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12 de November de 2014

Los “sucesos” de 1917 en Berisso (2)

Crónicas proletarias

 La huelga de los obreros de la carne de los frigoríficos Swift y Armour de Berisso, a fines de 1917, formó parte de la organización y lucha en los frigoríficos de Argentina y Uruguay, en medio de la gran oleada revolucionaria que sacudía la Argentina. 

 La huelga de los obreros de la carne de los frigoríficos Swift y Armour de Berisso, a fines de 1917, formó parte de la organización y lucha en los frigoríficos de Argentina y Uruguay, en medio de la gran oleada revolucionaria que sacudía la Argentina. 
Los frigoríficos empleaban a miles de argentinos e inmigrantes, hombres y mujeres, en terribles condiciones de superexplotación. Se venía de años de pocas ventas producto de la primera guerra mundial, por lo que las patronales, muchas de ellas imperialistas, aceleraron los abusos para “recuperar” ganancias. Así era común en 1917 que varias secciones, incluso la de matanza, trabajaran en dos turnos, en jornadas de casi 12 horas. Los menores eran empleados en secciones insalubres –conserva, pintura, triperías-. En las secciones de embarque, curtiembre y cámaras frías, el horario de trabajo llegó a durar hasta 20 horas seguidas. Las patronales, expertas en tratar de impedir la organización obrera, utilizaban las contradicciones entre criollos y extranjeros, mezclando en las secciones obreros de distintos orígenes. Recuerda José Peter, dirigente comunista “Manejábase el personal a gritos e insultos y muchas veces, hasta revólver en mano… tenían apuntadores  especiales en las letrinas para tomar el número de la chapa de cada concurrente, descontándosele media hora del jornal si demoraba más de cinco minutos”, Historia y luchas de los obreros de la carne.
En esos años, las patronales contaron a su favor con el apoyo del gobierno de Yrigoyen, que llegó a enviar los conscriptos de la Marina para reprimir a los obreros en Berisso a comienzos de 1918, con un saldo de varios muertos, y con la falta de organización nacional de los obreros de la carne. Ante los ataques de la Marina, una delegación de huelguistas se entrevistó con el ministro del área, reclamándole el cese de la represión. Anticipando la política aplicada por el yrigoyenismo en la semana de enero de 1919 y en la Patagonia, el ministro afirmó. “había necesidad de impedir que el gobierno norteamericano creyera que el gobierno argentino no cuidaba lo suficiente las personas y los capitales de aquella nación”.
Y lo “cuidaron”, a costa de un baño de sangre en Berisso. Recuerda Bernardo González Arrilli en su novela “Charcos Rojos”: “A los obreros que murieron el primer día –más de cincuenta- se les dio sepultura en silencio y a escondidas. De ellos se acordaban solamente sus familias…”. Estas y otras aberraciones como la sistemática violación a obreras, ha sido ocultada por la historia académica, incluso la “progresista”, que se limita a decir que el “conflicto” “desapareció”, “socavado por la prolongación”.