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02 de October de 2010

Unir la gran movilización patriótica y popular del Bicentenario a la lucha social y política de la clase obrera y del pueblo.

Los festejos pasan, y los problemas quedan

Hy 1320 / La hora política

1. El balance del Bicentenario
La Argentina no había vivido nunca una movilización de masas con tan profundo fervor patriótico y popular como la del Bicentenario de la Revolución de Mayo. En Buenos Aires, y en las provincias, sus ciudades y sus pueblos.
Conscientes de las profundas consecuencias de semejante hecho, todas las clases sociales y las fuerzas políticas buscan interpretar lo que pasó.
“La sociedad, como demostró el Bicentenario, no hace más que dar sorpresas”, (La Nación, 31/5). Se multiplican las encuestas tratando de “revelar” el significado de “esta sorpresa”.
Para los revolucionarios es un momento de oídos bien abiertos para recoger las opiniones de la clase obrera y las masas populares, sin encerrarse en apreciaciones subjetivas, ni dejarse llevar por los “balances” tendenciosos de las usinas políticas y mediáticas del sistema. Sintetizar esas ideas con la guía del marxismo-leninismo-maoísmo y la línea del PCR, y analizar los nuevos hechos que se van produciendo, es una cuestión fundamental para encarar lo que se viene, que va asomando en la política nacional.

2. En las calles

Todo el país se vio conmovido por el remezón patriótico y popular del Bicentenario.
El gobierno preparó largamente los festejos. Ajustó su discurso, y logró el apoyo de importantes sectores progresistas de la cultura y la participación de otros. La participación de artistas populares y el transporte gratis, facilitaron que los festejos en la avenida 9 de Julio fueran un gigantesco escenario multifacético, con el final imponente de Fuerza Bruta, llegando a todo el país a través de la TV.
Macri y otros sectores opositores dentro del sistema facilitaron la polarización que el kirchnerismo buscaba al encerrarse en el Colón.
En cada provincia y pueblo, hubo otros actos y festejos, de diversos colores, con gran participación popular. Incluso en las localidades turísticas se multiplicaron las movilizaciones con banderas, cantos y actividades culturales.
Fue amplia la participación popular en la plaza Lorea de la Capital Federal, el acampe de la CCC, una amplia maratón cultural, y mesas redondas y otras actividades de fuerzas de populares, entre ellas el PCR. La CCC y el PCR impulsaron actividades culturales y políticas en muchas ciudades y pueblos. También se desarrollaron actividades de otras fuerzas, como la llamada “El otro Bicentenario”.

3. El discurso y los hechos
El kirchnerismo ajustó su discurso en lo patriótico y lo nacional, el progresismo social, el federalismo, el industrialismo, lo democrático… Eso facilitó la participación popular. Cuando intentó kirchnerizar el festejo, como ocurrió a la salida de la catedral de Luján, cayó mal; igual que cuando Cristina K se puso la gorra con el letrero: “Kirchner 2011”, o “el faltazo” de la presidenta al desfile militar. Desbordado por la masividad, como reconoció CK, el gobierno buscó ser cuidadoso.
Dicen que Néstor K considera que hay que mantener “la buena onda” que mostró el Bicentenario, y que ese “cambio de humor popular” se debería a su buen manejo de la economía nacional frente a la crisis mundial. Pero los festejos pasan y los problemas quedan, y no se resuelven con discursos, sino con hechos.
En el desfile militar, en la cancha durante el partido de la selección argentina con la de Canadá, y luego del Himno con que se inició el 25, (con Soledad en el escenario), grandes masas cantaron: “¡El que no salta es un inglés!”. Pero los discursos de Cristina K sobre la soberanía nacional en Malvinas no solo no van seguidos de medidas que golpeen a los grandes capitales ingleses, sino que el gobierno sigue haciendo negocios con ellos, como lo hace con el Barclays, banco de la oligarquía inglesa gobernante, tiene en sus manos el negociado del “canje” de deuda ilegítima, junto con la financiera de los amigos del ministro Boudou, (ex militantes del finado gorila Alsogaray asociados con Menem). No se toca a las petroleras, mineras y bancos ingleses.
El gobierno habla de derechos democráticos, pero en los hechos judicializa la protesta popular: procesa a casi 5.000 dirigentes populares. Puede hablar de progresismo social, pero en los hechos, según el Indek, el empleo crece cinco veces menos que la producción: en el primer trimestre del 2010 la actividad económica creció un 6,3% y el empleo solo el 1,3%, lo que revela que la producción aumenta en base al brutal aumento de la superexplotación obrera.
El gobierno puede hablar de la industria nacional, pero en los hechos, de las 500 empresas más grandes de la Argentina, 330 son extranjeras, y se llevan el 90,2% de las utilidades. Esa extranjerización avanzó durante el kirchnerismo en frigoríficos, siderúrgicas, cementeras y tierras. De las 200 mayores empresas del país, las de capital extranjero eran el 64,3% en 1997, y aumentaron al 77,3% en el 2007. En el 2009, esas empresas extranjeras giraron al exterior 8.109 millones de dólares (La Nación, 30/5). Ver nota en página 13.
El gobierno puede hablar de federalismo. Pero en los hechos, se opone a la devolución del 15% de su coparticipación, recortada por el menemismo cuando privatizó las jubilaciones con las AFJP, que ahora volvieron al Estado.
El gobierno sí puede aprovechar –los hechos dirán hasta cuando– haber sido el organizador del principal festejo. Sobre todo, puede aprovechar el papel vergonzoso de la mayoría de sus opositores dentro del sistema. Papel que algunos ahora tratan de ocultar tras una supuesta “unidad nacional”, que sería el abrazo de los mismos a los que el Bicentenario les pasó por encima. La gran concurrencia afuera del Colón no expresa ningún cambio del malhumor popular contra Macri.

4. El día siguiente

Los festejos pasan y los problemas quedan.
La crisis golpea duro a Europa. Ajuste en Italia por 30.000 millones de dólares, y Francia prepara el suyo. El “ajuste” de Zapatero va abriendo en España una crisis política. Hay huelgas en Italia, Grecia, España y propuestas para acciones unidas en toda Europa.
La situación de Europa muestra que la crisis está viva, y va a tener rebotes en la Argentina. Además, está el castigo de la inflación.
Por eso, el aumento conquistado por los trabajadores de la alimentación se ha afirmado como piso de los reclamos salariales; en este gremio la firma del acuerdo fue unida a la continuidad de la lucha por la reincorporación de los despedidos. Los trabajadores del azúcar lograron un alza del 42,8%. Luz y fuerza, que había firmado un aumento salarial del 22%, ahora reabre para llegar al 35%. También bancarios va por más. Sigue la discusión en comercio (piden 30% de piso, y 50% en los sectores más bajos), gastronómicos (40%) y construcción (35%). Se abrió la paritaria de los mecánicos.
El fallo de la Corte Suprema blanqueando la parte “no remunerativa” de los salarios, es una nueva e importante conquista del movimiento obrero.
Sigue el plan de lucha de los desocupados. Hay zonas explosivas por el artículo 9 de la asignación por hijos, que provocó la caída de planes, los manejos de la asignación por hijos y Argentina Trabaja, y la inflación que se devora a todos esos planes sociales. También hay movilizaciones en repudio a la brutal la represión a los desocupados de Moscóni por la policía del gobernador K, Urtubey, y la Gendarmería de los K; y al atentado que quemó la casa de Reyna Gómez, coordinadora de la CCC de Las Palmas, Chaco. Sigue la lucha por las jubilaciones, a las que la inflación golpea duro.
Y las perspectivas son oscuras. Cristina K fue a negociar con Lula el comercio con Brasil. Brasil y Europa amenazan con represalias si Argentina abre las puertas a sus exportaciones. A la vuelta de Brasil, dijo la presidenta: “No hubo ni habrá trabas a las importaciones”. ¿Será doble discurso K y vendrán las represalias, o se abrirán las importaciones? En los dos casos habrá consecuencias graves para le economía nacional.
Cayó el precio internacional de la soja un 20%: bajo de 435 dólares en julio del 2009, a 344 a julio de este año. ¿Qué va a pasar en el campo, donde los ganaderos están en pie de lucha?
El Congreso de la FUA aprobó un plan de lucha por aumento de presupuesto.
Fracasó la promesa de Boudou, y las ilusiones de Néstor K, de conseguir préstamos en dólares a cambio del negociado del canje con los bonistas: ahora hay más deuda y no hay préstamos.

5. La unidad obrera y popular, patriótica y democrática
Los festejos pasan y los problemas quedan.
Los profundos sentimientos patrióticos y populares de las inmensas masas que se movilizaron en el Bicentenario de la Revolución de Mayo, no tienen respuestas, en los hechos, en la política kirchnerista. No los tiene, porque, en los hechos, como hemos señalado, es una política que engorda a un grupo de burguesía intermediaria, usando el aparato del Estado y la corrupción de cada día: 10 millones de dólares cuesta el avión en el que se moviliza el ministro De Vido. Es una política que usa el Estado para negociar con las potencias imperialistas, profundizando la dependencia y extendiendo el latifundio y la extranjerización de la tierra.
En cambio, el remezón patriótico y popular sí se va unido, como la carne al hueso, a la lucha social y política de la clase obrera del pueblo. Es así porque no hay salida a la crisis, con todos sus sufrimientos sociales, sin liquidar las dos montañas que nos oprimen: la dependencia del imperialismo y el latifundio oligárquico, y el Estado oligárquico-imperialista en que se sostiene el sistema. La refundación de una nueva Argentina, exige la conquista de la segunda independencia, llevando a cabo la tarea inconclusa de los hombres y mujeres que hicieron la Revolución de Mayo y la Guerra de la Independencia. En nuevas condiciones, con la clase obrera en el centro de la política nacional, el reagrupamiento de las fuerzas obreras y populares, patrióticas y democráticas es la gran tarea para avanzar por ese camino.