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17 de January de 2024

105 años del primer boceto revolucionario. Nota 1 de 2

La semana de enero de 1919

Este mes se cumplen 105 años de una gigantesca lucha que pasó a la historia como “La semana de enero” de 1919. En estos tiempos en que el gobierno de Milei pretende barrer con todos los derechos obreros y populares, y sueña con volver a la Argentina de comienzos del siglo 20, es oportuno recordar esta gesta, que desembocó en una gran pueblada con aspectos insurreccionales en la Ciudad de Buenos Aires.

En esa Argentina de 1919, la oligarquía y las potencias imperialistas de entonces tenían el poder del Estado, y negociaban la defensa de sus intereses con el primer gobierno electo con el “voto universal”, en realidad sólo de los varones, el gobierno radical de Hipólito Yrigoyen.

En el mundo se venía desarrollando una oleada revolucionaria, al calor de la triunfante Revolución Rusa de noviembre de 1917, apenas un año y unos meses antes. Esta oleada había llegado a nuestro país, potenciando grandes huelgas como la de los obreros ferroviarios, de la carne, azucareros tucumanos, etc.

En una importante fábrica de la ciudad de Buenos Aires, que entonces era el principal centro proletario del país, los 2.500 obreros de los Talleres Metalúrgicos Pedro Vasena e Hijos, donde los británicos controlaban la mayoría de las acciones, se encontraban en huelga desde diciembre de 1918. Reclamaban aumento de salarios, la jornada de 8 horas, pago de horas extras y primas los domingos, eliminación del trabajo a destajo, reincorporación de obreros despedidos por causas gremiales, y el reconocimiento del sindicato, la Sociedad de Resistencia Metalúrgicos Unidos, adherida a la FORA del V Congreso, dirigida por los anarquistas.

El conflicto creció a comienzos de enero de 1919. La empresa había contratado carneros, que proveía la Asociación del Trabajo, para romper la huelga. Entre los custodios de los carneros y los huelguistas había habido enfrentamientos armados.

Los piquetes de huelga cortaron cables de electricidad y teléfonos, y rompían las cañerías para inundar las calles aledañas e impedir el paso de los carros. El 6 de enero se plegaron los capataces a la huelga. El 7, como relata Otto Vargas “un grupo de huelguistas, acompañados de sus mujeres y niños, que incitaban a los ‘carneros’ a plegarse al paro, ante la negativa de éstos, los apedrearon. Cargó la policía, disparando sus fusiles. El nutrido tiroteo dejó cuatro muertos y cuarenta heridos…” (El marxismo y la revolución argentina, Tomo 2, pág. 85).

Estas jornadas dieron inicio a una serie de hechos que constituyeron el primer boceto revolucionario. El gremio lanzó la huelga general a partir del 9 de enero, apoyados por la Federación Obrera Marítima y la FORA del V. La empresa endureció su posición. Los anarquistas escribían en La Protesta “¡No! y mil veces no! El pueblo no se ha de dejar matar como una bestia. Incendiad, destruid sin miramientos, obreros: vengaos hermanos!”.

La extensión de la huelga llevó a la FORA del 9° Congreso, dirigida por la corriente sindicalista, a plegarse al paro general. Grandes masas se unieron al paro y protagonizaron numerosas movilizaciones y enfrentamientos con las fuerzas represivas. Se bocetaron soviets (consejos de delegados obreros y de soldados). El alcance y profundidad de estos combates marcó un hito en la historia del movimiento obrero y la lucha revolucionaria en nuestro país. Las doscientas mil personas que acompañaban los restos de los obreros asesinados son tiroteadas por la policía. Las masas enfrentan, rebalsan a las fuerzas policiales y la sublevación se extiende. Se generalizan las barricadas, asaltos de armerías, tomas de algunas comisarías, etc., y durante un corto tiempo el pueblo se transforma en dueño de gran parte de la ciudad.

El gobierno de Yrigoyen reprimió sangrientamente la sublevación popular. El ejército entró en la ciudad; se arman grupos civiles de la oligarquía que asaltan locales e imprentas obreras y realizan verdaderas “razzias” en los barrios obreros con un saldo de entre ochocientos y mil quinientos muertos –según las fuentes diplomáticas de la época– y más de cuatro mil heridos, incluyendo mujeres, ancianos y niños.

En la Semana de Enero de 1919, solo la FORA del 5º Congreso, anarco-comunista, impulsó la huelga general revolucionaria. La dirección del Partido Socialista, aunque crítica del gobierno de Yrigoyen, consideró “infaustos” los hechos proponiendo la vuelta al trabajo. La FORA del 9º Congreso, sindicalista, en principio trató de que el paro se limite a la rama metalúrgica y a la solidaridad. No convocó a la huelga general y, después, llamó a levantar el paro. El Partido Socialista Internacional, luego Partido Comunista, denunció la represión, pero adhirió a la declaración de la FORA del 9º Congreso. Las mismas posiciones se mantuvieron en las huelgas de La Forestal y la Patagonia.

En estas impresionantes huelgas, las masas enfrentaron la represión de las fuerzas oligárquicas con un elevado grado de violencia, dejando enseñanzas que aún hoy tienen vigencia. Sin embargo, tanto el Partido Socialista como el Partido Comunista le dieron la espalda a la lucha violenta del proletariado. El PS por oponerse, el PC por ignorarlas. Desde nuestro punto de vista los hechos mostraron hasta dónde podía llegar el movimiento obrero encabezado y dirigido por los sectores más avanzados del anarquismo. Estos, por sus concepciones dejaron librado a la lucha espontánea de las masas la destrucción del Estado oligárquico. Carecieron de una línea que hiciera posible el avance de la lucha revolucionaria en la Argentina.

 

Hoy N° 1994  17/01/2024