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07 de August de 2019

Euforia y terror

Macri en la Rural

En la inauguración de la 133º Exposición de la Sociedad Rural Argentina Mauricio Macri fue muy aplaudido por su público, entre los que se encontraban varios representantes de empresas monopólicas imperialistas. Hay razones: en el 2019 la cosecha de granos y oleaginosas será record con 147 millones de toneladas y las exportaciones de carne vacuna pegaron un salto. Con un dólar a 45 pesos la euforia es lógica. La clase terrateniente de la que proviene Macri lo trató y ovacionó como si fuera el verdadero toro campeón.

Para despertar más entusiasmo entre sus seguros votantes, tal como anticipó Daniel Pelegrina, presidente de la Sociedad Rural, Macri les dijo: “a ustedes no les tengo que explicar la importancia de la cultura del trabajo; sin rezongar, se levantan y arrancan a trabajar antes del amanecer, no hay feriados, domingos, año tras año enfrentan heladas, inundaciones, sequías y siempre salen adelante”.

No es precisamente a la oligarquía presente, que conoce por pertenencia, a la que está describiendo el presidente, se confundió de clase olímpicamente y lo sabe muy bien, el que trabaja y vive las inclemencias del tiempo y determinadas condiciones de trabajo por ley no son sus aplaudidores de La Rural, sino los peones de las estancias a quienes Atahualpa Yupanqui les dedicó su Milonga del peón de campo, que en una parte dice: “vivo una vida sencilla como es la del pobre pión, madrugón tras madrugón con lluvia, escarcha o pampero a veces me duelen fiero los hígados y el riñón”. Son ellos a los que la dictadura a pocos días del golpe, en mayo de 1976, les impuso la Reglamentación de la Ley 20.744 de Contrato de Trabajo, que impuso al peón “obediencia debida” al patrón, con la cual hicieron tabla rasa con la Ley que había sancionado el gobierno de Isabel Martínez de Perón en septiembre de 1974, la que había incluido a los trabajadores rurales en sus derechos, a la par de todos los asalariados argentinos.

Para dejarlos más conformes con su proyecto de “supermercado del mundo” dijo: “nos comenzamos a integrar y hoy hemos abierto más de 200 mercados, por eso tuve el orgullo de ir con Luis Miguel (Etchevehere, ahora de nuevo ministro de Agricultura) a un supermercado en Japón y ver el dulce de leche argentino, la miel, el langostino, la carne, los vinos, vemos a Japón consumiendo la carne de la Patagonia por primera vez en la historia y vemos las cerezas y arándanos llegando a China”. Orgullo de “niño bien”, al estilo de los que a fines del siglo 19 “tiraban manteca al techo en París”, anhelan y están gobernando para que la Argentina vuelva a esa época.

Sin duda que en el país donde se está destruyendo la producción industrial a niveles nunca conocidos, principalmente con la desaparición de cerca de 20 mil pequeñas y medianas empresas, las exportaciones de productos primarios están en alza y las importaciones de productos que desplazan a la producción interna también. Para rematar su discurso de campaña electoral aseguró que “Se tienen que terminar las retenciones a las exportaciones, es un impuesto que atrasa, que destruye oportunidades, lamentablemente en la emergencia tuvimos que volver ponerlos, en forma pareja y equitativa para todos”. Le llama equitativas a las retenciones que aplican en porcentajes iguales a un gran terrateniente o capitalista del campo, que son los que concentran cada vez más la producción y la tierra, como a los chacareros de 40 o 500 hectáreas que exigen segmentar las retenciones y hacerlas diferenciales porque la política impositiva y los costos de insumos en dólares los sigue expulsando del campo, cuyos hijos tienen cada vez menos posibilidades de trabajar la tierra.

Sin embargo la euforia no pudo disimular el terror de la mayoría de los presentes, de los funcionarios y de Macri sobre la posibilidad cierta de que en las elecciones que se avecinan sea derrotada su política, objetivo para el que trabajamos fuertemente desde el PTP en el Frente de Todos.

Escribe José Puca

Hoy N° 1777 07/08/2019