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03 de September de 2014

Las trabajadoras de la educación hemos avanzando en participación social, gremial y política en las últimas décadas. 

Las docentes y su avance contra la doble opresión

San Juan

Este proceso no ha sido fácil, como mujeres nos ha costado romper prejuicios para reconocernos parte de las trabajadoras argentinas y parte de las mujeres que sufrimos desigualdades.

Este proceso no ha sido fácil, como mujeres nos ha costado romper prejuicios para reconocernos parte de las trabajadoras argentinas y parte de las mujeres que sufrimos desigualdades.
Venimos de una historia donde la maestra era considerada apóstol, firmaba contrato comprometiéndose a no hablar con varones, usar ropa que cubriera su cuerpo, ir siempre acompañada por padre o hermanos, entre otras prohibiciones. Esto fue cambiando, pero siguió siendo una tarea adecuada para mujeres por estar pocas horas fuera de casa y con prestigio social. En general las maestras eran de clase media alta, las que podían estudiar, la mayoría esposas de profesionales o varones de buena posición. Su conducta debía ajustarse a la moral y buenas costumbres bien vistas y por su rol de “segunda mamá”, tenía mucho que brindar y poco que reclamar. 
 
Un poco de historia
De la década del ‘60 en adelante, cobran fuerza las reivindicaciones del sector docente, al compás de cambios económicos, demandas sociales y luchas populares. En San Juan hubo varias jornadas de reclamo; en 1973 se crea el SUD a iniciativa de compañeras/os del PCR y dirigieron varias luchas. Posteriormente, a iniciativas de peronistas, se conforma la UDAP. Crece la participación de la mujer docente en las asambleas gremiales, marchas de reclamo e instalación de carpas. Un salto significativo fue la Marcha Blanca, cientos de mujeres docentes de todo el país marcharon hacia la Capital sorteando muchos debates en la familia. Aún se descalificaba a la mujer que iba al gremio y a movilizaciones. La mayoría se oponía a marchar con otros sectores, ni con ATE que por ser estatal tenía coincidencia en los reclamos. Algunas compañeras iban a las marchas medio escondidas para que no las viera alguien de su familia, se cuidaba hasta la letra de los cánticos. En los plenarios, a partir de las 20 hs. las delegadas se iban levantando de a poco y se retiraban porque tenían que estar de vuelta para la cena. Querían quedarse, y entre discutir en casa y llevar las decisiones a sus compañeras, decidían irse. 
Otro hecho que rompió con muchos esquemas fue la toma del Ministerio de Educación (Menem-Escobar en San Juan), se decidió en asamblea y salimos al Ministerio a pasar la noche y quedarnos hasta conseguir; las delegadas avisamos a casa por teléfono, muchas compañeras pelearon para estar. Fue una lucha exitosa, con apoyo popular.
 
La situación hoy
Como mujeres vivimos similares problemas que las madres de alumnos, vecinas, tías: maridos con bajos salarios, despedidos o desocupados, separadas peleando la cuota alimentaria, madres solteras, docentes que sufren violencia de todo tipo y muertas por femicidio también. Y no es tan lejano que entregaran el sueldo a su pareja, o pudieran salir de casa pocas veces y dejando todo resuelto, algunos maridos con doble hogar. 
Como trabajadoras sufrimos condiciones laborales deficientes, con bajos salarios y desvalorización social de la tarea. La estructura del sistema educativo es vertical y autoritaria, si bien hay un cambio significativo en la actitud de la docencia, aún el acatamiento a esta modalidad está vigente.
En muchos gremios docentes en el país ya hay secretarías de género, en San Juan si bien UDAP tuvo tres secretarias generales mujeres y responsables de género no generaron actividades sobre temas específicos.
Aspectos de estas contradicciones aparecen en los talleres “Mujer y educación” de los Encuentros Nacionales de Mujeres donde es necesario avanzar mucho más en el análisis de la doble opresión que sufrimos las mujeres docentes. En los talleres se aborda el tema salarial y las condiciones de trabajo, que se debate y reclama en el gremio; se exige implementación de la Ley de Educación Sexual Integral y de violencia contra la mujer, es muy importante para la formación de los estudiantes, dado el alto índice de casos. Pero nos falta aún abordar lo específico de género desde nuestro propio lugar de mujer, desde nuestra vida. Y también debatir el contenido educativo incluyendo el rol de la mujer en la historia y los derechos específicos de género.