Miguel fue secuestrado el 1 de septiembre de 1976 en su ciudad natal, Escobar. Había desarrollado un intenso trabajo en la organización de los jóvenes, tanto en el colegio secundario donde iniciara su militancia, en las barriadas de Escobar, como en los principales centros industriales como la Ford, donde ingresó a trabajar y de donde fue despedido poco antes de su secuestro.
Miguel era muy querido en Escobar, donde se destacó por su rebeldía desde el secundario. También entre los isleros del Paraná de las Palmas, de donde eran sus abuelos. Era un gran propagandista, un gran organizador. Y trabajó para que esos jóvenes, muchos de los cuales cartoneaban, como se decía en aquella época: cirujeaban, entraran en la fábrica. Porque había visto el poder del movimiento obrero para llevar adelante las grandes tareas, las grandes luchas que requiere el pueblo, que requiere la patria, para solucionar sus problemas.
Miguel Magnarelli fue uno de los puntales de la defensa de la línea antigolpista de nuestro Partido, y posteriormente peleó la organización de los jóvenes contra la dictadura. Miguel había conocido la China de Mao Tsetung, lo que lo fortaleció en el marxismo-leninismo-maoísmo y en su encendida difusión de la necesidad y posibilidad de una revolución en nuestro país.
“Cuando Miguel logró entrar después de varios intentos a la Ford –recordaba Ricardo Fierro en un homenaje–, lo primero que hizo fue organizar un comité antigolpista, con jóvenes clasistas y jóvenes peronistas, que trabajaron para difundir las cartas de René Salamanca, el gran dirigente de los mecánicos de Córdoba, que llamaba a luchar contra los golpistas, que advertía a la clase obrera y el pueblo sobre lo que se nos venía. Fue un debate difícil, donde los que como Miguel luchamos contra el golpe fuimos minoría”.
Al momento de su secuestro, Miguel llevaba poco tiempo de casado, y su compañera esperaba un hijo que no llegó a conocer.
La lucha por el juicio y castigo a los culpables sigue, con toda la fuerza que le da el pueblo, 43 años después. Por eso fuimos parte del escrache a Luis Patti, el exintendente de Escobar que en sus épocas de oficial de policía fue parte de los que le hicieron la “zona liberada” a las tropas que mandó Riveros para el secuestro de Miguel, para que cumpla su condena en la cárcel. Por eso reclamamos que avance la elevación a juicio de varias causas, entre ellas la de Miguel, que involucran al genocida Riveros, quien tuvo a cargo el Centro de Detención que funcionara en Campo de Mayo, y a Patti.
A 43 años del secuestro de Miguel Magnarelli, los que lo conocieron, y las nuevas generaciones de jóvenes clasistas y revolucionarios, mantenemos en alto los ideales por los que luchó, hoy enfrentando la nefasta política del gobierno de Macri, y reafirmando nuestro compromiso de que los culpables de su secuestro y el de los 30.000 desaparecidos paguen por sus crímenes contra el pueblo.
Hoy N° 1780 28/08/2019