De pronto vimos cómo se cerraban los teatros, los centros culturales, las escuelas artísticas, los recitales de música y tanto más. Inicialmente no se tuvo conciencia de la gravedad del hecho. Casi instintivamente nos convencimos de que era nada más que una “cuarentena”, o sea poco más de un mes o algo así. Luego la realidad se fue haciendo presente: la cosa iba para largo, los ingresos se reducirían drásticamente durante muchos meses, y en algunas disciplinas, hasta más de un año.
Fue allí cuando empezaron los reclamos de los diversos sectores de la actividad artística independiente para recibir ayuda del Estado. Se crearon diferentes formas de subsidios y se llenaron las solicitudes y se enviaron. En muchos casos los requisitos legales superaron la situación del solicitante, en otros no alcanzaron para resolver ni la cuarta parte de su pérdida, otros ni siquiera las llenaron, prefirieron inventarse una forma de sobrevivir. Pero a la pérdida del trabajo se sumó algo igual de grave: todos, sin excepción, quedaron sin su motivo de ser, sin la presencia del público.
Sin embargo, la cultura demostró su importancia en estos días, y en particular en el terreno artístico, cuando miles de propuestas virtuales fueron apareciendo en los medios y en las redes. Cuando miles de espacios culturales rediseñaron su cartelera, abrieron radios, convocaron a festivales… y hasta se pusieron a disposición de las necesidades urgentes de los comedores preparando viandas o acopiando comida para llevarles. Hubo una cantidad muy importante de artistas que convirtieron sus propias casas en escenarios para transmitir sus obras por las redes, a beneficio de comedores y merenderos, y tratando de aliviar la dura situación económica de su propia familia.
Nuestro Partido está allí, entre todos ellos, desde sus centros culturales y sus artistas, ayudando a tejer esa unidad imprescindible, que será de mucho valor en tiempos venideros. Pero también nos corresponde organizar y participar en los reclamos de los diferentes sectores, porque son reclamos justos. Lo que el gobierno ha dispuesto es una ayuda, pero no alcanza. El dinero necesario para nosotras y nosotros, así como el que las pymes, los comedores y los centros de salud requieren, está en los bolsillos de un puñado de corruptos. El gobierno debe animarse a ir por él con el impuesto a las grandes fortunas, con la suspensión e investigación del pago de la deuda externa y expropiación, tanto de la fábrica (de lavar dinero) de Vicentin, como de todas aquéllas empresas vaciadas por sus dueños. Las y los intelectuales y artistas del PCR, y muchísimos más de todo el país, apoyaremos decididamente estas medidas, por justas, patrióticas y populares.
Comisión Nacional de Cultura
Hoy N° 1821 01/07/2020
