En ella reúne retratos de mujeres pertenecientes a culturas y pueblos nativos de distintos países y continentes. El subtítulo “Arte y compromiso” refiere al sentido de la muestra al tiempo que condensa las características de la labor que la artista viene desarrollando desde hace mucho tiempo en relación con comunidades campesinas y trabajadores urbanos.
En ella reúne retratos de mujeres pertenecientes a culturas y pueblos nativos de distintos países y continentes. El subtítulo “Arte y compromiso” refiere al sentido de la muestra al tiempo que condensa las características de la labor que la artista viene desarrollando desde hace mucho tiempo en relación con comunidades campesinas y trabajadores urbanos.
Son recordadas sus series pictóricas sobre campesinos originarios del Norte argentino –con los que se relacionó durante su participación en el Movimiento de Reconstrucción y Desarrollo de la Cultura Nacional, un movimiento de resistencia cultural a la dictadura militar en los años 80– y sobre los obreros portuarios de Buenos Aires en los años 90.
En 1997 se radicó en Estados Unidos donde conoció y retrató a pueblos ancestrales despojados de sus tierras –como el pueblo Navajo-, así como a trabajadores migrantes latinoamericanos y africanos. Desde allí tuvo la oportunidad de viajar también a Haití, a comunidades mayas en México y a las de los Sami (lapones) en Escandinavia.
En Argentina, durante los años 2004-2005, realizó asimismo una investigación en asentamientos qom: “ellos –recuerda– me contaron su vida, su historia verdadera y sus injustas condiciones de vida”.
Mujeres originarias incluye obras pertenecientes a estas distintas series temáticas, que con sensible expresividad y colorido expresan con fidelidad las particulares idiosincrasias de cada pueblo, sus tradiciones culturales, y el sufrido protagonismo de sus mujeres reflejado en rostros curtidos por la historia, en cuyas miradas puede hallarse también regocijo, orgullo y determinación. Sus retratos detallistas –muchos de ellos, primeros y primerísimos planos– se acercan al modelo como en un intento de sumergirse en su interior. Pérez Celis había señalado al respecto: “Ana Candioti se instala en el ámbito del realismo, lejos del naturalismo como una mera ilustración, en sus retratos asume el riesgo de encontrar su propia voz a través de su propio espíritu, forjando y volcando en los mismos el carácter y la expresión del retratado”.
Obras de Ana Candioti integran las colecciones de destacados museos del mundo y se han expuesto en una treintena de muestras individuales y otras tantas colectivas. Esta que comentamos, cuya curaduría estuvo a cargo de Irene Jaievsky, se inauguró el 7 de agosto con numerosa concurrencia y puede verse hasta el 5 de setiembre en el Museo de la Mujer, Pasaje Dr. R. Rivarola 147, CABA, de martes a sábados de 15 a 20 hs. El 21 de agosto a las 19 hs. habrá una charla abierta con la artista e invitados, y el día de cierre otra charla con la revista La Marea.