Ante el fracaso de los secretarios Kicillof y Moreno de conseguir el adelanto de algunos dólares de los monopolios imperialistas para atemperar la sangría de reservas en el Banco Central (ver aparte), la presidenta Cristina Fernández encomendó, antes de su internación, al ministro Lorenzino adelantar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en Washington.
Ante el fracaso de los secretarios Kicillof y Moreno de conseguir el adelanto de algunos dólares de los monopolios imperialistas para atemperar la sangría de reservas en el Banco Central (ver aparte), la presidenta Cristina Fernández encomendó, antes de su internación, al ministro Lorenzino adelantar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial en Washington.
Con el FMI apresurar un acuerdo por el nuevo Indice de Precios al Consumidor (IPC), y con el Banco Mundial destrabar los acuerdos de créditos futuros, a partir de llegar un acuerdo por las deudas pendientes con fallo firme del Ciadi, por 500 millones de dólares.
El anuncio estaba preparado para el jueves 10 de octubre, con una teleconferencia desde la Casa Rosada, con Cristina Fernández aquí y Lorenzino en Washington. Pero la internación de Cristina había cambiado el escenario. La teleconferencia tendría que realizarse con Amado Boudou.
Finalmente, la misma fue “suspendida” por un “problema de satélite”. En verdad la orden había llegado del secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y del viceministro de Economía, Axel Kicillof, que invocaron directivas de Máximo Kirchner que transmitió desde la Fundación Favaloro, donde estaba con su madre, recién operada.
El acto en principio quedó para esta semana, pero con la sola presencia de Lorenzino y poniendo el centro en el “logro” del acuerdo con el Banco Mundial, secundarizando lo que fue su condición: el acuerdo con el Ciadi para pagar 500 millones de dólares a cinco empresas por demandas contra el Estado argentino. Por dicho acuerdo, Azurix, Blue Ridge, Vivendi, National Grid y Continental Casualty Company recibirán bonos, con una quita del 25% y utilizando el 10%, 67 millones, en la compra de bonos Baade, que tanto les cuesta colocar a Moreno y Kicillof.
Para después de las elecciones quedaría el acuerdo con el FMI por el nuevo IPC, que podría abrir paso a un nuevo intento de negociar con el Club de París un plan de pago en cuotas de la deuda que reclama por 9.000 millones de dólares, acumulando intereses (incluyendo moratorios y punitorios) desde la dictadura, que nunca fue repudiada tampoco por este gobierno, como se tiene que hacer con toda la deuda heredada de la dictadura, que no es deuda “de todos los argentinos”, como dijo la Presidenta para alegría de los usureros imperialistas.
Seguramente, Cristina Fernández cree que de esta manera, la Corte Suprema de los Estados Unidos ayudará a dilatar y lograr una salida negociada al pago de los 1.300 millones de dólares, fallados por el juez Griesa a favor de los “fondos buitre”. Claro que, si insiste en que sigamos siendo “pagadores seriales”, no habrá reservas que alcancen.