El sábado 7 de octubre desde la Franja de Gaza, dónde viven apiñados casi 2 millones de palestinas y palestinos, muchos sin acceso a trabajo, gobernados por Hamas, se lanzó una ofensiva por aire, tierra y mar que penetró en suelo israelí, produciendo muertos y heridos y llevando unos 130 prisioneros israelíes a la Franja. Esta operación fue llamada “Diluvio de Al-Aqsa”.
Esta ofensiva tomó por sorpresa a Israel, que mantiene desde hace tiempo un conflicto interno por las medidas anticonstitucionales llevadas a cabo por el primer ministro Netahayu.
Netahayu gobierna con una alianza que agrupa Likud –su partido – con dos partidos de ultraderecha supremacista y otros minoritarios de cariz religiosa ortodoxa. Logró alinear, a fines de 2022, a 62 parlamentarios de un total de 120, para instalar su gobierno.
Hamas gobierna la Franja de Gaza desde el 2007. Por los sucesivos triunfos de Israel en conflictos anteriores, Palestina ha quedado dividida en dos partes separadas entre sí. La otra parte es Cisjordania, gobernada por Al Fatah, cuya frontera con Jordania está controlada por Israel.
El mismo 7 de octubre el Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados del Estado de Palestina afirmó en un comunicado: “Hemos advertido repetidamente contra las consecuencias de bloquear el horizonte político y no permitir que el pueblo palestino ejerza su legítimo derecho a la autodeterminación y establezca su propio Estado. Además, hemos advertido contra las consecuencias de las provocaciones y ataques diarios, incluido el terrorismo continuo de los colonos y las fuerzas de ocupación, así como los ataques a la Mezquita de Al-Aqsa y los lugares sagrados cristianos e islámicos.
“La seguridad, la estabilidad y la paz en nuestra región se pueden lograr poniendo fin a la ocupación israelí de la tierra del Estado de Palestina, con Jerusalén Oriental como su capital, en las líneas de 1967, y reconociendo el derecho del pueblo a la independencia y la soberanía.
“La negación por parte de Israel de los acuerdos firmados y el incumplimiento de las resoluciones internacionales de legitimidad llevaron a la destrucción del proceso de paz. A ello se suma la ausencia de una solución a la causa palestina después de 75 años de sufrimiento y desplazamiento, la continuación de la política de doble rasero y el silencio de la comunidad internacional respecto de las prácticas criminales y racistas de las fuerzas de ocupación israelíes contra el pueblo palestino, y la continuación de la injusticia y la opresión a las que está expuesto el pueblo palestino contribuyeron a la razón detrás de esta situación explosiva y de la ausencia de paz y seguridad en la región. La paz requiere justicia, libertad e independencia para nuestro pueblo palestino, el retorno de los refugiados y la plena implementación de las resoluciones de legitimidad internacional”.
La Franja de Gaza está sometida al bloqueo económico y comercial por parte del Estado de Israel y el de Egipto, que ha provocado una crisis humanitaria en la zona.
Esto ocurre a pesar de que el Estado de Palestina ha obtenido cierto reconocimiento internacional, al ser aceptado, en 2011 en la Unesco y en 2012 como Estado observador en la ONU. En 2014 obtuvo el apoyo de la Unión Europea para ser aceptado como Estado, y el mismo año Palestina reconoció a la Corte Penal Internacional.
Luego del ataque, Israel se declaró en estado de guerra en forma oficial y
Netanyahu dijo “Nos vengaremos con todas nuestras fuerzas”, y lanzó la operación “Espadas de hierro”, contraofensiva que produjo inicialmente unos 370 muertos y 2200 heridos palestinos en Gaza y continúa al cierre de esta nota. El gobierno imperialista de Estados Unidos salió de inmediato a prestar su apoyo a Israel, enviándole armamento.
También hay enfrentamientos con el grupo islamista libanés Hezbollah.
Hubo manifestaciones de apoyo a los palestinos en varios países árabes, como Yemen, Baréin (cuyo gobierno llamo a la “moderación, calma y cese de la escalada”), Turquía, Kuwait, Aman. Catar responsabilizo únicamente a Israel, aunque pidió a las dos partes “máxima contención”. También los gobiernos del Líbano e Irak se pronunciaron de manera similar.
Los gobiernos de Turquía y de Irán, al tiempo que declaran su apoyo a la causa palestina, reprimen ferozmente a los kurdos y todo tipo de oposición en sus países.
Los gobiernos imperialistas de Rusia y China se manifestaron en favor de un “cese de fuego” inmediato, y por “aplicar la ‘solución de los dos Estados’ y establecer “un Estado palestino independiente”.
Condenamos la ocupación arbitraria e ilegal de los territorios palestinos por parte de Israel.
Escribe Alicia Sourges
