La humanidad con las vacunas, las cloacas, el agua potable y una buena nutrición resolvió un gran salto en la expectativa de vida.
Pero las vacunas están sujetas a patentes secretas, privadas, lo que hace que el desarrollo científico no se aplique en forma igualitaria y solidaria, sino que depende de las leyes del capitalismo. Hay una apropiación privada de este desarrollo, y de las grandes potencias que están detrás de este desarrollo capitalista. Diez países en el mundo tienen el 95% de las vacunas y hay cien países que no han recibido una sola vacuna.
Esto va unido a que en todo el mundo la atención primaria ha sido desmantelada o muy achicada. Y frente a una pandemia, sin vacuna, la atención primaria es el primer dique de contención. Pero hace años ya, con la globalización, incluso la Organización Mundial de la Salud (OMS) en sus protocolos considera que toda prestación es una mercancía, con ese criterio, en Bérgamo, zona de mayor desarrollo en Italia, el 50% de las camas son privadas, clínicas donde se desarrolla la ciencia médica con toda su sofisticación, pero esto implicó un decaimiento en el resto de la atención. Por ejemplo, una de las clínicas privadas de Bérgamo es la clínica Humanitas de Gianfelice Rocca, dueños de Techint, hermano mayor de Paolo. Allí cuando llegó el virus vimos los estragos que causó.
El mundo fue agarrado por esta pandemia, sin defensas. Y así es como, por ejemplo, si bien se aumento la expectativa de vida, esto no es parejo. Están los países que tienen una expectativa de vida muy alta y los que tienen una perspectiva de vida mucho más baja. Europa con alta expectativa de vida, la gran mayoría de las personas mayores no es que estaban en un lugar de respeto social, donde todos sus conocimientos fueran transmitidos a la sociedad, sino hacinados en los geriátricos.
De este modo es cómo el virus pegó de forma tan monstruosa sobre el mundo. La única medida de prevención fue la cuarentena, una medida primaria y casi medieval, aún resistida por “líderes” como Trump o Bolsonaro que plantearon que esto era “una gripecita”.
Acá tuvimos las mismas expresiones. Se había cerrado el Ministerio de Salud y transformado en una secretaría, una situación interna del país en crisis y con el pueblo empobrecido. Tuvimos los personeros que plantearon que la cuarentena era desmedida, que la ayuda del Estado para los más necesitados para paliar de alguna forma la cuarentena era producto de una política de “planeros”, pese a que la ayuda del Estado fue insuficiente, y hoy el 50% de nuestra población está en la pobreza y mal alimentada, cuando con el 1% de las carnes que se produce en la Argentina se podía dar de comer a 16 millones de argentinos durante un mes, con el 12% durante un año. ¡Qué no hubieran dicho en ese caso!
Todas estas trabas de un mundo capitalista nos llevó a que hoy nuestro país tiene una cantidad escasa de vacunas, que consiguió a un costo muy elevado y en medio de las presiones de las distintas patentes. Si se tuvo la posibilidad de acceder a la Sputnik V tuvo que ver con condiciones que puso Rusia, la Sinopharm con condiciones que puso China, y la AstraZeneca que Argentina la puede fabricar acá, como está bajo una empresa privada de Hugo Sigman quedó subordinada a que su envasamiento se haga en México. Ahora, para envasar esta vacuna hace falta un insumo que solo producen Estados Unidos y Alemania, un pequeño filtro, que como han prohibido la exportación de todos los insumos de la vacuna, Argentina tiene bloqueada la posibilidad de desarrollar esta vacuna, cuando podríamos producir, como lo dijo el propio laboratorio, 20 millones de vacunas.
De Renzis. Para romper con este tipo de cosas hay que tomar decisiones soberanas desde el comienzo, y el primero de todos es decir “yo hago lo que tengo que hacer y después me fijo lo de las patentes”.
Arnoldo Gómez: Pero hace falta un gran protagonismo popular, queda todavía una gran batalla sobre la pandemia. Está bueno que el pueblo tenga la expectativa en la vacuna como esperanza, como luz de salida, pero hace falta un gran protagonismo popular para reclamar que se vacune a todos y para exigirle al gobierno una diplomacia antipatente, Argentina tendría que unirse a los países dependientes y del tercer mundo para reclamar que cesen las patentes y al mismo tiempo desarrollar una política de tener vacuna propia o asociado a países oprimidos.
De Renzis. En la época de Lula, Brasil no respetaba patentes y copiaba.
Arnoldo Gómez. Nosotros tendríamos que tomar medidas de ese tipo. En las notas sobre el Malbrán que se hizo hoy en tu programa se muestra que la Argentina tiene capacidad y posibilidad de un desarrollo autónomo. Esto es importante por lo siguiente: este año habrá que comprar vacunas como se pueda para paliar la situación, pero habrá que vacunar contra el Covid todos los años, si no tenemos autonomía para desarrollar una vacuna propia vamos a estar complicados.
De Renzis. Por eso no hay que permitir que se bombardee el proyecto ni que caiga en manos de laboratorios privados.
Arnoldo Gómez. Exactamente, en manos del Estado.