“Amigas, amigos, camaradas: Tengo que hablar sobre la vigencia en el siglo 21 de las enseñanzas de Mao Tsetung y su vigencia actual para la Argentina. Las enseñanzas del camarada Mao Tsetung y de la Revolución China que triunfó en 1949, mantienen palpitante actualidad. La Revolución China fue la primera revolución democrática–popular, dirigida por el proletariado, que triunfó en un país semicolonial, colonial o dependiente de Asia, África y América Latina, y que aseguró, con la dirección del proletariado y el Partido Comunista de China, su paso posterior al socialismo.
Esta es una de las razones por la que estos dos folletos: La vigencia del pensamiento de Mao Tsetung y otro que se llama La revolución cultural proletaria en China, editados por nuestro Partido, siguen vigentes y son de lectura obligatoria para nuestra militancia.
Una de las grandes enseñanzas del marxismo es la que indica la necesidad de señalar con precisión cuáles son los enemigos de la revolución y la necesidad de determinar, en cada momento, cuál de ellos es el enemigo principal, en ese momento de la lucha revolucionaria.
Este ha sido uno de los temas centrales del debate con el grupito fraccional que intentó recientemente fracturar a nuestro Partido. Ellos se negaban a golpear principalmente, en el momento actual, al gobierno kirchnerista. Nuestro 12º Congreso reiteró que, en nuestro país, en la actualidad, el blanco de la lucha popular es el bloque dominante, es decir: la alianza de un grupo de imperialismos, burguesía intermediaria y terratenientes que se asocian y disputan en el poder; y, dentro del bloque dominante, el golpe principal de la lucha popular va dirigido al gobierno y la política kirchnerista que expresan al grupo que hegemoniza ese bloque y tiene en sus manos las principales palancas del poder estatal.
Además de negar que el golpe principal de nuestra lucha debe apuntar hoy al kirchnerismo, los mencionados fraccionistas inventaron la teoría del “enemigo específico”, uno especial en cada lugar de lucha evitando golpear al gobierno nacional. Por ejemplo, ellos decían en la Universidad de Buenos Aires que Franja Morada es el enemigo. Ese era el golpe principal. Es decir, el enemigo específico. Es como si los comunistas chinos, en la época de la lucha antijaponesa o posteriormente contra Chiang Kaishek, hubiesen tenido un enemigo “específico” en Shanghái, otro en Pekín, otro donde combatía el Ejército Rojo, etc., etc. Una verdadera tontería, aunque su inventor se considere el más grande teórico de este país.
Para determinar el blanco y el golpe principal de nuestra lucha revolucionaria siempre nos ayudó y nos ayuda la diferencia que señaló Mao entre la burguesía nacional de los países dependientes, oprimidos por el imperialismo, como es nuestro caso, y la burguesía intermediaria del imperialismo, a la que los chinos llamaron burguesía compradora. (…)
Mao Tsetung explicó, detalladamente, la importancia que tiene para el proletariado de países como el nuestro, diferenciar a la burguesía nacional, capaz de ser neutralizada en la lucha liberadora, y si es posible, incluso aliar a algunos de sus miembros; de la burguesía intermediaria, que se asocia y se subordina al imperialismo, enemiga de la revolución.
La lucha interimperialista
Tuve la suerte de conocer en China, en 1953, pocos años después del triunfo de la Revolución, una fábrica textil que ocupaba cerca de 5 mil obreros, de propiedad de un burgués nacional asociado al gobierno chino. También supimos el trato especial que se le dio al alcalde de Pekín, hombre de Chiang Kaishek, a cambio de que entregase, sin disparar un tiro, el control de esa ciudad para salvar el patrimonio cultural de la misma. El ejército chino bombardeó todos los aeropuertos que tenía este ciudadano dentro de Pekín y le dijeron: “¿usted qué va a hacer ahora?”. Había un aeropuerto que no habían bombardeado, pero miren qué casualidades del destino, la hija de este señor era novia de un oficial “tapado” del Partido Comunista de China, que les informó a tiempo, bombardearon ese aeropuerto y le dijeron: “señor ahora no le queda más que rendirse. A cambio de eso le garantizamos: va a tener un chalet, va a vivir toda su vida cómodamente, sus hijos van a poder estudiar, ningún problema pero si usted nos entrega Pekín, porque nosotros queremos conservar las riquezas históricas de esta ciudad”.
Yo creo que son ejemplos de cómo hay que diferenciar a un burgués nacional de un burgués intermediario.
Mao Tsetung también explicó, detalladamente, la importancia, en países como China y como la Argentina, disputados por varias potencias imperialistas, de explotar sus contradicciones. Este fue el caso del frente único con Chiang Kaishek contra los japoneses. Las tropas armadas del Ejército Rojo estaban en Yenan, pero Chou Enlai se instaló en Chung King –capital provisional de China– porque había un frente único en la lucha contra los japoneses. Esto se debió a que la lucha antijaponesa China era apoyada por los yanquis y los ingleses.
Hablando de burguesía nacional, me había olvidado de decir que hemos tenido buenos amigos de nuestro Partido, pertenecientes a esa burguesía. Incluso alguno que fue asesinado por la dictadura violo-videlista. Es uno de los mártires de la lucha antidictatorial, es decir que podemos hablar con experiencia propia de estos temas.
En los Escritos Inéditos, que editamos en 1975, Mao dice que “Debemos considerar las luchas entre los países imperialistas como acontecimientos importantes. Lenin y Stalin las consideraron como tales. Calificaban tales luchas como fuerzas de reserva de la revolución. China también se benefició de esas luchas en el tiempo en que organizaba sus bases de apoyo revolucionario. En el pasado existían en China contradicciones entre los diferentes grupos de la clase terrateniente y de los compradores (o sea los intermediarios de los imperialismos). Detrás de dichas contradicciones se disimulan las contradicciones entre diferentes países imperialistas. Durante el tiempo que hemos podido extraer provecho de estas contradicciones en el plano del imperialismo, no debimos combatir directamente en un mismo período más que a una parte de las fuerzas enemigas y no todas esas fuerzas reunidas. Además, a menudo, hemos podido encontrar tiempo para descansar y reagruparnos”.
Hay que tener en cuenta que cuando ellos luchaban, por ejemplo contra Chiang Kaishek, junto a él había señores de la guerra. Un señor de la guerra podía tener un ejército de 400 o 500 mil hombres. Entonces se llegaba a un acuerdo –a cambio de algunas concesiones– con esos “señores de la guerra” y se facilitaba el triunfo contra Chiang Kaishek.
En nuestro caso, durante la lucha antidictatorial, luego de 1976, golpeamos juntos con yanquis, ingleses y el Vaticano. Repito: junto con los yanquis, ingleses y el Vaticano cuando la dictadura, hegemonizada por los prorrusos Videla-Viola, preparaba la guerra contra Chile en la disputa por el Beagle. Y en 1982, cuando la guerra de Malvinas, golpeamos junto con los prosoviéticos contra los yanquis y los ingleses. Es decir que tenemos experiencia práctica, nuestra, de la utilización de esas contradicciones.
Mao ha escrito otro folleto de lectura obligatoria e imprescindible para todo comunista: Problemas de la independencia y autodecisión dentro del frente único. “Ni romper el Frente Único ni atarnos de pies y manos al Frente Único”. “Una política de unidad y resistencia a la vez”, esa es nuestra línea en todos los terrenos.
Hoy N° 1757 06/03/2019