La violencia obstétrica no está ajena a las mujeres que paren un hijo con una obra social o una prepaga, pero está presente en el 100% de las mujeres que van a parir a un hospital de Jujuy. Clara es uno de los casos que la puso en evidencia y que más conmocionó en lo últimos tiempos a la sociedad jujeña, en tiempos de redes sociales y operaciones mediáticas sorprendentes.
La violencia obstétrica no está ajena a las mujeres que paren un hijo con una obra social o una prepaga, pero está presente en el 100% de las mujeres que van a parir a un hospital de Jujuy. Clara es uno de los casos que la puso en evidencia y que más conmocionó en lo últimos tiempos a la sociedad jujeña, en tiempos de redes sociales y operaciones mediáticas sorprendentes.
El 10 de febrero desapareció de la maternidad el bebé de Clara. Ella se durmió y al despertar ya no estaba en su cuna. “Suerte que saqué la foto” dirá después Clara, en tiempos en que el celular y su cámara se transformaron en una herramienta para toda lucha. La foto del bebé recorrió muros de redes sociales y cuanto grupo de whatsapp existía. La noticia viralizada generaba conmoción. Tanta que el bebé apareció en la madrugada siguiente en la vereda de la comisaría policial del Barrio Coronel Arias. A la hora, logró volver a los brazos de su mamá, una joven humilde de 24 años. El espantoso suceso con final feliz no solo dejó a Clara aterrorizada, sino que la transformó en la víctima de una operación mediática que aún hoy asombra.
Los periodistas que iban a realizar notas a Clara en la Maternidad comenzaron a recibir informaciones que sin chequeo alguno se desparramaron por canales, radios y diarios digitales. Clara estaba “detenida e incomunicada” fue la primer noticia post recuperación del bebé. Este dato falso fue acompañado de increíbles rumores sobre la paternidad del niño, la maternidad numerosa de Clara, revanchas familiares y otros cuentos que más vale olvidar que repetir. Pero este dato que arrojaba un manto de sospecha sobre Clara y la sustracción del niño, también despertó las solidaridades de quienes empezaron a comunicarse para que MUJERES UNIDAS EN LUCHA JUJUY, agrupación que lucha contra la violencia hacia las mujeres, se hiciera presente en la Maternidad para acompañar a Clara. Y allí resultó que Clara no estaba detenida, aunque sí sola en la habitación acompañada por una agente policial. Y Clara estaba tan sola de su familia como el resto de las mujeres parturientas. Las medidas de seguridad solo estaban destinadas a garantizar el aislamiento de las madres, sin dudas no se enfocaban a la seguridad de los bebés, como el de Clara, que fue sustraído en medio de personal de limpieza, enfermeras y médicos.
La seguridad también estaba enfocada en acercarse al papá de Clara y otro pariente que en la sala de espera tenían gorras de sol en sus cabezas. “No se puede usar gorra dentro del Hospital”, dijo el uniformado. “Se hubiesen preocupado por mi nieto”, contestó con sobradas razones el papá de Clara. Ella lloraba cada vez que alguien lograba ingresar a la habitación. Además de estar sola, cada tanto alguien la amenazaba con meterla presa por mentir respecto del robo del bebé (médica, fiscal). La misma amenaza se expandió a familiares de Clara que desmentían cuando podían las acusaciones mentirosas sobre ella. Entre muchos se logró desnudar la operación y el maltrato al que se sometió a Clara a pesar de su estado. Un video que se reprodujo más de 23 mil veces la tenía a Clara contando la apretada sufrida por el fiscal.
El dejar al desnudo la mentira y la operación fue una derrota silenciosa para el Ministerio de Salud y la dirección del Hospital, que con una responsabilidad directa sobre el suceso y el que podemos llamar su “sistema de seguridad de violencia obstétrica”, solo dijeron semana después que hay que “reforzar la seguridad”, sin hablar de sumarios internos ni nada parecido; cuando claro está que hay que investigar adentro del hospital. Este hecho reflotó otras situaciones padecidas por mujeres que incluso denunciaron situaciones en que se sospechaban intentos de sustracción de niños, e incluso se dudaba de muertes de bebés. Fue en este transcurrir que una nota de Pagina12 relataba que la presidenta del Superior Tribunal de Justicia de Jujuy, histórica radical, se había quedado con un niño en 1975, anotándolo como propio, mientras a la madre biológica le dijeron que el bebé había muerto.
Clara no habla mucho, se quedó un poco más tranquila cuando habló con el fiscal y se anotició de que la investigación ya no se dirigía hacia ella sino hacia donde correspondía. Se presentó como querellante, aunque todavía no fue resuelta su participación. El viraje de la investigación deja atrás la ametralladora de los medios que relataban que su pareja estaba detenida mientras caminaba con ella en libertad hacia su casa, ya de alta Clara y el bebé. Y destapó el maltrato hacia las mujeres pobres que son las que acuden al hospital, que tienen hijos en clara violación a las leyes de parto humanizado y violencia contra las mujeres.
Leyes contra la violencia obstétrica
La violencia obstétrica está tan naturalizada, que resulta útil leer las leyes que la describen, para luchar contra ella. El Caso de Clara motivó que la Multisectorial de Mujeres de Jujuy incorporara una consigna en la convocatoria al paro y marcha del 8M.
Organizaciones de mujeres confeccionaron un test que desnaturaliza esa violencia: “Mientras estabas internada en la clínica u hospital, con contracciones de trabajo de parto,
1. ¿El personal de salud hacía comentarios irónicos, descalificadores o en tono de chiste acerca de tu comportamiento?
2. ¿Te trataron con sobrenombres (gorda) o diminutivos (gordita-mamita-hijita) como si fueras una niña incapaz de comprender los procesos por los cuales estás atravesando?
3. ¿Fuiste criticada por llorar o gritar de dolor, emoción, alegría, durante el trabajo de parto y/o el parto?
4. ¿Te fue difícil o imposible preguntar o manifestar tus miedos o inquietudes porque no te respondían o lo hacían de mala manera?
5. ¿Se realizaron alguno o varios de los siguientes procedimientos médicos sin pedirte consentimiento o explicarte por qué eran necesarios? Rasurado de genitales – Enema – Indicación de permanecer acostada todo el tiempo – Rotura artificial de bolsa – Administración de medicación o goteo para “apurar” el parto – Tactos vaginales reiterados y realizados por diferentes personas – Compresión del abdomen en el momento de los pujos – Episiotomía – Cesárea – Raspaje del útero sin anestesia
6. En el momento del parto, ¿te obligaron a permanecer acostada boca arriba aunque manifestaras tu incomodidad en esa posición?
7. ¿Fuiste obligada a quedarte en cama impidiéndote caminar o buscar posiciones según tus necesidades?
8. ¿Se te impidió estar acompañada por alguien de tu confianza?
9. ¿Se te impidió el contacto inmediato con tu hija/o recién nacido antes de que se lo llevara el neonatólogo para control? (acariciarlo, tenerlo en brazos, verle el sexo, hablarle, darle el pecho, etc.)
10. Después del parto, ¿Sentiste que no habías estado a la altura de lo que se esperaba de vos (que no habías “colaborado”)?
11. Podrías decir que la experiencia de la atención en el parto ¿ te hizo sentir vulnerable, culpable o insegura?
SI LA RESPUESTA A CUALQUIERA DE ESTAS PREGUNTAS ES SÍ, FUISTE VICTIMA DE VIOLENCIA OBSTÉTRICA.”