El 28 de junio de 2016, con una jornada nacional de lucha, fue el lanzamiento del movimiento Ni Un Pibe Menos Por La Droga, que puso en agenda un tema del que pocos quieren hablar: en Argentina crece el consumo, y esto se lleva puesto la vida de los pibes y las pibas. Frente a esto nos organizamos, peleando otra salida, y peleando que cada joven de cada lugar sea protagonista de la lucha y de la política.
Las iniciativas como marchas, campeonatos de fútbol, festivales culturales, escuelitas deportivas, capacitación en oficios, talleres deportivos, recreativos y culturales, promotores territoriales; fueron algunas de las formas en que nos fuimos organizando. Integrando éstas a las iniciativas por lugar y específicas, como es el trabajo con los jóvenes campesinos que integran la FNC.
Se fortaleció el reagrupamiento con sectores sociales, políticos y religiosos. Los curas villeros, encabezado por el padre Pepe di Paola, Hogares de Cris¬to y Cáritas (iglesia católica, vinculados al Papa Francisco), Casa Pueblo (Movimiento Evita), Vientos de Libertad (MTE), Puentes (Nuestra América -ex Dignidad-), entre otros.
Pero también donde lo tomamos con amplitud, nos ha abierto fuertes lazos y vínculos, con las escuelas de los barrios, con las vecinales, los centros de salud, clubes barriales (como la experiencia de Villa Argüello en Berisso o los más de 50 clubes barriales de la Matanza que integran el movimiento, o las escuelitas deportivas en Corrientes), murgas, artistas, profesionales, hospitales, etc.
Esta vinculación con distintos sectores de las masas, con aliados políticos y sociales y el crecimiento del movimiento, es un gran acierto histórico y político, que nos pone en otro lugar desde el punto de vista de la disputa por la dirección política de las masas juveniles.
Nuestro objetivo es ser vanguardia en tomar la lucha contra la droga y con¬vertirlo en una herramienta de organización para que la masa tome en sus manos el problema de las drogas. Vamos generando espacios e instrumentos, y un movimiento de masas de lucha contra la droga, con centro en la organización y en la prevención, para darle pelea a la realidad que se vive en cada barrio, donde todos sean protagonistas de la lucha por transformar la realidad. En todo el país crece y se multiplica el movimiento Ni Un Pibe Menos Por La Droga, que pone de pie a una juventud que no se resigna y reclama otra salida de la mano del trabajo, la cultura y el deporte.
Ni Un Pibe Menos Por La Droga tiene una importancia estratégica respecto a la lucha por la revolución, ya que ésta sería imposible sin que esos millones de pibas y pibes que son “descartables” para las clases dominantes luchen, se organicen y sean protagonistas de la lucha por otro futuro. Si bien está en curso, vamos dando pasos importantes en que esa masa de pibes y pibas tomen en sus manos la lucha contra la droga y por otro futuro, y desde ahí se adueñen de la JCR y vayan avanzando en la lucha por conquistar el poder político.
Hoy N° 1974 16/08/2023