En la noche del 5 de abril, el presidente de Ecuador Daniel Noboa ordenó un asalto a la sede de la embajada mexicana en Quito para secuestrar al exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, que se encontraba refugiado en la sede diplomática de México y vio aprobada un día antes su petición de asilo.
Esta medida provocó la justa reacción del gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador, de romper relaciones con Ecuador, y desató una tormenta en América latina y en todo el mundo.
La medida de Noboa se hizo con el argumento de que Glass, quien fuera vicepresidente en tiempos de Correa, tenía sentencia en un juicio por corrupción, lo que supuestamente lo inhabilitaba para el asilo político.
En realidad, hay que inscribir esta medida, repudiada por casi todos los países y los organismos internacionales como la ONU, la OEA, la Unión Europea, en la creciente disputa entre las potencias imperialistas en América Latina.
El gobierno de Noboa, heredero de la empresa bananera más importante de Ecuador, viene realizando un alineamiento estrecho con los Estados Unidos, potencia que ha incrementado su presencia en la región.
La misma generala Richardson ante la cual se arrastró hace pocos días Milei, estuvo en Ecuador en enero firmando convenios con las fuerzas armadas ecuatorianas. Comparten con Noboa también el enfrentamiento con el expresidente Correa, quien durante su gobierno abrió la puerta a la entrada de capitales imperialistas chinos en distintas áreas.
Noboa pretende utilizar también internamente esta barbaridad violatoria de las relaciones diplomáticas entre países hermanos, en función de sus intereses de cara a la consulta popular del próximo 21 de abril.
El gobierno propone una cantidad de modificaciones a la Constitución, entre ellas la “participación” de militares en el combate a la delincuencia y al narcotráfico, el aumento de penas al crimen organizado, permitir la extradición de ecuatorianos, reconocer el arbitraje internacional en controversias comerciales y permitir el trabajo por horas.
“A Noboa y su círculo, nada importa la situación en la que han puesto al país, su preocupación se centra en el riesgo de perder en la consulta popular del 21 de abril, dado que en las últimas semanas se ha producido una disminución de su popularidad y un crecimiento del porcentaje de ecuatorianos que estaría inclinado a votar NO. Un resultado de esta naturaleza sería ‘mortal’ para las pretensiones reeleccionistas del actual Presidente, de ahí que hayan optado por una acción efectista que busca elevar su imagen a lo interno, aunque a nivel internacional, Ecuador caiga a lo más bajo”, dice el semanario En Marcha, del Partido Comunista Marxista Leninista de Ecuador.
Hoy N° 2006 17/04/2024
