La política económica kirchnerista, el llamado “modelo”, se basó en tres pilares fundamentales: el superávit de las cuentas fiscales, el dólar alto y el superávit de las cuentas con el exterior. Pilares que hoy ya prácticamente no existen.
La política económica kirchnerista, el llamado “modelo”, se basó en tres pilares fundamentales: el superávit de las cuentas fiscales, el dólar alto y el superávit de las cuentas con el exterior. Pilares que hoy ya prácticamente no existen.
A pesar del importante aumento de los ingresos fiscales, eso no alcanza para cubrir el aumento del gasto principalmente por el extraordinario incremento de los subsidios (transporte, energía, etc.) y el desmanejo administrativo (corrupción), lo que ha producido un creciente déficit en la financiación del sector público. Por lo que el gobierno viene recurriendo a los fondos de la Anses y del PAMI, y mayormente del Banco Central. En particular al uso de las reservas de éste (para el pago de la deuda pública y sus intereses) y la apropiación de supuestas ganancias producto de la “revaluación” de dichas reservas (por la devaluación del peso), a través de una mayor emisión de pesos. Por ejemplo, mientras las reservas aumentaron un 8% en 2010, la base monetaria (dinero en circulación y en depósitos) aumentó un 34%. Al no ser destinados estos pesos al incremento de la producción, se constituyen directamente en el principal alimento de la inflación.
El deterioro del pilar de las cuentas fiscales, con la consiguiente inflación, ha llevado a un constante deterioro del segundo pilar: el dólar alto. Esto, a su vez, ha llevado a un constante achique del tercer pilar: la cuenta corriente con el exterior. Por un lado se viene achicando el saldo comercial por un mayor aumento en las importaciones que en las exportaciones (si éstas se han sostenido ha sido por el incremento en sus precios, como en el caso de la soja), y por el otro lado, por el creciente déficit en servicios y rentas, por el aumento en los pagos de fletes y seguros, intereses, giro de utilidades, etc.
Este debilitamiento de las cuentas externas, agravado por la llamada “fuga de divisas” que estimula el abaratamiento del dólar (por la inflación), es lo que ha llevado al gobierno a tratar de restringir las importaciones. Pero como viene sucediendo con los controles de precios, esas restricciones no logran cambiar la tendencia al deterioro de los tres pilares del “modelo”, porque es la propia política inflacionaria del gobierno (con la que viene cubriendo su déficit financiero), la que provoca su debilitamiento: el aumento de los costos del propio sector público y del sector privado y el abaratamiento del dólar y de las importaciones.