En la exposición reservada del miércoles 7 en Diputados, Mercedes Marcó del Pont negó taxativamente que fuera a tener cambios el artículo 20 de la Carta Orgánica del Banco Central. Así dijo: “Acá no hay una actitud aviesa de aumentar la financiación del Estado. (…) De nada deben preocuparse, porque no cambiamos ni una letra del artículo 20 que fija los límites para financiar a la Tesorería”.
En la exposición reservada del miércoles 7 en Diputados, Mercedes Marcó del Pont negó taxativamente que fuera a tener cambios el artículo 20 de la Carta Orgánica del Banco Central. Así dijo: “Acá no hay una actitud aviesa de aumentar la financiación del Estado. (…) De nada deben preocuparse, porque no cambiamos ni una letra del artículo 20 que fija los límites para financiar a la Tesorería”.
Pero al día siguiente, el diputado oficialista Roberto Feletti esperó el final de la reunión que discutía el tema, para comunicar al resto de la Comisión: “Vamos a introducir un cambio al proyecto que envió el Banco Central”. Es decir al proyecto de Marcó que se había discutido. Y anunció: “Ampliamos al doble la financiación que el BCRA le puede otorgar al Tesoro”. Feletti adujo órdenes de la Casa Rosada y precisó: “Cambiamos el artículo 20 y autorizamos a duplicar el nivel de adelantos transitorios que anualmente el BCRA puede entregar al Palacio de Hacienda”. Hasta ahora, la autoridad monetaria podía girar fondos con un límite máximo: el 10% de la recaudación tributaria. Ahora se duplica y se amplía al 20%. En otras palabras: podría llegar a generar un financiamiento adicional para la Casa Rosada de la friolera mínima de 44.000 millones de pesos.
Con lo que queda claro que todo el verso (perdón, el relato) progresista con que se fundamenta el cambio de la Carta Orgánica del Banco Central fue usado de tapadera para meter por la ventana un artículo que le permitiera al gobierno imprimir más billetes para cubrir los agujeros negros de su presupuesto. Se ve que Mercedes, como la llama la presidenta, cuando redactó el proyecto no tuvo en cuenta que ella quería “un BCRA que no esté reducido únicamente a preservar la estabilidad monetaria, sino que esté también preservando la estabilidad fiscal”, como dijo en su discurso del 1 de marzo.