Magnífica poesía de aquella bella mujer rubia y de ojos celestes, conquistada por un payador del unitario Juan Lavalle: “Era flor de la vieja parroquia/ ¿Quién fue el gaucho que no la quería?/ Los soldados de cuatro cuarteles/ suspiraban en la pulpería”.
Magnífica poesía de aquella bella mujer rubia y de ojos celestes, conquistada por un payador del unitario Juan Lavalle: “Era flor de la vieja parroquia/ ¿Quién fue el gaucho que no la quería?/ Los soldados de cuatro cuarteles/ suspiraban en la pulpería”.