La autopartista norteamericana Lear reabrió sus puertas el martes 19, tras 15 días de locáut patronal, rodeada de un inmenso despliegue represivo. En esas condiciones retomó sus tareas “normales”, como dijo un gerente en declaraciones periodísticas.
La autopartista norteamericana Lear reabrió sus puertas el martes 19, tras 15 días de locáut patronal, rodeada de un inmenso despliegue represivo. En esas condiciones retomó sus tareas “normales”, como dijo un gerente en declaraciones periodísticas.
Los trabajadores de Lear vienen llevando adelante un duro conflicto desde hace dos meses, cuando la empresa despidió más de 250 compañeros, incluida toda la Comisión Interna. En este período, en medio de grandes luchas, con marchas, paros adentro y cortes de la Panamericana, una cantidad de trabajadores “arregló”, se logró la reincoporación de cerca de 60, y el Ministerio de Trabajo, finalmente, cumplió la resolución judicial de hacer entrar a los delegados a la empresa. Quedan 67 compañeros despedidos que luchan por su reincorporación.
El 19 los delegados denunciaron que la empresa los mantiene encerrados en un cuarto sin contacto con los compañeros, a la espera de ejecutar la maniobra que tiene preparada el fascista Pignanelli, secretario del Smata, de realizar una asamblea el 20, para desbancar a la Interna. Recordemos que Pignanelli encabeza el ataque a los trabajadores, llegando al secuestro de los compañeros de Lear para hacer una asamblea trucha rechazada por la justicia.
Sólo la más amplia unidad de despedidos y no despedidos, con una política que tenga en cuenta las opiniones de todos los trabajadores y no solamente del activo, puede lograr avances en esta dura pelea, para poner un freno a esta política del gobierno nacional y las empresas, que descargan la crisis sobre las espaldas de los trabajadores.
