1. El Encuentro: gran triunfo
Córdoba vivió un extraordinario Encuentro Nacional de Mujeres. Más de 25.000 llegaron desde todo el país con enorme esfuerzo, con una amplia expresión de sectores populares. Fue masivo y muy discutido, con un amplio intercambio de experiencias de sus luchas por los reclamos que brotan de su milenaria doble opresión, hoy agravada por la política kirchnerista. Derrotaron los intentos de dividirlas, que le hacen el juego a la derecha de la iglesia y al kirchnerismo. Las mujeres, que están a la cabeza de las grandes luchas, hicieron su Encuentro.
Es un ejemplo inigualado y uno de los hechos políticos más trascendentes de este año.
2. Pelean por ser gerentes
La campaña electoral entró en la recta final, fría, aburrida. La atención está puesta en los precios de las verduras, la hazaña de los Pumas, o el triunfo de la selección ante Chile.
El kirchnerismo taponó con el “IndeK” el debate sobre la inflación y sus consecuencias: la hambruna de muchos, la pobreza de muchos más, el desempleo, los salarios en negro… Y escondió a su candidata CK lejos de las preguntas indiscretas…
Las derrotas en Misiones y Santa Fe, el estallido de Santa Cruz y el fraude en Córdoba, desgastaron las expectativas en un kirchnerismo “de centro izquierda”. Los K se atrincheraron en la defensa de “su balance”, aprovechando estos años de viento a favor de la economía mundial que facilitó la salida de la crisis. Ahora, apelan al voto de los que salieron del séptimo infierno de la desesperación, y les advierten contra la impotencia de sus opositores dentro del sistema.
El “grupo K”
Los K sorprendieron a sus rivales, y a muchos de sus socios, con su estilo provocador. Son un grupo de burguesía intermediaria (intermediaria de monopolios y países imperialistas) extremadamente voraz. En 1999, se estimaba que tenían un capital del orden de los 500 millones de dólares: más de 40 inmuebles y terrenos; inversiones en turismo y pesca; con el manejo de los fondos de Santa Cruz monopolizaron las obras públicas con testaferros como Lázaro Báez, privatizaron el Banco de Santa Cruz a manos de su testaferro Enrique Eskenazi, manejan el juego (lavado de dinero) asociados con Cristóbal López, y negocios turbios con Rudy Ulloa.
El manejo del Estado nacional les permitió dar un salto. Lázaro Báez se quedó con las 15 nuevas áreas petroleras en la provincia. Eskenazi sumó los bancos de Santa Fe (enormes negocios con tierras) San Juan y Entre Ríos, y ahora negocia con Repsol la compra del 25% de YPF. Sus empresas constructoras son las mimadas en las licitaciones de obras públicas en todo el país. Se asociaron con Mindlin (energía), Eurnekian y otros grupos.
Kirchner definió así su línea: alianza con China, en segundo lugar con Europa, y en tercer lugar el Mercosur. Su “alianza” con China no es porque él sea “un hombre de los chinos”, para eso tiene, en su grupo íntimo, a Zanini. Sino que es la política que le permitió establecer una relación estructural con los terratenientes y monopolios del complejo sojero, como se ve en las zalamerías de CK con Urquía, el dueño de la Aceitera General Deheza, a quién impulsó como gobernador de Córdoba y fracasó.
Es esa condición de nuevo grupo de burguesía intermediaria la que empuja a Kirchner a abrirse camino a los empujones, con mucha corrupción y usando “las cajas” del Estado, para desplazar a otros grupos “tradicionales”.
Oficialistas y “opositores”
El discurso K, sus alianzas y el monopolio de las “cajas” del país, no enamoran, pero le abrieron a los K la posibilidad de orquestar un frente ampliado con boletas “colectoras” con el que confían en alzarse con el 50% de los votos. No han podido construir un partido, pero el cambalache que lideran es, hoy por hoy, lo más “serio” que puede ofrecer el sistema.
Además, tiene a su favor que sus rivales dentro del sistema lo atacan desde el centroderecha: su relación con Chávez, proponen “enfriar” la economía y proclaman “la reconciliación” con el pasado dictatorial.
Enfrentando la impunidad que se expresa en la línea “reconciliadora”, el pueblo conquistó con su lucha democrática la condena del cura genocida Von Wernich. Fue notable la “frialdad” frente a semejante hecho, de las cofradías “opositoras”. Y Adolfo Pérez Esquivel, en declaraciones al diario italiano Corriere della Sera, recordó la complicidad de la cúpula de la iglesia católica y del Vaticano con la dictadura. Por el contrario, hubo sectores de la iglesia como el que expresaron el cura Mugica y los obispos Angelelli, De Nevares, Hesayne y otros, que enfrentaron a la dictadura.
Por otra parte, si Carrió gana su ministro de Economía sería Prat Gay (de una familia de la oligarquía azucarera, ex Citibank, ex JP Morgan); el de Lavagna, González Fraga (presidente del Banco Central con Menem); y el de Rodríguez Saá, Alieto Guadagni (presidente del Banco Provincia de Buenos Aires cuando lo vació Duhalde).
La gobernabilidad
Golpeado por los cachetazos, desde el de Misiones hasta el fraude en Córdoba, el kirchnerismo reaccionó ampliando sus alianzas. Puso un ministro de Economía de la Unión Industrial Argentina, fue a los actos de los monopolios Techint y Aluar, y CK habló ante la poderosa Asociación de Empresarios Argentinos. Afuera del país los Kirchner coquetearon con el gobierno y los monopolios alemanes, con los demócratas yanquis y los monopolios de ese país del Consejo de las Américas, y le regalaron la mayor reserva petrolera del país a Pan American, empresa inglesa y rusa. Con este juego de alianzas debilitó a la oposición como opción para un recambio electoral. Pero no solo esto.
El kirchnerismo (y también la oposición) sabe que lo que se viene, en el mundo y en la Argentina, es mucho más duro que lo que se vivió.
Los temblores financieros en las capitales imperialistas mostraron los cambios de vientos en la economía mundial. Además, en Irak “Estados Unidos vive una pesadilla sin un final a la vista”, confesó el general Ricardo Sánchez, ex jefe yanqui de la coalición invasora (La Nación, 14/10). Ante el fantasma de una crisis económica que se sume a la derrota en Irak, los yanquis y otros imperialismos tratan de huir hacia adelante con un ataque a Irán, al que el kirchnerismo amaga sumarse. Es en este mundo más duro y difícil en el que el kirchnerismo deberá resolver las “costillas flacas” del “modelo K”: inflación, crisis energética, deuda social, etc.
CK se ofrece como la mejor opción del sistema para afrontar la “gobernabilidad” en un período de tormentas económicas, sociales y políticas. Así lo piensan sus “amigos”. Y también otros que no son amigos y consideran que esas tormentas “se la van a llevar puesta”, y la bautizaron “Cristina De la Rúa”. Algunos de estos sectores pusieron huevos en la canasta oficial y perfilan figuras de recambio para un futuro no tan lejano: el 2008 o el 2009. Y consideran que “borocotizar” no es comprar, sino alquilar: se sigue al que tiene el poder y “las cajas”.
Con la Capital Federal en manos de Macri, la mala relación de Kirchner con De la Sota y la derrota en Santa Fe, Scioli pasó a ser una figura clave. Del motonauta se recuerda que fue fiel a… Menem, a Duhalde, a Kirchner…
3. Ningún cambio de fondo
Estas elecciones son para votar a un gerente, no a un presidente. Ninguno de los que pueden llegar propone algún cambio de fondo: no hablan de salarios de acuerdo a la canasta familiar, ni de la tierra, ni de recuperar el patrimonio nacional. Ningún voto a ellos es útil.
Con el kirchnerismo, lo que podía gotear para abajo aprovechando el viento a favor de la economía mundial, ya fue. Lo que se viene es lo que asomó en los últimos meses: inflación, crisis energética, corrupción, patotas, fraude, etc. Es la liquidación de los planes sociales, voltear las expropiaciones de las recuperadas, pacto social que ponga techo a los salarios, ajuste para pagar más deuda externa, al Club de París, y habrá que ver qué exigencias aparecen en las reuniones del ministro de Economía con el nuevo jefe del FMI y el presidente del Banco Mundial.
Los rivales del kirchnerismo dentro del sistema apuestan a su desgaste, y llegan atados a los grupos de poder que forcejean o disputan con los grupos de poder amigos del kirchnerismo.
Las “alternativas” testimoniales de la izquierda que busca una diputación o concejalía, suman división en el pueblo, facilitan una falsa apariencia de legitimidad de los comicios, y no ofrecen un camino al pueblo para enfrentar a fondo al kirchnerismo y para terciar en la crisis política que madura hacia el 2008 y el 2009.
4. Luces de “peligro”
A días de las elecciones siguen las luchas como la del puerto de Mar del Plata, en Santa Cruz los rurales, los desocupados y la construcción, estatales y docentes en varias provincias, con el triunfo de los de Santa Cruz. El nuevo triunfo del clasismo en la comisión interna de Terrabusi-Kraft muestra la voluntad que viene de abajo de recuperar las organizaciones obreras. El festival en Plaza de Mayo y los numerosos actos de homenaje al Che, la movilizaciòn de los estudiantes secundarios en todo el país, muestran el proceso de izquierdización del estudiantado, que se refleja en las luchas que van colocando el presupuesto como eje de los reclamos estudiantiles.
Si se quiere pelear el presente y abrir un camino hacia el futuro, el único voto útil es el blanco, nulo o la abstención. Los medios de comunicación del sistema juegan a favor de sus candidatos. Los movimientos sociales y las fuerzas políticas que lo impulsamos, a pulmón, y con la ayuda de periodistas y medios con actitud democrática, hemos logrado romper parcialmente el muro de silencio en una cantidad importante de fábricas, barrios, pueblos, aulas, y en algunas ciudades y provincias. Han tenido que hablar del crecimiento de la intención de no votar, de indecisos, y del voto en blanco o nulo.
Entramos en la recta final. El esfuerzo final. La pelea para que varios millones de argentinos se unan en el voto en blanco, nulo y la abstención. Para que esos votos se identifiquen con la protesta obrera y popular, con la lucha patriótica y democrática. Para que los que impulsamos ese voto sumemos fuerzas en el acto unitario convocado para el 24, en Plaza Lorea de la Capital Federal, mostrando que hay una voluntad organizada dispuesta a ser el núcleo de un reagrupamiento que luche para hacer realidad las banderas del 2001. Para crear las condiciones, como en octubre del 2001 cuando millones de argentinos castigaron con el voto bronca, para avanzar por el camino del Argentinazo, conquistando un gobierno que garantice pan, trabajo, educación, salud, techo, tierra, libertad e independencia nacional.