Videla-Viola y a su reemplazo por Galtieri en la cúpula dictatorial, junto a otros cambios en los mandos del Ejército y de la Armada, hacia fines de 1981.
El 30 de marzo de 1982 se produjo una gran movilización de masas antidictatorial, convocada por la CGT, la que fue duramente reprimida. Esto no impidió que esas mismas masas manifestaran en apoyo a la recuperación de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, el 2 de abril de 1982 hecho que produjo un profundo remezón patriótico y antiimperialista.
Programa del PCR, 12 Congreso, 2013
Hoy N° 1725 11/07/2018