Nuestra ciudad, a pesar de lo que dicen desde el gobierno nacional, el provincial y el municipal, está viviendo una grave crisis, crisis que la sufrimos todo el pueblo argentino: pero a nosotras las mujeres, nos atraviesa el cuerpo, porque lo peor que nos puede pasar a las mujeres es no poder darle de comer a nuestros hijos.
Nuestra ciudad, a pesar de lo que dicen desde el gobierno nacional, el provincial y el municipal, está viviendo una grave crisis, crisis que la sufrimos todo el pueblo argentino: pero a nosotras las mujeres, nos atraviesa el cuerpo, porque lo peor que nos puede pasar a las mujeres es no poder darle de comer a nuestros hijos.
Somos la ciudad de mayor índice de muertes y desapariciones de mujeres que no se esclarecen por la connivencia entre grupos mafiosos, policías, jueces y políticos.
Somos la ciudad con alarmantes índices de violencia familiar: se reciben 600 denuncias mensuales y por año se reciben entre 7.000 y 7.500 denuncias de violencia familiar, cifra que está por encima del promedio provincial.
Somos la ciudad con mayor índice de desocupación, solo en nuestro puerto se han perdido miles de empleos, el año pasado hubo entre 2.000 y 2.500 despidos en las fábricas de pescado.
Somos la ciudad con una enorme cantidad de trabajadoras en negro, que trabajan en condiciones deplorables que llevan a grandes problemas de salud, como les sucede a nuestras obreras del pescado, textiles y las mujeres y los niños que trabajan de sol a sol en los frutillares y en los surcos.
Las mujeres de Mar del Plata tenemos una larga historia de luchas. Hemos sido y somos protagonistas:
Contra la impunidad y por el castigo a los culpables de las casi 36 mujeres muertas y desaparecidas. Por la reapertura de la Fiscalía contra los delitos de integridad sexual. Exigimos y seguimos nuestra lucha por el inmediato desmantelamiento de las redes de trata.
Contra la violencia sexual y domestica, contra nuestra lucha junto al pueblo de Mar del Plata y los familiares de Rocío, que con su decisión y valentía hemos logrado meter preso en la cárcel de Batán a Marcelo Girat, suboficial de contrainteligencia en actividad en la Base Naval y padre de Rocío, que abusó de ella hasta los 17 años en la casa y en la propia Base Naval.
Lo de Rocío conmovió al país. Como tantas otras Rocíos de nuestro país, porque es consecuencia del agravamiento de la violencia contra las mujeres, agravamiento que tiene estrecha relación con la brutal crisis que sufrimos.
Queremos la inmediata declaración en violencia sexual y doméstica porque no aceptamos una sola víctima más de abuso sexual. Queremos que se apliquen las leyes que nos protegen y para eso hay que destinar el presupuesto necesario, en lugar de pagar una deuda externa ilegítima, fraudulenta y usuraria…
Protagonizamos también un escrache al juez Horacio Piombo, que integra el Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, y es profesor de la facultad de Derecho, cuando le bajó la pena a un violador de dos adolescentes con el argumento de que eran de sectores humildes.
Fuimos parte también en uno de nuestros barrios populares de una pueblada contra un violador de una criatura, donde decenas de madres y vecinos persiguieron y castigaron dignamente.
Con un escrache al prostíbulo La Posada, logramos que sea clausurado y hoy somos parte de la clausura de otro prostíbulo, Madhaos.
Fuimos parte del primer juicio oral y público contra la trata y logramos que se cierre el prostíbulo Dulcinea, la confiscación de sus bienes y cárcel a los proxenetas.
Junto a todo el movimiento de mujeres del país, fuimos parte de la lucha por lograr que se incorpore al Código Penal la figura del femicidio.
Y como trabajadoras, las obreras de la fábrica de pescado Solimeno, acaban de tomar la fábrica una semana, logrando las mejoras salariales que exigían.
Y las trabajadoras municipales, junto a compañeras y compañeros municipales de toda la provincia de Buenos Aires, después de 15 años de lucha, logramos torcerle el brazo al gobierno de la provincia, obligándolo a derogar la ley 11.757 –la llamada ley Duhalde- que nos había quitado conquistas laborales muy importantes.
Hemos luchado y seguimos luchando por la quita del IVA a los principales productos de la canasta familiar.
¡Sí, somos la ciudad feliz, feliz por luchar por nuestros derechos, por la unidad, por ser protagonistas y por querer recibirlas a todas en nuestra ciudad el año que viene!