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07 de November de 2018

Lo que nos dejó el 33 ENM

Los desafíos de los Encuentros de Mujeres

Conversamos con Ornella y Magalí, integrantes de la Comisión Organizadora del 33 Encuentro Nacional de Mujeres realizado en Trelew (Chubut), quienes analizan cómo, garantizando los pilares fundamentales de los Encuentros, se pudo concretar el evento más masivo de la historia de la zona.

Garantizar que los Encuentros sean autónomos, autoconvocados, democráticos, pluralistas, autofinanciados, federales y horizontales, es un desafío que se le impone cada año a la comisión organizadora del Encuentro.
En el Encuentro de Chaco se había elegido por mayoría la provincia de Chubut. Luego de una reunión plenaria, las mujeres de Chubut analizaron que la ciudad de Trelew era la que mejores condiciones tenía para recibir a miles de mujeres, y que las ciudades vecinas pudieran servir de soporte.
Cabe estacar que el grueso de la comisión organizadora estaba compuesto por compañeras de la zona de Trelew y de las localidades vecinas, sin embargo, también había mujeres de la Cordillera: de Esquel, de Lago Puelo, y de otros lugares.
Así, Magalí viajaba quincenalmente desde Comodoro Rivadavia (la ciudad más al sur de Chubut), y en el último tiempo se instaló en Trelew para garantizar las tareas que requiere el Encuentro Nacional de Mujeres.
En la segunda plenaria, en la ciudad de Trelew, empezaron a hablar de cómo armar las comisiones. Recuerda Ornella: “Muchas de esas mujeres nunca habían ido a un Encuentro, entonces se hacía un poco difícil definir la función de la Comisión. Entraba también la disputa de cómo iba a ser ese Encuentro, la operatividad de las comisiones, en qué te expedís y en qué no, de qué hablás, de qué no hablás. Construir esa horizontalidad en esa democracia que nos encanta pero que es re compleja, acostumbradas a prácticas mucho más verticalistas, construir los consensos siempre fue difícil, hasta el último momento un desafío”.
Magalí dice “voy a expresar una opinión muy personal: En Chaco, la mayoría de las que participamos nos sorprendimos con la elección de Chubut. Pero, por otro lado, cuando lo analizamos en política, todos los elementos y condimentos políticos del año pasado hablaban de eso”.
Al principio, hubo una alta participación de mujeres que militaban para el dasnevismo; según cuenta Magalí, ese grupo prácticamente desaparece de esa comisión original con el fallecimiento del ex gobernador.
“La primera plenaria fue muy grande. Participamos de toda la provincia y con el transcurrir de los meses fue decantando con el grupo que en los hechos trabajó. Cuando se decide que sea en Trelew una parte decide hacerse a un costado, y otra parte se queda hasta que finalmente se conforma un grupo muy diverso, con fuerte presencia del PJ, kirchnerismo, de varios sectores pero que en los hechos pudimos trabajar realmente bien, en el sentido de poner por delante las tareas y dejar de lado los debates o discusiones”, analiza Magalí.

Desafío 1: La unidad
Poner en práctica lo mejor de nuestra línea y resolver el Encuentro, es un gran desafío que demanda un gran trabajo de frente con otros sectores. Una característica es que la comisión estaba integrada por muchas mujeres que no habían participado antes de un Encuentro, que sin embargo le pusieron el hombro y laburaron para que el objetivo se concretara.
Como recuerdan las compañeras, hubo un trabajo muy intenso para que el ENM se conociera. Uno de los esfuerzos mayores estuvo puesto para que del interior de la provincia pudiesen viajar muchas mujeres, y se recorrió la provincia. Esta particularidad se evidenció en la marcha, en la columna de la provincia de Chubut, como señala Magalí.
Analiza Ornella: “Hubo debates que no fueron fáciles. Fue una comisión organizadora a la que le costó mantener la unidad hasta último momento, sin embargo, empujamos para que esa unidad existiera, ya que era necesaria para que se pudiera cumplir cada una de las instancias del Encuentro.
“Los últimos días estaba todo muy tensionado en relación a las disputas que existían en relación al Encuentro, sobre todo en el planteo de cambio de una serie de características. Esa disputa se expresaba claramente en la comisión organizadora. Fueron discusiones muy difíciles, y llegó un momento donde se priorizó la tarea en sí misma, y que los debates que nosotras tuviéramos se expresaran en los talleres. Para eso tenía que existir el ENM. Que se debatiera si había cambio de nombre o si se lo consideraba un pilar, qué iba a pasar con la sede, si se votaba… todas esas cuestiones lo expresaran las 60 mil mujeres que vinieron, que la comisión organizadora no podía resolver los debates de todo un movimiento”.
Magalí analiza: “Para algunos sectores el Encuentro es un Encuentro de fuerzas. Tiene que ver con el cambio de carácter que algunos sectores le quieren dar, y en eso tuvimos una dura batalla. Después, lo complejo de este debate es que se asienta en un pedido muy sentido, en una zona donde la realidad de los pueblos originarios y las peleas que contra ellos se cometen están a la orden del día. Hay juicios por las recuperaciones de tierra… ahora estamos en una pelea de una ocupación, por eso encontró eco ese reclamo”.
Otro ítem importante que recuerdan es la elaboración del documento de apertura: “Nos llevó un tiempo importante porque teníamos que ir repasando nuestros acuerdos, y nos parece que en general fue bueno, y el rechazo a las políticas de ajuste y de entrega estuvo presente. La primera mitad del año la provincia estuvo atravesada por la lucha de los estatales, con las paritarias congeladas, los pagos escalonados, que incluso influyó en lo que fue la organización. Nos costó más la gestión con el gobierno, nos costó conseguir algunos espacios, nos costó conseguir plata, etc.

Desafío 2: El alojamiento
Fue un Encuentro atravesado por la marea verde, con la crisis que golpea fuerte los bolsillos y que, sin embargo, no frenaba a las miles de mujeres que querían participar; el mayor desafío que tuvo esta comisión fue poder alojar a piso más de 30 mil mujeres en una ciudad de 100 mil habitantes.
Ornella, que fue miembro de la Comisión de Alojamiento, cuenta: “Sabíamos que no iba a ser un Encuentro chico, a pesar de que algunas fuerzas jugaban para eso. En el medio, tuvimos tres meses de paro docente y estatal: las escuelas estaban prácticamente cerradas porque hasta las directoras las habían cerrado. Conseguir una escuela para el Encuentro era un desafío enorme. Íbamos contando escuela por escuela conseguida, y calculábamos metro cuadrado por metro cuadrado. Contábamos: tenemos cuatro mil, cinco mil… Un día, con una compañera de la comisión hicimos la cuenta y teníamos 29.750 pedidos de alojamiento, calculamos la cantidad de escuelas comprometidas, nos entraba algo así como 29.900 mujeres ¡Sobraban 200 lugares! Nuestro asombro fue: ¿en qué momento llegamos a tantos lugares?”.
El trabajo que hicieron las compañeras para garantizar un pedazo de piso bajo techo para las mujeres fue tremendo. Visitar escuela por escuela, hablar con las directoras, “en una ciudad donde no se sabía qué era el Encuentro, con muchos sectores que se encargaron de meter miedo y eso generaba desconfianza en los directivos de escuelas. Sin embargo, algunas escuelas las devolvieron en mejores condiciones que las que estaban”.
Otro ingrediente fue que desde el Ministerio de Educación no hubo voluntad para facilitar la tarea. Sin embargo, gracias al transitar de las compañeras, en Trelew se consiguieron cerca de 50 escuelas, en Madryn más de 30, en Gaiman las tres escuelas. Además de que en todas las ciudades aledañas a Trelew se pedía para hospedar en los centros de salud, en los centros de promoción social, jardines y espacios municipales.

Desafío 3: La seguridad
Cuentan las compañeras que durante todo el año estuvieron trabajando con la comisaria a cargo. “Una comisaria que se plantaba muy bien y desde su rol de mujer dentro de la fuerza. Ella planteaba un operativo donde se iba a reforzar la seguridad en los barrios, que era lo que nosotras pedíamos, entendiendo de que la crisis hace a la inseguridad”, relata Ornella.
La primera situación que se vivió, fue durante la noche del viernes 12, cuando se empieza a saber que Gendarmería, por orden del gobierno nacional estaba parando micros en Bahía Blanca. “Primero son 20, después son 50, 70… no llegan a la apertura, decíamos. Decíamos ¿cómo van a llegar?”.
Durante la madrugada del sábado, la comisaria a cargo del operativo de seguridad de Trelew había sido removida del cargo. Massoni, ex ministro de seguridad provincial –actual ministro de Gobierno- era quien manejaba el operativo. “Nosotras ya sabíamos quién era, porque fue el que mandó a reprimir a los docentes unos meses antes”.
Durante el Encuentro liberaron zonas. “Había un solo móvil para tres barrios enormes, donde teníamos seis escuelas llenas de mujeres, de a 500. La policía no evitaba los piedrazos que recibieron las escuelas, no evitaron nada. Entendemos que fue una maniobra del gobierno para que muchas mujeres la pasaran mal”, analiza la compañera.
“Lo que pasó al final de la marcha fue provocado también. Porque la marcha fue muy masiva. Uno de los mayores aciertos de la comisión es que pasara por los barrios, para que cada vecina saliera a la puerta a convidar agua, a sacar el pañuelo, a llorar, a abrazar, a sumarse a la marcha. Fue el mayor golpe para este gobierno que nos quiere con hambre y solas. Por eso, su respuesta fue lo que pasó al final de la marcha, una represión desmedidísima, donde no había oficiales para cuidar las escuelas, pero estaba la montada, estaban los bomberos, un despliegue enorme en una plaza vallada, donde no había más de diez mujeres, y que las llevaron a todas presas. Entendemos que eso estuvo armado y fue para ensuciar el evento”.

Un antes y un después
Para la Patagonia, y principalmente para la zona de Trelew, Madryn, Gaiman, Rawson, Playa Unión, todos los lugares donde pasó el Encuentro, hay un antes y un después. Y las compañeras recuerdan haberlo repetido: ‘el Encuentro es todo lo que va a quedar’. “Creo que lo decíamos sin medir todo lo que iba a quedar”, dice Magalí. “La marcha jugó un papel fundamental, porque no sólo las mujeres de los barrios se arrimaron a los talleres, sino a la plaza de los artesanos… la marcha expresó toda esa diversidad, expresó que el Encuentro es todo lo que nos animamos a decir, a denunciar, el Encuentro son las pibas y son las doñas. Son todas las que salen a pelear”, señala Ornella.
Para Magalí: “el Encuentro fue un éxito, pese a los elementos que pudieran empañarlo con algunos incidentes, o lo que surgió con una campaña que intentaron montar en algunos sectores para opacar el Encuentro. Fue un éxito porque desbordó toda previsión posible respecto de los espacios para funcionar. Los talleres reventaban de mujeres. Nos quedaron chicas las escuelas. Y eso da cuenta de la necesidad de hablar, de compartir las experiencias, de organizarnos, que tenemos, y en ese sentido, me parece que fue buenísimo”.
Que quede el Encuentro de verdad, es todo ganancia para todas esas mujeres que se animaron y esperamos que sean muchas las que viajen el año que viene. Ahora, es todo un desafío para las mujeres de la zona, las porteras de las escuelas, que dicen: ¿Y ahora cómo hacemos para viajar a La Plata?

Hoy N° 1742 07/11/2018