El 20 de mayo comenzó a regir un alto el fuego en la Franja de Gaza, tras 11 días de bombardeos por parte del Estado fascista de Israel. El pueblo palestino, como lo viene haciendo desde hace años, volvió a ejercer su legítimo derecho a la defensa, frente a una potencia ocupante. Esta firmeza ayudó a que creciera la presión internacional sobre el gobierno israelí.
La comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, presidida por la chilena Michelle Bachelet, aprobó el 27 de mayo abrir una investigación contra el Estado de Israel por crímenes de guerra cometidos en sus recientes bombardeos en Gaza, donde murieron 243 personas, casi la mitad de ellos mujeres y niños. En Israel murieron 12 personas, incluidos 2 niños.
Votaron a favor 24 países, 9 en contra y 14 se abstuvieron de los 47 que integran la comisión de DDHH, incluido el voto a favor del gobierno argentino. Es un hecho importante, que se diferencia de la postura del Consejo de Seguridad, presidido por las potencias imperialistas, donde EEUU veta sistemáticamente cualquier resolución de condena a Israel. Además la comisión investigará las denuncias por represión y discriminación sistemática (apartheid) contra los palestinos, no sólo en Gaza y los territorios ocupados sino dentro de Israel.
El todavía primer ministro israelí Benjamín Netanyahu criticó la decisión como vergonzosa y “anti israelí”, mientras la cancillería israelí citó a los embajadores de los países que votaron en contra para manifestarles que consideraba “inaceptable” la resolución de la ONU. La postura del gobierno argentino fue correcta durante la votación y luego fue ratificada por Alberto Fernández en una reunión con las organizaciones judías en Argentina.
En EEUU el gobierno de Biden, si bien defendió el “derecho de autodefensa” de Israel frente a Hamas, a la que califica de organización terrorista apoyada por Irán, finalmente presionó al gobierno de Netanyahu para acordar un cese del fuego. En su viaje a la ciudad de Michigan, Biden fue recibido por una protesta de más de mil árabes norteamericanos y se reunió con la diputada demócrata de izquierda Rashida Tlaib, de origen palestino.
Este hecho significa un cambio en política exterior respecto del anterior gobierno del fascista Donald Trump de apoyo incondicional a Israel, si bien mantiene la posición de principal aliado y socio militar. Casi 40 senadores demócratas habían presentado un proyecto en el Congreso de EEUU llamando a un “alto el fuego” entre las partes y un grupo de diputados y senadores demócratas exigieron que el gobierno estadounidense suspenda una venta de armas a Israel por 735 millones de dólares.
Al mismo tiempo, se produjeron manifestaciones masivas en distintos países de Europa. En París fueron reprimidas y en Londres, aproximadamente 200.000 personas se convocaron en una de las mayores manifestaciones de la historia en solidaridad con Palestina, bajo las consignas “Paren la Guerra” y “Libertad a Palestina” y condenaron el apoyo del gobierno británico de Boris Johnson a los bombardeos en Gaza.
Al cierre de esta nota (4/6) se producía una alianza en el parlamento israelí que desplazaba al fascista Netanyahu y su partido Likud como primer ministro después de 12 años, en una coalición que incluye tanto partidos de nacionalistas de derecha como fuerzas de centroizquierda y un pequeño partido de palestinos israelíes llamado Lista Árabe Unida.
Hoy N° 1867 09/06/2021