Cuando esta edición de hoy esté en la calle, se estarán cumpliendo dos meses y una semana de la huelga por tiempo indefinido iniciada el 23 de mayo en las cuencas mineras del norte de España, y casi dos semanas de la “Marcha negra” de más de doscientos mineros asturianos y leoneses hacia Madrid en defensa de la minería del carbón. En estas semanas se multiplicaron los enfrentamientos con la policía, cortes de rutas y vías férreas y manifestaciones.
Cuando esta edición de hoy esté en la calle, se estarán cumpliendo dos meses y una semana de la huelga por tiempo indefinido iniciada el 23 de mayo en las cuencas mineras del norte de España, y casi dos semanas de la “Marcha negra” de más de doscientos mineros asturianos y leoneses hacia Madrid en defensa de la minería del carbón. En estas semanas se multiplicaron los enfrentamientos con la policía, cortes de rutas y vías férreas y manifestaciones.
Acompañados de familias y adherentes, los mineros protagonizan la “Marcha del carbón”, que arrancó el 22 de junio en tres columnas –de Asturias, de Castilla y León y de Aragón– y desembocará en Madrid el miércoles 11 de julio, tras haber recorrido casi 500 kilómetros. En Madrid se llevará a cabo una gran manifestación reclamando que se repongan las ayudas estatales (reducidas en más de un 60% en el Presupuesto) y la continuidad de la minería amenazada de desaparición por los “recortes” con que el gobierno español descarga la crisis sobre el pueblo.
El martes 26, miles de leoneses se echaron a la calle para recibir la columna de mineros asturianos y leoneses que el día anterior se habían unido en La Robla. El lunes a la medianoche más de tres mil personas, en su mayoría mujeres, marcharon en Bembibre portando una vela en señal de luto por la “inminente muerte de las cuencas mineras” si el gobierno no da marcha atrás en los recortes de las ayudas al carbón.
Uno de los momentos más emotivos de la marcha se vivió cuando la columna se detuvo en León junto al Edificio Botines para saludar a los seis mineros que se encuentran allí encerrados desde que se inició el conflicto. Trabajadores y asistentes cantaron el himno minero “Santa Bárbara bendita”. Además de ellos, otros ocho mineros del pozo de Santa Cruz del Sil, un pueblo leonés, se encerraron bajo tierra desde el 21 de mayo –en una superficie de 40 metros cuadrados a 3.000 metros de profundidad, durante más de 40 días– en señal de protesta por la reducción presupuestaria.
“Indignados y hasta los cojones”
El sector del carbón se encuentra en huelga indefinida desde el pasado 30 de mayo para protestar contra el recorte de las ayudas estatales. El gobierno del Partido “Popular” (conservador) sigue priorizando el “salvataje” a los banqueros y no acepta reconsiderar el recorte del 63% en las ayudas públicas al carbón. Para Rajoy, los causantes del brutal endeudamiento y déficit español son los trabajadores, y en particular los de la “ineficiente” industria del carbón. Los “populares” mantienen a rajatabla su determinación de suprimir este sector sin dar una alternativa laboral a los más de 8.000 mineros que quedarán desocupados. Lo que el gobierno antiobrero de Rajoy se niega a explicar es dónde fue a parar la parte de los Fondos Mineros que estaba destinada a la creación de industrias alternativas al carbón en las cuencas mineras después del anunciado cierre de las minas.
La actual es la tercera gran Marcha Minera. La histórica movilización de 1992 fue la primera, con el socialdemócrata Felipe González en la Moncloa, en la que participaron 500 mineros. La segunda tuvo lugar en 2010.
Delegaciones de mineros ingleses, polacos, alemanes y belgas se trasladaron a Asturias para expresar su solidaridad con la huelga. Numerosas personalidades del mundo de la cultura española han firmado un manifiesto de apoyo a la Marcha negra, entre ellas el actor Willy Toledo, el filósofo y escritor , el ex candidato a la presidencia en Francia, Olivier Besancenot; la activista y periodista y la periodista .
La minería del carbón emplea a 8.000 trabajadores directos y a 25.000 de forma indirecta. El gobierno planteó el cese definitivo de las ayudas al sector para el año 2018, y el plan consistía en reducir paulatinamente un 10% anual. Pero este año la reducción fue cinco veces mayor. El gobierno culpa a la crisis, pero para muchos mineros no sólo es un recorte salarial sino que significa quedarse sin empleo y renunciar a sus derechos. Supondría poner fin no sólo a la minería sino también a la economía de las comarcas cercanas, ya que la mayoría viven directa o indirectamente del carbón.
Con una larga tradición de lucha y con el peso histórico de haber sido vanguardia del movimiento obrero, los mineros tienen fuertes organizaciones sindicales y el apoyo de buena parte de los habitantes de las cuencas. “Creo firmemente que el trabajador que defiende sus derechos no es un terrorista como nos llaman ahora por luchar por el bienestar de nuestras familias –expresó en una carta abierta a sus compañeros el minero asturiano Juan José Fernández–. Os invito a todos a que salgáis de vuestras casas y defendáis lo vuestro. Quedándoos en casa, estáis permitiendo que poco a poco consigan meteros el hambre en vuestras vidas”.
