Hace pocos días, Vladimir Werning, director ejecutivo y jefe para Latinoamérica de JP Morgan, anunció su incorporación al gobierno de Macri, como jefe de asesores del Ministerio de Economía, que dirige su ex compañero en el mismo banco estadounidense, Alfonso Prat-Gay. Medios como Infobae “celebran” el nombramiento afirmando “La incorporación de un banquero del calibre de Werning hace que en el mundo financiero ya se hable del ‘dream team’ (equipo de los sueños) económico que tiene la Argentina”. Para que no queden dudas sobre cómo “asesorará” Werning al gobierno, el flamante funcionario declaró que hay que hacer un ajuste y que “La única opción es que se modere el consumo”.
El secretario de Comercio, Miguel Braun, frente a la estampida de precios provocada por las medidas de gobierno que agravan a límites insospechados la herencia K, ha propuesto, como “solución” un “sistema de control de precios en los supermercados “en tiempo real, vía web”. Braun escribió en Twitter “Lita de Lázzari decía ‘camine, señora, camine’. Ahora entre todos vamos a caminar y colaborar para conocer los mejores precios”.
El autor de este mal chiste es nada más ni nada menos que el sobrino de Federico Braun, presidente de los supermercados La Anónima (más importante de la Patagonia) y vicepresidente de ASU, la Asociación de Supermercados Unidos, que nuclea a las principales cadenas del sector. Miguel Braun es parte de la dinastía de los Braun Menéndez, estancieros de la Patagonia recordados por las masacres a los trabajadores en la huelga de 1921, y por el exterminio de originarios en Tierra del Fuego. El gobierno macrista sigue sumando zorros en el gallinero.