En un artículo publicado por The Wall Street Journal Americas (La Nación, 15 de marzo de 2012) se señala la preocupación de las monopolios imperialistas en Asia por los aumentos de salarios a consecuencia de las “olas de agitación laboral” en los últimos dos años. Fenómeno que se registra no sólo en China, sino también en varios países del Sudeste Asiático, como Malasia, Tailandia e Indonesia.
En un artículo publicado por The Wall Street Journal Americas (La Nación, 15 de marzo de 2012) se señala la preocupación de las monopolios imperialistas en Asia por los aumentos de salarios a consecuencia de las “olas de agitación laboral” en los últimos dos años. Fenómeno que se registra no sólo en China, sino también en varios países del Sudeste Asiático, como Malasia, Tailandia e Indonesia.
“En el último año, las compañías globales han visto un alza en los precios de la mano de obra en China, pese a la debilidad de la economía mundial, a medida que los trabajadores empiezan a exigir una mayor tajada del auge económico. En meses recientes, la presión también se ha intensificado en países del Sudeste Asiático que se ofrecían como alternativas para las compañías que buscan eludir el encarecimiento de las operaciones en China.
“En algunos casos, los gobiernos asiáticos respaldan las reivindicaciones salariales, en parte para evitar la clase de conflictos sociales que desembocaron en el derrocamiento de varios regímenes en Medio Oriente y también para calmar el incipiente movimiento obrero en sus países.
“Beijing subió su salario mínimo mensual 8,6% a 1.260 yuanes (US$199) a partir de enero, según la agencia de noticias estatal Xinhua. En febrero, el centro industrial de Shenzhen, en el sur del país, incrementó su salario mensual obligatorio casi 14% a 1.500 yuanes. La ciudad portuaria de Tianjin hará lo mismo a partir de abril, con lo que su salario mínimo subirá 13% a 1.310 yuanes, informó Xinhua.
“Las medidas de China, en parte, han provocado iniciativas similares en la región. Los trabajadores indonesios en algunas áreas han conseguido aumentos del salario mínimo de más de 20% en los últimos meses.
“Tailandia planea introducir un alza del salario mínimo a partir de abril. Sindicatos en Camboya, Sri Lanka y Bangladesh también demandan incrementos.
“La propagación de este movimiento obrero presenta desafíos para las compañías que desde hace años dependen de sus operaciones en Asia para mantener a raya sus costos. Entre las multinacionales afectadas se encontrarían Nike Inc., Adidas AG, Dell Inc., al igual que sus proveedores”.
Un gigante que se levanta
De las preocupaciones de los monopolios imperialistas que señalan los articulistas surge que las luchas y el desarrollo del movimiento obrero en China y el Sudeste Asiático les dificultan descargar la crisis sobre ellos. Es más, los aumentos de salarios logrados por estas luchas obreras ya no les aseguran los beneficios extraordinarios que lograban en esos países por el diferencial de la alta productividad y los bajos salarios. Lo que hace que muchos de esos monopolios estén trasladando sus operaciones a “otras partes del mundo, incluyendo América Central y países como Haití y Jordania”, como registran también los articulistas.
Aunque los aumentos de salarios resulten significativos para los capitalistas en cuanto afecta a su diferencial de ganancia, comparado con las condiciones de superexplotación obrera que pueden lograr en países de África y América Latina (incluyendo los propios monopolios imperialistas chinos que instalan armadurías para penetrar en los mercados de esos países), las condiciones en que viven los obreros en Asia todavía siguen siendo miserables. Incluso en la propia China, aun cuando han logrado con sus luchas que los salarios hayan pasado en 4 años, de 40 a 200 dólares por mes: la mayoría son migrantes del interior sin posibilidades de acceso a una vivienda digna, carentes de servicios de educación y salud. Por lo que esos logros antes que amenguar, van a estimular aun más el desarrollo de las luchas y la organización del movimiento obrero en esos países. A su vez esto va a repercutir con fuerza en las áreas rurales, en las que todavía queda un 50% de la población que apenas alcanza a autoalimentarse sin prácticamente ingresos monetarios: en un reportaje para CNN, un analista económico de Hong Kong sostuvo recientemente que en las áreas rurales de China el ingreso monetario por campesino era de apenas 9 dólares al mes.