El Departamento del Trabajo de los Estados Unidos informó el jueves 22 de octubre, que los nuevos reclamos por seguro de desempleo subieron la semana pasada a 531.000, de 520.000 la semana anterior. El promedio de cuatro semanas, que elimina las fluctuaciones, dio 532.250, una cifra semanal que sigue siendo escandalosa aunque sea 125.000 menor que la mayor del peor momento de la presente recesión.
El número de personas que siguen recibiendo beneficios sumaba unos 6 millones. Muchos cesados reciben ahora beneficios prolongados que aprobó el Congreso ante la continuidad de la recesión, que comenzó en diciembre del 2007 y es la peor desde la década de 1930. Esas extensiones prolongaron los beneficios a 53 semanas, además de las 26 que en general conceden los Estados.
Cuando esos programas son incluidos, el número total de receptores sumaba 8,8 millones en la semana que concluyó el 3 de octubre, una merma de unos 50.000 frente a la semana anterior. La reducción se debe seguramente a que los cesados han agotado su cupo de beneficios en lugar de haber encontrado trabajo.
Desocupación y subocupación
En septiembre, la tasa del desempleo aumentó a 9,8% del 9,7%, anunció a principios de mes el Departamento, al reducir las patronales otros 263.000 puestos de trabajo. La recesión lleva eliminado un total de 7,2 millones de empleos registrados. Pero a ello hay que sumar los no registrados y los jóvenes que ingresan al mercado y no encuentran trabajo: 127.000 cada mes por el crecimiento poblacional. En total ese 9,8% de desempleo en septiembre significa que 15,5 millones de personas buscaron trabajo ese mes y no lo consiguieron.
A esa cifra hay que agregar los que trabajan menos tiempo del que quisieran (involuntariamente subempleados): 9,2 millones; y los “marginalmente empleados”: otros 2,2 millones. Lo que hace un total de 26,6 millones de trabajadores: 17% de la fuerza laboral.
En definitiva, la leve recuperación en las ganancias de los monopolios, se está logrando sobre la base de “ajustar costos”: reduciendo su personal y “apretando” sus proveedores y contratistas con lo sigue aumentando la desocupación y la superexplotación de los que mantienen sus trabajos.
