Roldán afirmó que “Antes de la revolución, China era un país dominado por varias potencias imperialistas: ingleses, franceses, japoneses, alemanes, la Rusia zarista. Con terratenientes que eran dueños de provincias enteras. Con “señores de la guerra” y caudillos militares. Con un inmenso mar campesino, que atesoraba historias de luchas y rebeliones, con millones de artesanos, comerciantes, estudiantes, intelectuales, y un proletariado muy pequeño que antes de la revolución no llegaba a cuatro millones, con una población de más o menos 400 millones de habitantes”. Historió la revolución de 1911 contra el feudalismo y el imperialismo hegemonizada por la burguesía nacional y el Kuomintang, el surgimiento del Partido Comunista de China en 1921, y la compleja lucha revolucionaria de esos años, hasta el triunfo de la Revolución en 1949.
Jacinto fue analizando las distintas etapas de alianzas y luchas entre los revolucionarios chinos y el Kuomintang, en los distintos momentos de la historia, la invasión de los japoneses a China, y la propia lucha de líneas dentro del PCCh. Fue mechando estas reflexiones con anécdotas de las conversaciones con los dirigentes maoístas en oportunidad de sus viajes a la República Popular como parte de delegaciones del PCR. Hizo referencia Roldán a una conversación entre el Che y Mao en 1960, en la que Mao afirmó: “cometimos dos errores con Chiang Kai Shek, uno de derecha que fue el seguidismo a la burguesía que destruyó al partido y uno de izquierda que fue atacar en las ciudades, para salir de la derecha. Aprendimos de los errores”. Contó de la Larga Marcha, en la que “El Ejército Rojo con el Partido a la cabeza recorrió 12.500 Km, atravesando 18 cadenas montañosas, ríos caudalosos, combatiendo todos los días con el ejército del Kuomintang que tenían un millón de hombres con buenas armas. El ejército campesino era un ejército harapiento, que comía un plato de mijo por día y le sacaba las armas al enemigo”.
Vigencia de la Revolución China
Jacinto contó cómo, luego de derrotados los japoneses, período durante el cual hubo alianzas entre el PCCh y el Kuomintang, los comunistas avanzaron en la liberación de toda China, y se enfrentaron con Chiang Kaishek, que tenía apoyo de los yanquis y las potencias occidentales. “En cada nueva región liberada se movilizaba a las masas campesinas para realizar la reforma agraria. Con el avance de la Revolución de Nueva Democracia en las zonas liberadas el objetivo pasó a ser avanzar en todo el país, llevar la revolución hasta el fin. Mao Tsetung sostenía que la revolución en China era ininterrumpida y por etapas y era necesario comprender bien la diferencia y la relación entre la etapa de Nueva Democracia y la etapa socialista”.
Luego Roldán se refirió a cómo a partir del triunfo de la revolución de Nueva Democracia, como la llamaron los chinos, en 1949, para el gobierno popular revolucionario el problema principal pasó a ser resolver la comida y el vestido para 500 millones de personas. Así como combatir el analfabetismo que llegaba al 90% de la población, y la salud en un país que tenía “solo 12 mil médicos y 71 mil camas de hospital”. Fue ejemplificando aspectos de los logros inmensos de los 29 años de proceso revolucionario, incluso del período de la Revolución Cultural, “una lucha por el poder en las condiciones de la Dictadura del Proletariado”, con gigantescas movilizaciones de masas en las que “millones se movilizaron y pasaron a discutir las ideas más profundas sobre la cultura, el arte, y la ideología”.
Roldán abordó la polémica con los actuales jerarcas del gobierno y del Partido Comunista de China. Polemizó con el presidente chino Xi Jinping quien en los actos por el setenta aniversario afirmó que China es “una potencia socialista en ascenso”, dando elementos de cómo, tras la muerte de Mao y la derrota del proceso de la Revolución Cultural, que entre 1966 y 1976 batalló contra “los seguidores del camino capitalista” en China, en 1978 se restauró el capitalismo y comenzó un proceso de resurgimiento del sector privado, el abandono de la colectivización en el campo y el retorno a la agricultura familiar, así como se abrió paso a la entrada de inversiones extranjeras. Planteó la particularidad de que se mantiene en el poder “una única fuerza que sigue llamándose Partido Comunista de China. Esa es la forma que desde el poder, que la nueva burguesía usa el control del Estado”. Y afirmó que “a nosotros nos dicen los chinos, y nosotros decimos que no somos prochinos, nosotros somos maoístas y levantamos el triunfo de la revolución y 29 años de construcción socialista. No está China imperialista que disputa la hegemonía mundial”.
Finalmente, el camarada Jacinto Roldán reafirmó: “Nosotros entendemos que siguen vigentes las enseñanzas de la revolución que terminó con el imperialismo y los terratenientes que demostró que era posible terminar con el hambre, con el analfabetismo, que era posible resolver la salud, el vestido, la educación de una cuarta parte de la humanidad y demostró también que no hay ninguna rama de la técnica, de la ciencia y del arte que no puedan dominar los obreros y los campesinos pobres y medios si cuentan con el instrumento del poder”.
Hoy N° 1834 30/09/2020