El imperialismo yanqui ha montado un gigantesco show para la asunción de Obama, en el que gastará 150 millones de dólares. Esa suma se agrega a los más de 1.000 millones que costó la campaña electoral del nuevo presidente.
Acosada por una crisis brutal y empantanada en dos guerras, la gran burguesía yanqui ha desplegado todo el poder cinematográfico y televisivo, desde Hollywood a las cadenas de TV tipo CNN, para sembrar expectativas en una figura “salvadora” que viene a sacar a Estados Unidos del pantano económico y estratégico en el que los sumió el ultraderechista de Bush.
Pero el nuevo gabinete ministerial de Obama es una muestra de que los presidentes son simples gerentes de esa gran burguesía imperialista, con matices de acuerdo a sus intereses, pero todos devotos fanáticos de la defensa incondicional de la supremacía yanqui.
Y más fanáticos ahora, cuando los acosa la crisis y el empantanamiento bélico. Solo el apoyo de Bush y el silencio cómplice de Obama, pueden explicar el infame genocidio del Estado sionista fascista de Israel contra el pueblo palestino de Gaza. La prueba de esa “transa” entre Bush y Obama se desnuda con que seguirá en funciones el mismo jefe del Pentágono, Robert Gates (ex director de la CIA). Obama ni siquiera cubre la vergüenza, ya que la CIA y el Pentágono acaban de reconocer que torturaban a árabes en sus campos de concentración como Guantánamo, y el nuevo jefe del poderoso Consejo de Seguridad Nacional será el general James Jones, al que Condoleezza Rice (la jefa de la “diplomacia” de Bush) usaba para hacer maldades en Medio Oriente.
Como si esto fuera poco, el jefe de gabinete será Rahm Emanuel, ex oficial del Ejército de Israel, que junto con otro hombre fuerte del nuevo gobierno, David Axelrod, militan en la derecha sionista fascista. La nueva secretaria del Departamento de Estado (“ministerio colonial” como se lo llamaba con más propiedad), Hillary Clinton, votó a favor de la guerra con Irak (de la que Bush debió reconocer que usó mentiras para justificarla), y tiene como blanco a Irán.
Tampoco hay cambios en quién manejará la política hacia América Latina: seguirá Thomas Shannon, el mismo que estaba con Bush, secundado por personajes como Greg Craig, que defendió al ex presidente de Bolivia, Sánchez de Losada, que fue barrido por las rebeliones del pueblo boliviano, contra las que desató una infame represión que dejó decenas de muertos.
En ese contexto, es positivo el viaje de Cristina Kirchner a Cuba. Como dijo Hugo Chávez: “Creo que Obama viene con la misma miasma”, y Evo Morales reclamó no caer en ilusiones con Obama y afirmar “un fuerte bloque” latinoamericano, frente a la política de “patio trasero” yanqui.
02 de October de 2010