El inicio del juicio por la masacre de Once pone sobre la mesa el negociado de 22.228 millones de pesos de las empresas concesionarias de los ferrocarriles, asociadas con los jerarcas sindicales y el propio gobierno K. Dos secretarios de Trasporte están procesados, Jaime (integrante del entorno más íntimo de los K) y Schiavi. Pero los familiares de las víctimas afirman, con total razón, que esa corrupción era imposible sin la participación del ministro De Vido. Y desde la presidencia, ¿nadie vio que los trenes eran un desastre…?
A lo de Once se le sumó el destape que hizo el juez Oyarbide –clave para cerrar las causas por enriquecimiento de los Kirchner. El juez, a pedido del subsecretario de Legal y Técnica de la Presidencia Liuzzi (mano derecha de Zanini), paró un allanamiento –que él mismo había ordenado– a la financiera Propyme, supuestamente por el pedido de “coimas” del personal de la Policía Federal que hacía el allanamiento.
¿Por qué el juez “bocinó” el hecho? Será por temor a que el kirchnerismo le baje el pulgar, y es sabido que no resistiría la menor investigación.
El tema de Propyme no quedó ahí, escarbando sobre sus dueños, salió a la luz una red de “financieras” y “mesas de dinero” del mercado negro en la que se repiten los mismos nombres: Investment Bursátil, Mercado Unico, Punto Bursatil, Miraflores, Treinta y Tres, Four Suns, Pro Gambling, entre otros integrantes de la red de financieras negras K. Millones de pesos o dólares eran llevados por mochileros custodiados por policías vestidos de civil. Entre los que operaban con esas financieras está Núñez Carmona, el íntimo amigo y socio de Boudou.
Entre tantas malas noticias para la corrupción kirchnerista, hubo una buena: los “próceres” de “la nueva política” de La Cámpora, Álvarez y De Pedro, lograron apartar al juez Bonadío, que amenazaba con investigar la causa de corrupción en Fútbol para todos, que involucra al ex jefe de Gabinete, Abal Medina, y otros funcionarios.
Claro que, de la vaca de la corrupción son muchos los que maman. En Córdoba, el aparente suicidio del presidente de CBI Cordubensis, una mesa de dinero negro, destapó otra olla podrida. En esa “mesa” trabajó varios años el actual presidente del Banco de Córdoba Fabián Maidana, corazón financiero del gobierno de De la Sota. También aparecen vinculados a la “mesa” altos funcionarios del intendente de la ciudad de Córdoba, el radical Mestre. Y para que no falte nadie en una “mesa” tan abundante, el principal cliente es el empresario K Bagliotti. Se puede parafrasear un conocido refrán: cuando se junta un peronista anti K, un radical que coquetea con su partido y con Massa y un empresario K, es porque están procreando.