Mariátegui, nacido el 14 de junio de 1894, en Moquegua, fue un destacado periodista, literato y ensayista, al que debemos los primeros análisis desde el marxismo sobre la realidad peruana. La mayor parte de su corta vida libró una desigual batalla con una enfermedad que lo postró tempranamente, tras un accidente escolar.
Se formó como periodista desde muy joven, y ya sus primeros artículos contienen críticas a la estructura social de Perú, y a sus gobernantes. Apoyó el movimiento estudiantil surgido de la Reforma Universitaria en nuestro país en 1918, y fue promotor de la fundación de la Federación Obrera Regional Peruana.
A comienzos de la década del 20 viaja a distintos países europeos, tomando contacto con dirigentes socialistas y con la Internacional Comunista (IC). De vuelta en Perú, en 1923, avanza en el estudio de la realidad social de su país, y se vincula a Víctor Raúl Haya de la Torre, futuro líder del APRA. Ese mismo año debe amputarse una pierna.
En 1926, funda la revista Amauta (en quechua “maestro”) donde publicó algunos de sus ensayos más importantes, al tiempo que dio cabida a grandes escritores del continente. En 1927 fue preso, y luego se le otorgó arresto domiciliario.
En 1928 rompe con Haya de la Torre, que ya había creado el APRA, y el 7 de octubre funda el Partido Socialista Peruano (que en 1930, ya fallecido Mariátegui, pasará a ser el Partido Comunista del Perú), del que es designado secretario general. El mismo año se publican los “7 ensayos de interpretaciçon de la realidad peruana”, una de sus obras más importantes.
Al año siguiente, 1929, funda la Confederación General de Trabajadores del Perú. Fallece el 16 de abril de 1930, debido a complicaciones ligadas a la amputación de su pierna.
Los aportes de Mariátegui
José Carlos Mariátegui, en sus breves 35 años de vida, sentó las bases del partido del proletariado en Perú, y dio los primeros pasos en la integración del marxismo-leninismo con la realidad de la revolución peruana.
Los revisionistas del marxismo han hecho con Mariátegui lo que con otros dirigentes marxistas, tergiversando sus opiniones, y tejiendo una leyenda, en un intento de buscar fundamentos “ilustres” para sus posturas del presente. Así, nos presentan un Mariátegui “independiente”, vinculado a las corrientes opositoras a Stalin, “creador” y distanciado del “pensamiento dogmático”.
Otto Vargas, secretario general del PCR de la Argentina, ha señalado con exactitud que “los revisionistas no levantan al Mariátegui que fundó el Partido Comunista de Perú… levantan al Mariátegui de 1923, 1925, cuando su pensamiento estaba en formación, y era una mezcla de sindicalista revolucionario y de comunista, una mezcla de marxista y de Sorel, desde el punto de vista filosófico. Y lo levantan los revisionistas, porque ellos han tenido que liquidar la base doctrinaria del Partido Comunista. Ellos ya no son marxistas-leninistas, ahora se dicen marxistas, guevaristas, mariateguistas, gramscianos, fidelistas, cookistas”1
El PSP se funda en momentos en que Mariátegui mantiene una dura polémica con de la Torre, quien concibe al APRA como “un Kuomintang latinoamericano”, donde la hegemonía la debían tener las “clases medias”. Mariátegui y el núcleo fundador del PSP se oponen a este planteo, en polémica aquí con la IC, que toma esta caracterización de Haya de la Torre.
Los revisionistas fundamentan su “mariateguismo” en un editorial de la revista Amauta N° 17, de septiembre de 1928, en la que Mariátegui afirmó: “la revolución latinoamericana, será nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial. Será simple y puramente, la revolución socialista. A esta palabra, agregad, según los casos, todos los adjetivos que queráis: “antiimperialista”, “agrarista”, “nacionalista-revolucionaria”. El socialismo los supone, los antecede, los abarca a todos”.2
Pero el mismo Mariátegui, en el punto 8 del Programa del PSP, redactado en octubre de 1928 y aprobado a comienzos de 1929 dice: “Cumplida su etapa democrático-burguesa, la revolución deviene, en sus objetivos y su doctrina, revolución proletaria”. Y en el punto 5 de este mismo programa se afirma: “Sólo la acción proletaria puede estimular primero y realizar después las tareas de la revolución democráticoburguesa que el régimen burgués es incompetente para desarrollar y cumplir”.3
Si bien hay aquí dos definiciones contradictorias de Mariátegui, en el mismo período, no es menos cierto que el Amauta, como lo llamó con cariño la clase obrera peruana, ya en la etapa terminal de su enfermedad impulsó la incorporación plena del PSP a la IC, y escribió las “tesis de afiliación”, en las que ratifica el tipo de revolución expresada en el Programa del PSP.
Hay que recordar que el PSP participó en 1929 de la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, como observador. En la misma se dio una polémica con la delegación peruana, pero no en el sentido que hoy dicen los revisionistas, sino por el carácter “policasista” del PSP, y su negativa a llamarse comunista. Tan es así que, muerto Mariátegui, a comienzos de los años ‘30, los PC latinoamericanos, cuando hablaban de una desviación “populista”, la denominaban “mariateguismo”.
Mariátegui y la Internacional Comunista
Mariátegui ya por esos años había adherido a la Tercera Internacional, e integró hasta su muerte la dirección de la Liga Antiimperialista, organismo de frente único impulsado por la IC. Las “Tesis de Afiliación a la III Internacional”, las presentó Mariátegui al Comité Central del PSP el 1° de marzo de 1930, quien las sancionó día 4 de marzo. Consecuencia de esta resolución, el 5 de mayo, ya fallecido Mariátegui, el PSP adoptó el nombre de Partido Comunista Peruano.
En estas Tesis, se afirma: “El CC del Partido adhiere a la III Internacional y acuerda trabajar por obtener esta misma adhesión de los grupos que integran el Partido. La ideología que adoptamos es la del marxismo militante y revolucionario, doctrina que aceptamos en todos sus aspectos: filosófico, político y económico-social. Los métodos que propugnamos son los del socialismo revolucionario ortodoxo. No sólo que rechazamos, sino que combatimos en todas sus formas los métodos y las tendencias de la socialdemocracia y de la II Internacional”.
“El Partido es un Partido de clase y, por consiguiente, repudia toda tendencia que signifique fusión con las fuerzas y organismos políticos de las otras clases. El Partido reconoce que, dentro de las condiciones nacionales, la realidad nos impondrá la celebración de pactos o alianzas, generalmente con la pequeña burguesía revolucionaria. El Partido podrá formar parte de estas alianzas de carácter revolucionario; pero, en todo caso, reivindicará para el proletariado la más amplia libertad de crítica, de acción, de prensa y de organización”4
A la prematura muerte de Mariátegui se desató una batalla que aún continúa de distintos sectores para apropiarse de su figura, para justificar posiciones políticas tan disímiles como las del APRA en su Perú natal, distintas vertientes de marxistas “creadores” como el PC, y grupos fundacionales del trotskismo argentino. Estos sectores remarcan tesis de Mariátegui que se demostraron erróneas, tratando de destacar lo que en él había pasado a ser secundario (su origen soreliano), minimizando lo principal, su adscripción al marxismo-leninismo y su adhesión explícita a la Internacional Comunista.
1 Otto Vargas, Conferencias, aportes al estudio de “El marxismo y la revolución argentina”, pág. 247.
2 Aniversario y Balance, en Ediciones Populares de las Obras Completas de José Carlos Mariátegui, Tomo 13, Ideología y Política, págs. 246/250. Empresa Editora Amauta, Perú, 1969.
3 Redactado por José Carlos Mariátegui en octubre de 1928, y aprobado en el Comité Central del partido, a comienzos de 1929. Fuente: José Carlos Mariátegui, La organización del proletariado, Comisión Política del Comité Central del Partido Comunista Peruano (eds.). Lima: Ediciones Bandera Roja, 1967. Preparado para Internet: Marxists Internet Archive, diciembre de 2000.
4 “Retomemos a Mariátegui y reconstituyamos su partido”, Comité Central del PCP, Octubre de 1975.