En nuestro país, en el que la producción de granos es la principal actividad agraria dirigida a la exportación, podemos ver que la misma se concreta en cuatro cultivos. Dos en granos de cereales (trigo y maíz) y dos en granos oleaginosos (soja y girasol), cuya producción alcanzó los 88 millones de toneladas en 2008. Más de la mitad de esa producción, 46 millones, fue soja, seguida de 23 millones en maíz, 15 millones en trigo y 5 millones en girasol.
En nuestro país, en el que la producción de granos es la principal actividad agraria dirigida a la exportación, podemos ver que la misma se concreta en cuatro cultivos. Dos en granos de cereales (trigo y maíz) y dos en granos oleaginosos (soja y girasol), cuya producción alcanzó los 88 millones de toneladas en 2008. Más de la mitad de esa producción, 46 millones, fue soja, seguida de 23 millones en maíz, 15 millones en trigo y 5 millones en girasol.
Del total de esa producción, se exportan directamente como granos, es decir sin ningún procesamiento, 37 millones de toneladas, más del 40%: 66% del maíz, 65% del trigo y 26% de la soja. Para que se tenga una idea de lo que se pierde exportando de esa manera, una tonelada de maíz en grano significa 115 dólares, mientras que si ese maíz es procesado, por ejemplo molienda en seco para producir harina, la tonelada significaría 260 dólares. En el caso de la soja, aparte de lo que se exporta en grano (26%), el resto se exporta, así como casi la totalidad del girasol, procesado como aceite para la alimentación humana y su subproducto (pellet), principalmente destinado a alimento para animales.
Un 25% del total de granos es embarcado a China (76% de la soja en grano), 12% a Brasil (47% del trigo en grano), 7% a Irán y a España (13 y 15% del maíz en grano, respectivamente). En cuanto a los aceites, un 24% va a China, 9% a Egipto, 8% a India y 8% a los Países Bajos (en este caso, sólo de girasol). Y de los pellets, un 15% a Países Bajos, 12% a España, 8% a Italia y 5% al Reino Unido.
El problema central en todo esto está en quienes manejan esas exportaciones en precios y cantidades, que son los mismos monopolios imperialistas que manejan precios y cantidades de los granos y alimentos en prácticamente todo el mundo. Así en todos lados nos vamos a encontrar con nombres repetidos como Cargill (el principal monopolio imperialista estadounidense de alimentos en el mundo), Bunge (actualmente con sede central en Estados Unidos), Dreyfus, Nidera y Glencore (las tres con sede central en Europa). Todas estas, en particular las tres primeras, con un manejo decisivo tanto en la exportación de granos como en aceites y pellets de nuestro país (ver cuadro). A lo que tenemos que agregar la norteamericana ADM (Archer Daniels Midland) y su controlada la exeuropea Toepfer, que sólo exportan en granos al igual que la china Noble. Secundariamente, por operar en los intersticios de los monopolios imperialistas, vamos a encontrar a las nacionales Dehesa, Molinos (hoy de Pérez Companc), Vicentin y ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas).
El gobierno kirchnerista a pesar de decirse nacional y popular nada ha hecho para cambiar esta situación. Al contrario, mientras ataca en bloque “al campo” aumentado la presión impositiva sobre la producción, deja que esos monopolios imperialistas sigan manejando las exportaciones y llevándose del país todo lo que pueden. Más allá de las amenazas a algunas exportadoras, que siempre terminan en algún “arreglo” particular, lo que se requiere es la nacionalización del comercio exterior, expropiando los monopolios imperialistas que hoy controlan, manejando precios y cantidades, lo fundamental de nuestras exportaciones de granos y sus productos.