El pueblo de Israel está llevando adelante las movilizaciones más grandes de su historia. Y el gobierno de Netanyahu (primer ministro israelí) redobla la apuesta y va por más: no sólo aprobó recientemente un cambio en el sistema judicial, que le quita a la Corte Suprema el poder de revisión de las leyes aprobadas por el Congreso, sino que aprobó una ley para definir la naturaleza del Estado de Israel.
Israel es uno de los pocos países que no tiene Constitución. Tiene un conjunto de leyes que establecen los valores, principios y normas fundamentales del Estado. Y recientemente aprobó una nueva ley que establece a Israel como un “Estado-Nación judío”, que no hace mención de los valores de igualdad y democracia. Más aún, cambia el estatus de “Estado judío-democrático” que tenía hasta ahora, y elimina lo escrito (aunque nunca respetado) en 1948, de que Israel aseguraría “la completa igualdad de los derechos sociales y políticos a todos sus habitantes”. La norma expresa que Israel es el hogar histórico del pueblo judío, y declara a una Jerusalén “unida y en su totalidad” como su capital. Un paso más en la continua usurpación y ocupación de territorio palestino.
La norma también afirma que el pueblo judío “tiene un derecho exclusivo a la autodeterminación nacional” en Israel, y desestimó un artículo de una versión previa que establecía las bases para la conformación de comunidades segregadas por nacionalidad o por religión. Para defender este cambio, el fascista de Netanyahu dijo “Seguiremos garantizando los derechos civiles en la democracia de Israel, pero la mayoría también tiene derechos y la mayoría decide”. Es un atropello a las minorías árabes, que representan el 20% de la población actual en Israel. Se le quita el estado de lengua oficial al árabe, dejando sólo al hebreo.
La ley brinda un fuerte respaldo a los colonos judíos que se asentaron ilegalmente en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén, al establecer que “el Estado considera el desarrollo de asentamientos judíos como un valor nacional y actuará para estimular y promover su establecimiento y su consolidación”. Es de remarcar que estos asentamientos cuentan con un repudio del resto del mundo: el Consejo de Seguridad de la ONU condenó esta política israelí y exigió que se le pusiera fin de forma total e inmediata. Estados Unidos no usó su poder de veto a esta resolución.
La legislación fue aprobada por 62 votos a favor, 55 en contra y dos abstenciones del partido de Netanyahu. Durante el debate se dieron de baja artículos que creaban comunidades exclusivamente judías. Durante el debate, el pueblo israelí se manifestó frente al Congreso.
No podemos cerrar la nota sin dejar de mencionar la terrible escalada de brutalidad, masacre y violencia que ejerce Israel sobre pueblo palestino. Además de consolidar leyes que los trata como “ciudadanos de segunda”, Israel continúa con la masacre y asesinato de ciudadanos palestinos. Hace un mes el ejército israelí realizó la redada más grande de la historia, matando a 12 palestinos en el campamento de Yenin en tierra palestina (Cisjordania). La semana pasada volvieron a matar a 3 palestinos en la entrada a dicho campamento, argumentando una operación de seguridad nacional.
Israel también incentiva la violencia de los colonos judíos, ocupantes ilegales de tierras palestinas: colonos armados entraron en una aldea palestina y asesinaron a un adolescente de 19 años. En respuesta, un palestino armado disparó y mató a un guardia de seguridad israelí en el centro de Tel Aviv. Guardias del centro mataron luego al ciudadano palestino.
La ola de violencia no para de crecer. El nuevo gobierno de Israel, de línea dura, tiene un gran componente de líderes colonos ultranacionalistas de Cisjordania, más aliados.
Cada vez más israelíes expresan que su presencia en el gobierno sólo empeora la situación. Y se quejan del autoritarismo y control que quiere obtener el gobierno con la reforma judicial. Al momento del cierre de esta nota, se conocían movilizaciones en 150 localidades de Israel durante la semana pasada. En Tel Aviv, los medios locales reconocían más de 100 mil manifestantes. Estas manifestaciones llevan 31 semanas realizándose en contra del intento de reforma judicial, y crecieron en número después de los embates parlamentarios de Netanyahu. La reforma judicial encontró rechazo hasta en el Ejército israelí: varios reservistas o voluntarios como los integrantes de un escuadrón de élite de la fuerza aérea mostraron públicamente su descontento, afirmando que no concurrirían a las fuerzas de ser solicitados.
Escribe Rodrigo Cruz
Hoy N° 1974 16/08/2023