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06 de April de 2016

¿Macri mantiene los acuerdos con China y Rusia?

Mientras hace entrar a Obama con platillos y tambores

Antes de su encuentro con el presidente de China en Nueva York, el presidente Macri afirmó que “será importante ratificar la alianza estratégica con China, pero a la vez plantear que los acuerdos que se lleven adelante deben ser transparentes y beneficiosos para el país”, según el enviado de La Nación (1/4/2016).

Antes de su encuentro con el presidente de China en Nueva York, el presidente Macri afirmó que “será importante ratificar la alianza estratégica con China, pero a la vez plantear que los acuerdos que se lleven adelante deben ser transparentes y beneficiosos para el país”, según el enviado de La Nación (1/4/2016).
Tras la reunión, en la delegación argentina dijeron que Xi Jinping manifestó su disposición a “revisar los acuerdos” suscriptos entre ambos países en el período kirchnerista. Después, Macri bajó los cambios: “Quizás haya que revisar alguna cosa”, dijo Macri. “Es parte de un proceso que aspiramos que se multiplique. Vamos a seguir trabajando codo a codo con China”, agregó, según Clarín (2/4/2016).
Hace apenas 4 meses, casi sobre el cierre de su campaña por el balotage del 22 de noviembre, según La Nación del 19/11/15, allegados a Mauricio Macri habían manifestado la preocupación de éste por los contratos que la semana anterior habían firmado el canciller Héctor Timerman y los ministros de Economía y de Planificación, Axel Kicillof y Julio De Vido respectivamente, con China y Rusia en el marco de la cumbre de presidentes del G-20, que se realizó entonces en Turquía. En el caso de China, por los contratos en lo financiero (que exceden los 15 millones de dólares) y también en lo técnico. Es que aquí el kirchnerismo acordó la ejecución de dos centrales nucleares, una de ellas con tecnología Candu (uranio natural) y la otra con uranio enriquecido.
Según el mismo diario, el malestar de Macri no era sólo con el apuro del gobierno kirchnerista, sino también con las diplomacias de China y de Rusia. Pues el dirigente del PRO había comprometido a los respectivos embajadores en Buenos Aires a no avanzar en las negociaciones con Argentina hasta el cambio de gobierno, el 10 de diciembre. Sin embargo, Kicillof y De Vido habían firmado un contrato con el presidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China, Xu Shaoshi, para avanzar en los aspectos técnicos de un “plan nuclear argentino”. 
Por otra parte, en la misma cumbre del G-20, De Vido se reunió con el ministro de Energía de Rusia, Alexander Novaky, para avanzar con el proyecto para la construcción de la hidroeléctrica Chihuido I, en Neuquén. El consorcio adjudicatario está conformado por empresas argentinas, la española Isolux Ingeniería y la rusa Inter Rao, que financiaría el 85% del costo total del proyecto, a través del Banco de Desarrollo y Comercio Exterior de Rusia.
Recién la semana anterior, por la lucha de los trabajadores de Atucha y tras la venida de Obama, el ministro Aranguren dijo que iban a iniciar conversaciones con China “para renegociar la financiación” (no habló de lo técnico) de las obras de su área, Energía y Minería, que es lo único sobre lo que supuestamente habló Macri con Xi Jinping en Nueva York. En cuanto a los acuerdos con Rusia, “silencio de radio” tanto aquí como alllá.
Demás está decir que Macri nada dijo antes y menos dice ahora sobre otros acuerdos aún más graves en plena ejecución, como la estación civil-militar en Neuquén que está construyendo China, supuestamente para avistaje lunar. Tiene extraterritorialidad y una exención impositiva por 50 años. Sobre esto recordemos que, en su discurso ante el Parlamento el 1° de marzo, Macri enfatizó: “refirmamos nuestra relación estratégica con China”, aunque con un sutil cambio en el concepto. Dijo “relación estratégica”, y no “alianza estratégica” como se definía en la época kirchnerista. Tal vez fuera un guiño hacia las otras potencias imperialistas, pues antes había dicho: “restablecimos relaciones con los Estados Unidos, Francia, Italia, Inglaterra, Alemania e Israel”, aunque el gobierno anterior no había roto relaciones con ellos, al menos formalmente. Ahora, según el enviado de La Nación que citamos al inicio, volvió a decir “alianza estratégica”. ¿Será lo que él piensa de fondo, y sin darse cuenta enmendó la plana a los redactores de su discurso? ¿O temía un reto del mandamás del imperialismo de China, con quien se aprestaba a reunir? De todas maneras, salió de la reunión “mansito”.