Quebracho, santiagueño de Frías, fue a estudiar la secundaria a Córdoba y allí, desde una técnica, fue protagonista del Cordobazo. Trabajando en pequeños talleres, se integra a la Lista Marrón que encabezaba René Salamanca, en el proceso de recuperación clasista del Smata.
Quebracho, santiagueño de Frías, fue a estudiar la secundaria a Córdoba y allí, desde una técnica, fue protagonista del Cordobazo. Trabajando en pequeños talleres, se integra a la Lista Marrón que encabezaba René Salamanca, en el proceso de recuperación clasista del Smata.
Manuel Guerra se incorpora al PCR y es uno de los cuadros destacados en la fundación de la JCR. Pasa a ser su secretario de Organización, y empuja con firmeza la línea antigolpista trazada por la dirección partidaria a fines de 1974. Como parte de una delegación partidaria, viajó a la China de Mao Tsetung.
Quebracho fue uno de los organizadores de los círculos de la JCR entre los ferroviarios de Rosario, que desplegaron una intensa lucha contra el golpe de Estado, a tal punto que paralizaron las actividades del taller de Pérez el 24 de marzo de 1977. Ya en plena dictadura videlista, Guerra fue uno de los organizadores de la huelga ferroviaria en 1977.
Para ese entonces residía en Capital Federal junto a su compañera, Teresita Castrillejo, y el recién nacido Facundo. Manuel tenía 26 años al momento de su secuestro, en la esquina de Las Heras y Pueyrredón, en la Capital Federal. Su hijo Facundo, hoy dirigente del PCR en Mendoza, recordó en un homenaje que “aparece un Falcon sin patente, se resiste al arresto, grita su nombre y dice que lo llevan por antigolpista, y finalmente es secuestrado”.
Su compañera Teresita no dejó de buscarlo un día, y en esa lucha, como parte del PCR se sumó al naciente movimiento de Madres de Plaza de Mayo. Hoy, tanto la compañera de Quebracho como su hijo han sido aceptados como querellantes, con el patrocinio de Liberpueblo, en el Juzgado Federal Nº 3, donde impulsan la investigación de su secuestro, ya que Manuel fue visto por última vez en el Centro Clandestino de Detención “El Atlético”.
Sabemos que Manuel derrotó a sus enemigos de clase con el silencio, y con esta actitud ejemplar no sólo preservó a su familia y sus compañeros, sino que dio un gran ejemplo para la formación de los revolucionarios de las distintas generaciones que hoy tomamos su nombre como bandera, renovando nuestro compromiso de seguir el camino que él nos trazó en la lucha por una sociedad sin explotadores ni explotados.