Reproducimos las palabras de Luis Molinas, secretario del PCR regional Santa Fe.
No es sencillo hacer un brindis por los 49 años del partido.
Es mucho lo vivido. Hay tantos compañeros y amigos con los que hemos compartido experiencias tan diversas, con los que tenemos muchas luchas recorridas, muchas ideas distintas, que no está bien decir palabras de circunstancia, queremos compartir nuestros pensamientos.
Reproducimos las palabras de Luis Molinas, secretario del PCR regional Santa Fe.
No es sencillo hacer un brindis por los 49 años del partido.
Es mucho lo vivido. Hay tantos compañeros y amigos con los que hemos compartido experiencias tan diversas, con los que tenemos muchas luchas recorridas, muchas ideas distintas, que no está bien decir palabras de circunstancia, queremos compartir nuestros pensamientos.
Cada aniversario es distinto, este es uno en que junto con los grandes éxitos logrados, tenemos una gran presión para cambiar lo que somos.
Y eso nos exige, porque no somos una secta autosuficiente, poner todos los días a prueba, con la pasión y la razón de la que somos capaces, si las causas y los objetivos que son los puntales de nuestro rancho, siguen siendo no solo válidos, sino suficientes para comprometer todo, incluso en muchos períodos, la vida.
A 50 años de la muerte del Che, animarnos a pensar si fue justo que muriera así, rodeado de un pequeñísimo número de camaradas, atacado por sus enemigos confesos, y traicionado por los que se decían amigos.
Si valieron la pena las decenas de miles de Comuneros fusilados en los cementerios de Paris, para castigar solo 90 días de libertad.
O como, cuando se visita la fosa común de la estancia “La Anita”, donde el Ejército enterró a la Patagonia Rebelde, por mandato de los estancieros ingleses y de los Braun Menéndez, pensar que hoy, uno de sus descendientes directos es el Secretario de Comercio de Macri, y junto con Aranguren, el ejecutivo de la Shell británica, integran ese gabinete del terror.
El 24 de Marzo, vamos a pelear por una conmemoración multitudinaria y única, porque con esos 30.000 desaparecidos se creyó enterrar el espíritu revolucionario del Rosariazo, del Cordobazo.
Y sobre estos ejemplos abundan los que teorizan sobre lo posible, sobre los atajos, los caminos supuestamente realistas, el reparto de la renta, sin tocar los monopolios ni los terratenientes, el socialismo siglo XXI.
Los respetamos, con muchos de ellos compartimos luchas. Pero nosotros no somos ni idealistas, ni optimistas estúpidos, somos los que en cada derrota de la humanidad, hemos visto a la vez, los avances. Los que creemos que no hubo marxismo ni revolución en Rusia, sin la comuna de Paris. Que Hitler hubiera dominado el mundo, si no hubiera existido el ejército rojo de Lenin y de Stalin para derrotarlo en una guerra, de la cual volvió uno solo de cada veinte comunistas que marcharon al frente de batalla. No hubo revolución en China sin las enseñanzas de Mao sobre lo que pasó en Rusia y no hubiera habido revolución Cubana, ni el Che, ni la liberación de los países del Tercer Mundo, sin Mao.
Y no hubiera habido independencia sin San Martín, aunque haya muerto en el exilio, sin Güemes traicionado por los propios terratenientes salteños, sin Juana Azurduy, aunque sus restos fueran arrojados al osario común del cementerio de Chuquisaca.
Luchar, ser derrotados, volver a luchar para volver a ser derrotados, para al fin triunfar. Esa es la verdadera lección de la historia.
Y no somos utópicos, al Che y a la China de Mao los vimos con nuestros ojos.
Por eso no vacilamos hoy y reafirmamos las banderas y menos vamos a vacilar porque nos amenacen con una oleada de fascismo en el mundo y en la Argentina. Con Macri, con Trump, con Putin, con Xi Jing Pin.
No los subestimamos, ya no tenemos 20 años, como cuando fundamos el Partido, y sabemos todo el daño del que son capaces. Pero van a pasar a la historia como fascistas que son, junto con los fascistas que fueron.
Y nosotros hoy ¿qué hacemos? No nos quedamos soñando en el pasado, peleamos todos los días e incansablemente por pequeñas o grandes conquistas para el pueblo, eso que algunos llaman reformas.
En cada una de las principales empresas de la zona, entre los empleados y los docentes, todos los días luchamos por un sueldo digno, porque paren los despidos y los convenios por productividad, por las condiciones de trabajo… Y por el imprescindible Paro Nacional de la clase obrera.
En el medio de mil trampas, ahora vamos a organizar cientos de compañeros desocupados en planes de trabajo, conseguidos con luchas heroicas. Pero el Gobierno no va a impedir que los usemos para ayudar a levantar a la lucha al millón de nuevos pobres de la política macrista.
En cada barrio y ciudad, hemos levantado la lucha por ni un pibe menos por la droga, en un gran frente único con las madres, con los pibes, con sectores de la iglesia, frente a una ofensiva que parece imposible de detener de uno de los negocios más grandes de la tierra. Que de paso, pretende liquidar la combatividad y la identidad de nuestros jóvenes, como valientemente denuncia Carlos.
Tenemos que tomar el empuje que mostró la Marcha de las Economías Regionales en su paso por Rosario, para avanzar entre los campesinos pobres y medios y obreros rurales. Para transformar en lucha, la miseria y el odio del Norte Santafesino.
Como desarrolló Meme, todos los días luchamos contra la doble opresión de las mujeres, tratando de estar a tono con la inmensa transformación de millones de mujeres en el país y en el mundo que no quieren, ni van a volver atrás. Eso que apareció sin tapujos en el histórico Encuentro Nacional de Mujeres. Y sin las cuales es imposible cualquier avance.
Y en las universidades y colegios secundarios por el derecho a la educación, los contenidos de la enseñanza y contra la limitación. Entre los artistas y los intelectuales.
Y estamos preparando en Rosario el próximo Encuentro Nacional de Naciones y Pueblos Originarios.
Por eso mismo estamos orgullosos del FSP (el frente más amplio de izquierda, abierto a todo lo nacional y popular) y de su labor legislativa y nos disponemos a una inmensa batalla para que se amplíe mucho más y la voz del Frente, o lo que es lo mismo, la voz de los santafesinos que luchan, llegue al mismísimo Congreso Nacional. Un objetivo absolutamente posible.
En cada uno de esos frentes no preguntamos la ideología, ni el partido de cada uno. Peleamos por unir hasta lo último que sea posible unir. Eso nos ha dado a lo largo de 49 años, amigos entrañables en todos los sectores, sin los que no hubiéramos podido llegar hasta aquí.
A la vez, estamos sinceramente convencidos que todas esas luchas se pueden revertir, y nada definitivo se puede lograr, si no luchamos al mismo tiempo por un gran frente único revolucionario que mantenga viva la gran convicción del Che y de Mao, de la Comuna de París, de la Revolución de Octubre y la Cubana, y acumule para acabar con la dependencia y la explotación del hombre por el hombre, para dar vuelta las bases del imperio burgués. Y buscamos todos los días, sin dogmatismo, ni ataduras, los caminos de aproximación a la revolución, propios de nuestra tan particular y querida Argentina.
Para “no faltar a la cita” cuando se dan esos escasos pero profundos quiebres que hacen posible que irrumpan cambios revolucionarios, como fueron en nuestro país el 46, los 70, el 2001. Los vivimos, los protagonizamos y sabemos de las reservas revolucionarias de la Argentina. Y en esas experiencias “cargamos las pilas”.
Para acabar con un Estado nacional, construido con bosta de vaca amasada con la sangre de los caudillos federales, el genocidio de los pueblos originarios, y el casi exterminio del pueblo paraguayo en la guerra de la Triple Alianza. Capaz de las masacres de la Patagonia y de la dictadura de Videla, apenas ven en peligro su poder.
Nada es definitivo, sin que el pueblo sea dueño de la tierra, de las grandes empresas y de las armas. Con Malvinas y sin bases extranjeras. Como lo vimos nosotros, no nos la contaron, en la China de Mao.
Con dolor vemos hoy que lo que aparecía en América Latina como “el camino posible”, no lo era tanto. Lo dijimos, pero estamos dispuestos a aprender de lo mejor de esos procesos.
Luchamos por no ser sectarios. Porque hacer posible lo necesario es una tarea de mayorías, imposible sin ganar la mente, pero sobre todo el corazón, de grandes sectores populares, como hizo el Che, como hizo Lenin, o Mao, o nuestros revolucionarios de Mayo.
Por eso necesitamos un Partido de masas. Por eso este año vamos a pelear por un gran crecimiento del Partido y de la Juventud y su fortalecimiento organizativo y extensión territorial.
Ser rojo no es ser sectario. No se puede ser revolucionario sin luchar por la unidad. Y fijar un objetivo grande a nosotros nos ayuda para salir de la secta, de lo estrecho, de las quintas, del electoralismo sin principios, y del reformismo por la reforma misma. Y del Partido en sí mismo.
Hemos cometido errores, en tiempos muy difíciles. Tenemos que repensarlos siempre, porque es el camino del avance y del triunfo. Pero en 49 años no hemos traicionado jamás nuestros principios, ni las luchas del pueblo. Nuestros mártires nos señalan permanentemente el camino. Y están con nosotros Navarrito, Enriquito, Miguel, la Grá, Arlette y junto con tantos otros, el entrañable Vasco Paillole.
Luchamos por la revolución. Luchamos contra la borrachera alfonsinista, la traición de Menem y De la Rua, y los 12 años de relato kirchnerista.
Hoy nos concentramos en unir todo lo que sea posible para pararle la mano al plan gorila, oligárquico y entreguista de Macri que tiene solo hambre y sufrimientos para la mayoría, con la soberbia de “los dueños de la patria” sin vueltas y sin relatos. Y vienen por la provincia de Santa Fe.
Para eso necesitamos más amigos, más unidad, más frentes únicos como los que hemos ayudado a forjar hasta ahora y de los que estamos orgullosos y agradecidos.
Y no tenemos duda que así, este año 2017 que se presenta complicado, va a ser de grandes luchas y de avances para el pueblo santafesino, para el Frente Social y Popular, y por eso mismo para nuestro Partido Comunista Revolucionario y nuestra combativa Juventud Comunista Revolucionaria.
Agradecemos de nuevo la presencia y los saludos de todos nuestros amigos, estamos orgullosos de haber podido mantenernos unidos a pesar de grandes y pequeñas diferencias y por eso mismo, los invitamos a levantar la copa por un 2017 de luchas y de triunfos.